El Nuevo Herald
October 4, 1998
 
Arrestan dos espías cubanos en Venezuela

 PABLO ALFONSO
 El Nuevo Herald

 Fidel Castro parece dispuesto a volver a las andadas en Venezuela. Esta
 vez no se trata de desembarcos de militares cubanos en las costas
 venezolanas, como el efectuado en la década de los 60 en Machurucuto,
 para derrocar al presidente Rómulo Betancourt, elegido en las urnas
 democráticamente. En esta ocasión la intervención parece ser más
 sofisticada.

 El arresto de dos presuntos espías cubanos el jueves en el Aeropuerto
 Internacional de Caracas es un síntoma de que el Comandante en Jefe no
 ha olvidado sus objetivos estratégicos en la patria de Simón Bolívar.

 Según fuentes de la policía política venezolana (DISIP) citadas por el
 diario caraqueño 2001, los cubanos, identificados como Hernán Joel
 Veloso y Caridad Modeja González, fueron detenidos tras arribar en el
 vuelo 310 de Cubana de Aviación procedente de La Habana. Ambos
 portaban cédulas de identidad y pasaportes falsos. La pareja declaró
 que habían viajado a Venezuela ``a asesorar a un prominente político''.

 No creo descabellado suponer que ese ``prominente político'' al que
 Castro quiere respaldar sea al ex militar golpista Hugo Chávez Frías.

 El ex teniente coronel, organizador del llamado Movimiento Militar
 Bolivariano, que intentó derrocar en 1992 mediante un sangriento golpe
 militar al presidente electo Carlos Andrés Pérez, no es ajeno al
 movimiento subversivo pro castrista en la región.

 Es significativo que la fecha escogida por Chávez para la intentona
 golpista fuera el 4 de febrero, el mismo día en que 30 años atrás se
 publicara la llamada Segunda Declaración de La Habana. Bajo la
 inspiración del Ché Guevara, ese documento sirvió de plataforma
 programática al movimiento guerrillero latinoamericano.

 Las simpatías procastristas del movimiento lidereado por Chávez pueden
 encontrarse en dos libros titulados Por Ahora y Maisanta en caballo de
 hierro, escritos semanas después del golpe por los periodistas
 venezolanos Gustavo Wanloxten, Iris Castellanos y Eduardo Delpretti.
 Una frase del capitán Darío Arteaga Páez, jefe de los sublevados en la
 Base Blindada de Valencia, citada en Maisanta, es un ejemplo típico de
 consigna castrista.

 ``Patria o Muerte'', respondió Arteaga al general Fernando Ochoa
 Antich, ministro de Defensa, cuando éste lo comminó a rendirse.

 Chávez fue recibido personalmente por Castro cuando viajó a La
 Habana el 14 diciembre de 1994: ``Nunca fue más oportuno y digno que
 ahora llegar al aeropuerto a recibir a un visitante como Chávez'', declaró
 Castro a la prensa entonces.

 El entusiasmo castrista por Chávez tiene su origen en los contactos del ex
 coronel golpista con los grupos guerrilleros Ejército de Liberación
 Nacional y Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, según datos
 de inteligencia proporcionados al gobierno de Venezuela en 1994 por el
 Departamento de Administración de Seguridad (DAS) de Colombia.

 Según fuentes colombianas citadas por la revista Semana de Bogotá, el
 primer contacto de Chávez con el ELN se produjo en enero de 1992, un
 mes antes de su intentona golpista.

 El petróleo venezolano es un buen incentivo para motivar el respaldo de
 La Habana a Chávez. Además, el ex militar golpista sería un importante
 aliado de Castro en la región. No hay que olvidar que cuando llegó a La
 Habana, Chávez declaró:

 ``Me siento contento de estar en Cuba, donde si se respira el sueño
 bolivariano auténtico''.
 

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