El Nuevo Herald
Mar. 28, 2002

La Semana Santa no ablanda el rigor de la Iglesia contra Chávez

                      Agence France Presse
                      CARACAS

                      La Iglesia Católica venezolana mantuvo una postura de confrontación con el gobierno del presidente Hugo
                      Chávez, aunque sin mencionar el nombre del mandatario, durante los actos litúrgicos de este Miércoles
                      Santo, Día del Nazareno, y el de mayor devoción por parte de la feligresía local.

                      En la tradicional homilía de la fecha en la céntrica Iglesia Santa Teresa, el arzobispo de Caracas, cardenal
                      Ignacio Velasco, pidió al Nazareno que ''salves a la Iglesia'' y aseguró que aquellos que ''la odian, la
                      desprecian o la insultan [...] no prevalecerán'', en abierta alusión a la pugna que mantienen con el presidente Chávez.

                      Los roces entre Chávez y la alta jerarquía de la Iglesia Católica comenzaron desde que el mandatario
                      asumió el poder, en febrero de 1999, y uno de sus primeros capítulos fueron los enfrentamientos con
                      los monseñores Baltazar Porras, actual presidente de la Conferencia Episcopal, y Roberto Luckert,
                      arzobispo de la occidental ciudad de Coro.

                      En un tono aún no tan beligerante primero, Porras criticó entonces el uso del lenguaje bíblico en el
                      discurso de Chávez, que constantemente parafraseaba a la Biblia diciendo ``el que tenga ojos que
                      vea, el que tenga oídos que oiga''.

                      Chávez respondió rechazando sus críticas y llamándolo '`adeco' [socialdemócrata] con sotana''.

                      Entonces emergió el monseñor Luckert con declaraciones más abiertas.

                      Chávez ''parece un guapetón de barrio, siempre anda buscando con quién pelear; primero fue con los
                      partidos, después con el Congreso y la Corte Suprema de Justicia y ahora es con el Consejo Nacional
                      Electoral'', afirmó Luckert en mayo de 1999.

                      Luckert también criticó la promoción que hizo el mandatario de sus candidatos a la Asamblea
                      Constituyente, que redactó la nueva Constitución aprobada a finales de 1999, lo acusó de hacer
                      ''demagogia barata'' y propiciar el enfrentamiento político dejando de lado los problemas sociales.

                      ''Lo escogimos para que nos gobierne como un civil y no como un militar'', fustigó el cura.

                      ''Habrá que hacerles un exorcismo para que el diablo que se les metió se les salga de debajo de la
                      sotana'', respondió Chávez entonces.

                      Los enfrentamientos, que se suscitan de tanto en tanto, han sido aliñados con incidentes con
                      organismos de seguridad del Estado, procesos por presunta corrupción de prelados, amenazas para
                      cesar concesiones a la Iglesia y encuentros frustrados entre la alta jerarquía eclesiástica y el
                      mandatario.

                      Dos agentes de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) visitaron entonces la emisora Radio
                      Guadalupana que dirige la Iglesia en Coro y tiempo después un miembro de la Policía Política (Disip)
                      grabó una actividad del monseñor Porras en la andina Mérida.

                      El ministro del Interior de entonces, Ignacio Arcaya, pidió disculpas a Luckert y el director de la Disip,
                      Eliezer Otaiza, destituyó a los efectivos que grabaron a Porras, asegurando que lo hicieron por su
                      cuenta.

                      ''Pareciera que el presidente tiene la intención de crear una Iglesia paralela, chavista'', declaró en una
                      ocasión el subsecretario de la Conferencia Episcopal Venezolana, padre Pedro Freites, y lo cierto es
                      que algunos sacerdotes participan abiertamente en actos de Chávez y defienden en sus declaraciones
                      la ``revolución bolivariana''.

                      Chávez se confiesa ferviente ''católico, apostólico y romano'', como más del 90 por ciento de los 23
                      millones de venezolanos, pero la prensa recientemente reflejó una confusión de palabras suyas en las
                      que habría admitido ser evangélico. Un grupo de la comunidad evangélica lo apoyó abiertamente
                      durante su campaña electoral.