Primera Hora
lunes, 26 de septiembre de 2005

Sorprendidos con muerte de "don Luis"

Vecinos desconocían verdadera identidad de Ojeda Ríos
 
Maelo Vargas Saavedra  PRIMERA HORA

Hormigueros.- Para ellos era "don Luis", el vecino afable y de poco hablar que llegó hace seis años al barrio, construyó una casa y se dedicó a sembrar los alrededores.

Los vecinos de Filiberto Ojeda Ríos en el sector Plan Bonito del barrio Jagüitas de Hormigueros lamentaron ayer la forma en que perdió la vida por agentes del FBI el pasado viernes y no entienden cómo no permitieron que un profesional de la salud entrara y le salvara la vida.

"Una persona, para morir de un solo tiro sin que le haya tocado órganos vitales, tiene que haber pasado muchas horas botando sangre, porque yo soy enfermera desde hace más de 20 años y entiendo que si hubiese recibido los primeros auxilios estuviera con vida", dijo Marta Vargas Ayala, quien conoció a Ojeda Ríos sin haberse percatado de que era el puertorriqueño más buscado por las autoridades federales.

Indicó que poco después de la 1:00 de la tarde del pasado viernes los agentes del FBI sitiaron el vecindario con vehículos, bajaron con armas largas y cerraron el paso, mirando hacia el cielo en aparente espera de que llegaran los helicópteros, lo que ocurrió después de las 3:00 de la tarde. Vargas Ayala lo llamó "una película en vivo", similar a las que se ven en la televisión.

"Comenzaron a lanzarse en la Finca Birán con armas largas en sus espaldas", dijo la mujer, quien fue a través de las noticias que se enteró de que aquel vecino que conoció cuando empezó a construir la residencia hace seis años era Ojeda Ríos.

"Era un buen vecino, siempre con una sonrisa en los labios, daba el saludo, pero no entraba en una conversación como tal", añadió la enfermera.

Indicó que si su sangrado era normal, Ojeda Ríos tuvo que haber estado unas tres horas agonizando. Agregó que si se lo hubiesen permitido, hubiera estado dispuesta a socorrerlo. "Y más a ese señor, que uno sabía que era un vecino, que nunca se metió con nadie ni se supo que hizo nada malo".

"A veces pasábamos por allí y estaban sembrando hijos de guineo, plátanos, tenían ñame y te digo que yo nunca observé carros lujosos entrando a esa residencia, sólo esa guagüita de la década del noventa, despintada", añadió Vargas Ayala.

Agregó que ha tenido la oportunidad de hablar con otros vecinos y todos están sorprendidos de que Ojeda Ríos sea la persona que vivía en ese vecindario y por la manera en que hicieron el operativo, ya que había personas hablando en las verjas de sus residencias cuando comenzaron las ráfagas de disparos.

"La forma en que fue capturado, dándole muerte y tantas ráfagas de disparos que se escucharon, no se le hace a nadie. Para luego cortar la luz a las 8:00 de la noche, porque temían que hubiese explosivos en esa residencia, pero con tantos equipos modernos que ellos tienen, cómo se explica que no supieran si había o no explosivos", cuestionó Vargas Ayala.

Llegaron los helicópteros

Héctor Reyes jugaba baloncesto con su hijo de 16 años cuando llegaron los helicópteros y comenzaron los disparos.

Reyes, quien reside en una vivienda de madera tratada en la Finca Birán, dijo que de momento llegaron unos helicópteros, agentes por todos lados y en menos de una hora hubo tres ráfagas de disparos. Lo único que pudieron hacer fue entrar a su casa y lanzarse al piso.

"A veces uno vive con la gente al lado y uno no sabe quién es", dijo Reyes, quien vivía a poca distancia de la vivienda.

Desde la tarde del pasado viernes a Reyes, su esposa Anabelle y su hijo se les restringió el movimiento de entrada y salida a su residencia, por lo que entiende se le violaron sus derechos. Incluso hasta la mañana de ayer no se le permitía moverse libremente en su vecindario.

"Yo entiendo que eso fue un abuso, porque pudieron capturarlo vivo y ellos tienen que haberse percatado cuando lo hirieron y la autopsia dice que murió desangrado, lo que indica que lo hirieron y lo dejaron hasta el otro día", dijo Reyes.

Lamentó que los agentes del FBI no protegieran la vida de los vecinos y puso como ejemplo su caso y el de su hijo, que jugaban baloncesto a poca distancia de donde comenzó la balacera.

Durante años Ojeda Ríos residió en un vecindario donde hay un policía adscrito a la División de Tránsito y un guardia penal, los que nunca sospecharon quién era su vecino.

Los agentes federales se habían apostado desde hace algún tiempo en el vecindario, donde incluso improvisaron un helipuerto para aterrizar las naves aéreas utilizadas para el operativo.

Fiscal, Forenses y Homicidios regresan hoy

Al caer la noche el fiscal José Frank Nazario, el teniente Jaime Rivera, el sargento Joel González y el agente José Acevedo, de la Unidad de Homicidios del CIC de Mayagüez, y una docena de peritos del Instituto de Ciencias Forenses que desde la tarde del sábado trabajan la escena, se retiraron a descansar para continuar hoy con la investigación del caso y recopilación de evidencia.

El fiscal Nazario fue muy parco en sus expresiones y sólo dijo que se está "recopilando evidencia y levantando la misma para luego someterla a examen pericial" en los laboratorios del ICF, por tratarse de una escena muy complicada.

Una fuente dijo a PRIMERA HORA anoche que en el área donde se concentraron los disparos de afuera hacia adentro había como un centenar de impactos de proyectiles entre la puerta de entrada a la vivienda y una ventana de cristal, la cocina y la nevera.

Poco después el secretario de Justicia, Roberto Sánchez Ramos, confirmó que los federales dispararon más de 100 veces contra la casa, mientras que Ojeda Ríos disparó menos de diez veces.

Encima de la estufa se encontró evidencia de que se quemaron tres teléfonos celulares y documentos, dentro de ollas y latas.

Un perro grande que delató la llegada de los agentes federales fue encontrado muerto en el patio con impactos de bala. Fue lanzado por la parte posterior de la residencia para luego ser sacado en una carretilla por alguien de los que estuvo en la escena, dijo la fuente a este diario.