El Nuevo Herald
Sun, Feb. 08, 2004

'Negros Lubolos' bailan en Montevideo

  ALBERTO PEPE LEIRA /EFE
  MONTEVIDEO

  Un total de 46 grupos de ''Negros Lubolos'' desfilaron hasta el amanecer por las estrechas calles del sur de Montevideo, para reivindicar la tradición afro-uruguaya de las ''Llamadas'', con el ritmo contagioso del ``candombe''.

  Las ''Llamadas'' tienen su origen en la colonización española y los esclavos traídos de Africa, que se perpetúa en la capital uruguaya como una tradición folclórica, y que identifica al Carnaval de este país, el más largo del mundo con una duración de 40 días.

  Durante la extensa jornada repiquetearon unos 5,000 de tamboriles de conjuntos, pulsados también por mestizos y blancos que se integran en el desfile, en el baile y a degustar una tradición muy local como las tortas fritas, los asados a las brasas, los chorizos al pan y las empanadas de carne, que rodean el acontecimiento.

  Las calles de los antiguos barrio Sur y Palermo, donde vive la población negra de Montevideo, que rodean al Cementerio Central, primer camposanto ubicado dentro de las murallas cuando los españoles delinearon la ciudad, se inundaron de color, alegría, ritmo continuado y mucho arte popular.

  Esculturales mulatas y forzudos morenos, que cargaron con los tamboriles, las estrellas, estandartes y gigantescas banderas multicolores, que identifican a los grupos, marcharon por las calles bautizadas con nombres que tienen mucho sabor a tango, el otro ritmo de los uruguayos: ''La Cumparsita'', ''Carlos Gardel'' o ``Isla de Flores''.

  Cada conjunto tuvo 73 minutos para hacer el desfile y su regularidad otorgaba o quitaba puntos en la clasificación que realiza un jurado, también encargado de discernir los premios, basados en el ritmo, vestimentas, organización y movilidad, con los cuales las autoridades municipales distinguen a los mejores participantes.

  Los ''Negros Lubolos'', se movilizan al ritmo del ''Candombe'', una reminiscencia de las danzas africanas, actualizada e incluso elevada a la categoría de música selecta por exitosos autores contemporáneos uruguayos.

  No faltaron bailarines blancos, pero las espectaculares ''vedettes'' de piel morena, favoritas del público entusiasta, fueron el objetivo de los fotógrafos y las cámaras de televisión, que registraron cada uno de los cuerpos semidesnudos y hasta sudorosos ''travestidos'' que mostraron sus formas, entre las ''cuerdas'' de tambores, en una prueba de integración de un país sin distinciones raciales.

  No estuvieron ausentes conocidas personalidades como artistas, periodistas, deportistas y destacados jugadores de fútbol o baloncesto que integraron conjuntos.

  Como todos los años, estuvo el pintor Carlos Páez Vilaró, que abandona por una noche su ''Casapueblo'' en Punta Ballena, cerca de Punta del Este, para llegar con su tamboril a Montevideo y con vestimenta acorde con el acontecimiento para desfilar con ''Morenada'', uno de los más antiguos y laureado grupo de las ``Llamadas''.

  Todos perpetuaron hasta el agotamiento el legendario culto al Dios Momo, símbolo de la alegría, sin olvidar a Baco, otra divinidad pagana, en una noche de buen vino.