Tras meses de análisis y estudios, expertos en asuntos políticos
Cuba-Estados Unidos han concluido que el levantamiento unilateral del
embargo norteamericano al régimen de Fidel Castro no garantiza
por si
mismo una apertura democrática en la isla.
``Hay muy poca evidencia en Cuba o fuera de la isla para apoyar la tesis
de
que el levantamiento unilateral del embargo o la flexibilización
de las sanciones
económicas, provocarían un proceso de transición
hacia una sociedad más
abierta y democrática'', afirmó un documento titulado
El problema cubano.
El documento está firmado por Richard A. Nuccio, ex asesor de
la Casa
Blanca para asuntos cubanos, y el profesor Edward González,
de la
Universidad de Los Angeles, especialistas en asuntos cubanos.
Ambos autores encabezaron un estudio hecho el año pasado sobre
la
situación cubana actual que auspició la Corporación
Rand, y cuyos resultados
se dieron a conocer en marzo. Como parte del estudio se celebraron
tres
seminarios en los cualese participaron un amplio número de expertos
políticos, académicos, dirigentes exiliados y de organismos
de derechos
humanos, así como representantes de grupos moderados en relación
con
Cuba.
El documento de Nuccio y González no forma parte oficial del
estudio de la
Corporación Rand, pero aparece en sus conclusiones y está
basado en las
investigaciones realizadas durante los seminarios y talleres de trabajo.
Como sostienen muchos de los participantes en estos encuentros, señaló
el
documento, la presunción de que el levantamiento del embargo
en estos
momentos ayudará a la apertura democrática en Cuba es
dudosa.
Nuccio y González citan el caso de países como Canadá,
España, Italia,
Francia y el resto de la Unión Europea, que mantienen con Cuba
la
denominada política de ``compromiso constructivo'' la cual ``les
ha ayudado a
proteger sus inversiones nacionales en la isla, pero ha hecho muy poco
para
promover la causa de la democracia y los derechos humanos''.
Para los autores, el obstáculo principal a una apertura democrática
en Cuba
está muy bien definido. Tiene un nombre y un apellido: Fidel
Castro.
``La transición en Cuba parece condenada a seguir el curso de
las
transiciones en la Unión Soviética y China, donde la
desaparición del
``Máximo Líder'' como Stalin, o del fundador y carismático
``Gran Timonel'',
como Mao, fueron precondiciones esenciales para la apertura y cambio
de
sus respectivos sistemas'', afirma el documento.
Para Nuccio y González, Castro no tiene ningún interés
en dirigir una reforma
hacia la democracia en Cuba. Castro sigue siendo el mismo personaje,
con
las mismas ideas, que encabezó hace 40 años la revolución
cubana, dijeron
ambos autores, citando frases del discurso pronunciado por el gobernante
cubano en Santiago de Cuba el pasado 1ro de enero.
``Nadie debiera estar bajo la ilusión de que Estados Unidos,
Canadá, la
Unión Europea, el Papa y los Reyes de España pueden persuadir
a Castro
para que encabece las reformas hacia la democracia'', afirmaron. `Nadie
debe sentirse satisfecho de que Fidel insista en seguir siendo Fidel,
porque
mientras más se demore la inevitable transición, mayores
sufrimientos,
posibilidades de violencia, y dificultades en la reconstrucción
económica
tendrán que enfrentar los cubanos''.
Copyright 1999 El Nuevo Herald