Diario las Americas
Octubre 14, 1962

Reino Unido, Uruguay, Brasil e Italia informantes CIA crisis misiles

              Por Laura Weffer Cifuentes

              Londres -- Los principales informantes de los servicios secretos estadounidenses
              (CIA) en Cuba durante la crisis de los misiles de 1962 estaban en las embajadas
              del Reino Unido, Uruguay, Brasil e Italia, según el ex funcionario del Gobierno de
              la isla Domingo Amuchastegui.

              En un artículo publicado en la revista británica "Intelligence and National Security",
              Amuchastegui, que desempeñó distintos cargos relacionados con los servicios
              secretos de La Habana, revela muchas de las "intimidades" del Gobierno cubano
              durante la crisis, que mantuvo en vilo a la humanidad durante 48 horas.

              Amuchastegui relata cómo el dictador, Fidel Castro, daba prioridad a los informes
              del Gobierno soviético aun cuando se encontraran en clara contradicción con los
              de los servicios secretos cubanos, que no consideraban la posibilidad de una
              invasión estadounidense.

              Los informes soviéticos "sugerían" que se vigilara de cerca los movimientos de los
              representantes diplomáticos británico, brasileño, uruguayo e italiano porque tenían
              estrechos lazos con los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

              Otras de las conclusiones a las que habían llegado los soviéticos, según
              Amuchastegui, apuntaban hacia la intención estadounidense de matar a Fidel
              Castro, a la "inminencia" de una invasión a la isla y la necesidad de defender a
              Cuba con un gran despliegue de armamento soviético.

              De este despliegue sólo tenían información las élites políticas de ambos países,
              pues ni siquiera los servicios secretos sabían que a partir de mayo 42.000
              hombres, misiles y cabezas nucleares habían desembarcado en Cuba.

              Una de las mayores sorpresas para Amuchastegui durante el desarrollo de la crisis
              es que el Gobierno de los Estados Unidos no se hubiera percatado del despliegue
              militar en Cuba.

              "Existen dos posibilidades: o que Kennedy lo supiera y que guardara la
              información por razones estratégicas o que los agentes de la CIA fueran unos
              verdaderos incompetentes", explica.

              El 25 de octubre de 1962 se emitió un mensaje a todos los cuerpos de seguridad
              cubanos que advertía que "una confrontación de dimensiones demoledoras podría
              ocurrir en horas", según Amuchastegui.

              Pero el día siguiente trajo noticias nuevas: un trato se gestaba entre el presidente
              estadounidense John F. Kennedy y el jefe de Estado soviético Nikita Jruschev sin
              el conocimiento de Fidel Castro, lo que inmediatamente causó reacciones
              negativas entre los cubanos y entre algunos militares soviéticos que les apoyaron.

              El que Jruschev decidiera unilateralmente retirar a sus militares de Cuba no sólo
              significaba abrir el campo para la invasión estadounidense sino también un duro
              golpe para la consolidación de la autonomía política de la isla, según el ex
              funcionario cubano.

              También era la constatación de que los móviles de Jruschev no sólo eran políticos
              y diplomáticos sino también personales, ya que en esos momentos se disputaba su
              liderazgo.

              La Habana consideraba que no era necesario que Jruschev "se lanzara" a aceptar
              los términos estadounidenses, pues la capacidad militar soviética era lo
              suficientemente potente como para lograr mejores condiciones de Washington.

              Castro "pensaba que retirar los misiles de Cuba era una concesión innecesaria,
              además de creer que la crisis pudo haber sido resuelta en términos mucho más
              favorables para la isla y para la Unión Soviética", concluyó Amuchastegui.

                          Servicios Noticiosos del Diario Las Américas - AFP/EFE