El Nuevo Herald
1 de agosto de 1999

A Carlos Andrés Pérez esta vez le toca perder

RICHARD BRAND / Associated Press
CARACAS

Hace años las mujeres se desmayaban en sus mítines políticos. Hoy las
paredes de su oficina están tapizadas con fotografías en las que se le ve
acompañado por George Bush, Jimmy Carter, el ayatola Jomeini, Fidel Castro y
el príncipe Carlos, entre otros líderes mundiales. Aquéllos eran los días de gloria
del ahora ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez.

Pero ya esos días pasaron.

La carrera política de Pérez, uno de los políticos más carismáticos e influyentes
de América Latina, se encuentra entorpecida y probablemente ha llegado a su
fin.

El pasado domingo, Pérez, destituido de la presidencia por corrupción en 1993,
no logró recaudar suficientes votos para ocupar un escaño en la Asamblea
Constituyente, convocada para escribir una nueva constitución.

El ex mandatario esperaba ganar uno de los dos escaños en disputa por su
estado natal de Táchira, donde creía que aún disfrutaba de apoyo popular. Tan
sólo en noviembre obtuvo un escaño como senador de Táchira en elecciones
legislativas.

Pero ahora es presidente Hugo Chávez, un carismático ex militar que encabezó
un fallido golpe de estado en contra de Pérez en 1992 y cuyo apoyo popular es
tan amplio que incluso superó al del ex mandatario en su propio estado natal.

Pérez, de 76 años, quien había logrado un modesto relanzamiento político tras
ser destituido de la presidencia, admitió recientemente que la derrota en la
Asamblea Constituyente le fue dolorosa.

``Es realmente algo que no acabo de entender'', dijo en una entrevista. ``Todos
los tachirenses, de todos los partidos y todas las tendencias, daban por segura
mi victoria''.

Algunos analistas califican la derrota como el fin de la carrera de un político
célebre por su capacidad de volver una y otra vez a la arena pública.

Pérez ``siempre ha sido un hombre de pelea, de batalla, de lucha y todavía está
vigoroso'', dice el historiador Guillermo Morón. Pero la derrota en su estado natal
``significa que Pérez ya no tiene fuerza en el pueblo. El no puede organizar un
movimiento popular''.

No siempre fue así.

Pérez logró la presidencia por primera vez en 1974, justo cuando Venezuela --el
tercer mayor productor de crudo del mundo-- disfrutaba de un auge petrolero que
la convirtió en la nación más rica de América Latina.

En 1989, los venezolanos, nostálgicos por la prosperidad de su primer mandato,
volvieron a elegirlo presidente.

En esos años se autoproclamó como el líder de las democracias de América
Latina, ayudó a promover financiera y políticamente las negociaciones de los
acuerdos de paz en Centroamérica en la década de los años 80 y envió un avión
de la fuerza aérea venezolana a rescatar al derrocado presidente haitiano Jean
Bertrand Aristide en 1991.

Pero su segundo gobierno fue estropeado por una economía en ruinas, dos
intentos de golpe y una revuelta popular en la que las fuerzas de seguridad
mataron a centenares de personas.

Pérez se convirtió en un símbolo de corrupción en un país donde los sobornos y
comisiones son el pan de todos los días. En 1993 fue enjuiciado por cargos de
corrupción, acusaciones que todavía insiste eran infundadas.

Destituido, Pérez cumplió 28 meses de detención bajo arresto domiciliario y fue
dejado en libertad en septiembre de 1996, pero fue arrestado nuevamente en
1998 por otros cargos. Siempre sostuvo que las acusaciones no eran más que
maniobras de sus adversarios políticos.

Finalmente ganó un escaño senatorial por Táchira y logró la libertad por la
inmunidad parlamentaria de la que gozan los legisladores.

A pesar de la derrota de la semana pasada, Pérez insiste en que su carrera
política no ha terminado. Planea sumarse a un ``movimiento de resistencia''
contra Chávez, a quien acusa de estar propiciando el establecimiento de una
dictadura en Venezuela, una de las democracias más antiguas de América
Latina.

Pérez afirma que los venezolanos incluso podrían apoyarlo nuevamente cuando
Chávez no pueda cumplir sus promesas de reducir la pobreza y la corrupción.

``Ahora el presidente Chávez no puede ofrecer ningún pretexto para realizar su
programa y dar bienestar a los venezolanos'', declara. ``Se van a enfrentar a la
dramática realidad que nada ha cambiado''.