El Nuevo Herald
30 de enero de 2001

No prevén cambios inmediatos en la política hacia Cuba

Por eso Castro no titubeó en insultar al presidente, cree Wayne Smith

MICHAEL LANGAN / AFP
WASHINGTON

El presidente norteamericano, George W. Bush, mantendrá sin mayores
cambios la política de embargo hacia Cuba, que no se convertirá en prioridad de
su política exterior a pesar de que su hermano es gobernador de Florida donde
está radicada la mayor parte del exilio anticastrista, según analistas.

Bush está ``dividido entre dos grupos antagónicos que lo han apoyado'': el sector
empresarial que quiere hacer negocios con Cuba, y los exilados cubanos que
quieren una línea dura, dijo Tiffany Mitchell, Coordinadora del programa de Cuba
en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown.

``Originalmente yo pensé que él se iba a inclinar por los empresarios, pero ahora
creo que va a adoptar una actitud de esperar para ver que pasa, sin hacer nada
por un tiempo. El preferiría dejar las cosas como están, y que no lo presionaran
a hacer nada'', dijo Mitchell.

Bush nombró por primera vez como miembro del gabinete a un cubano
nacionalizado estadounidense, Mel Martínez, quien fue confirmado por el Senado
como secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano.

Sin embargo, eso no debería verse como una señal de que Bush tenga algún
interés especial por Cuba, o de que quiera darle un nuevo enfoque a las
relaciones con La Habana, estiman los analistas.

El vicepresidente, Dick Cheney, dijo el domingo que ``el problema en Cuba ha
sido y continúa siendo la presencia de Castro, y la falta de libertad y elecciones
libres''.

Mitchell observó que, para Washington, lo más importante en relación con Cuba
es el embargo, y reiteró su convicción de que Bush ``no quiere tocar'' ese
asunto.

John Kavulich, presidente del Consejo de Comercio y Economía Cuba-EU, anotó
sin embargo que Cheney fue evasivo a propósito y dejó abierta la posibilidad de
cambios. ``Lo importante, es que el vicepresidente no fue definitivo. Dejó un
espacio abierto para maniobras'', destacó Kavulich.

Wayne Smith, principal experto en Cuba del Centro de Política Internacional, un
centro de estudios de tendencia izquierdista, coincidió con quienes piensan que
no habrá cambios. ``Bush y Cheney han dicho que no habrá cambios, y yo no
pienso que habrá cambios'', dijo Smith, quien fue jefe de la Sección de Intereses
de EU en La Habana durante el gobierno de Jimmy Carter, a fines de los años
setenta.

``La Casa Blanca no va a lanzar ninguna iniciativa, para bien ni para mal. Castro
entiende eso claramente, y por eso es que no titubea en insultar a Bush'', agregó
Smith.

Algunos grupos cubanos, sin embargo, están preparándose para una nueva
pelea, después de la larga y embarazosa derrota que sufrieron el año pasado
sobre la suerte del balserito Elián González, devuelto a Cuba por el gobierno del
demócrata Bill Clinton.

Estos grupos confían en que con un republicano en la Casa Blanca las
sanciones contra Cuba serán puestas en práctica rigurosamente, en vez de
posponer o dispensar el cumplimiento, como hizo Clinton.