Primera Hora
miércoles, 28 de septiembre de 2005

Filoso el "machete" que inició el golpe

Oscar J. Serrano  PRIMERA HORA

El golpe que catapultó a los Macheteros al mundo de las leyendas comenzó el 12 de septiembre de 1983 a las 9:20 p.m. cuando un guardia de seguridad descuidado de la compañía Wells Fargo se dejó el revólver colgando de la vaqueta en vez de ajustárselo.

En ese momento, el guardia niuyorican Víctor Manuel Gerena, de 25 años, se paró detrás de su compañero Jim McKeon, le sacó el revólver de la vaqueta y, con una voz profunda, le advirtió "no estoy jodiendo". "Te mueves y te pego un tiro en la cabeza", añadió.

Una hora y media más tarde, $7,017,152 habían caído en las manos de un grupo político armado que no llevaba ni cinco años de trayectoria pública y que no había realizado un golpe fuera de Puerto Rico hasta que Gerena convirtió el depósito de esa compañía en Hartford, Connecticut, en el escenario del "robo más grande por parte de un asaltante solitario en la historia americana", según lo describió Ronald Fernández en su libro de 1987, Los Macheteros.

La más reciente repercusión de esa noche de 1983 se registró el viernes pasado cuando el Negociado Federal de Investigaciones (FBI) mató a tiros a Filiberto Ojeda Ríos mientras diligenciaba una orden de arresto por su participación intelectual en ese atraco. Gerena todavía está entre los más buscados del Gobierno federal por sus actuaciones durante esa hora y media hace 22 años.

La línea investigativa entre Gerena y Ojeda, según la describe el libro, no fue directa ni clara en un principio. Gerena sencillamente se esfumó. El carro que usó para salir del depósito fue encontrado poco más tarde del atraco sin pista alguna. Pero un descuido en otro carro puso a Ojeda en la mirilla.

A poco más de un mes del asalto, el 30 de octubre, Los Macheteros disparan una bazuka al edificio federal en Hato Rey, una operación tras la que dejaron abandonados dos vehículos. En uno de ellos, los agentes encuentran los restos de un boleto de tránsito que les permitió precisar que fue expedido a nombre de un hombre con dirección en Levittown.

Cuando montan el operativo de vigilancia, Ojeda les cae entre las manos entrando y saliendo del lugar, pero no lo arrestan. Desde ese momento, el FBI perseguiría a los Macheteros de manera metódica, sin prisa y sin escatimar esfuerzos.

Al momento de la publicación del libro, hace 18 años, la agencia federal había gastado $8 millones en la cacería, más de lo que Gerena había montado en el carro a su salida del depósito.

Serían los vehículos, según el libro, los que conectarían a Gerena, Ojeda y los $7 millones.

La vigilancia de los agentes, y expresiones posteriores de los miembros del grupo, dejaron establecido que el dinero "expropiado" a Wells Fargo fue transportado por Estados Unidos hasta llegar a México en una serie de casas rodantes. De México, Gerena y la mayor parte del dinero llegarían a Cuba. Un tal Juvenal Concepción había adquirido los vehículos. La foto en los documentos de "Juvenal" era la foto de Ojeda.

Todo esto ocurría bajo un manto de secretividad investigativa que quedó expuesto el 19 de octubre cuando la oficina de United Press International en San Juan recibió una llamada que los llevó a una carta en un zafacón cerca de la agencia de noticias. Con la misiva, el "Partido Revolucionario de los Trabajadores Puertorriqueños (Macheteros)" reclamó autoría por el "operativo económico militar Pitirre III" llevado a cabo el día del natalicio del líder nacionalista Pedro Albizu Campos.

El próximo movimiento relacionado con el asalto se registró el Día de Reyes de 1985 cuando un camión alquilado llegó al viejo vecindario de Gerena en Hartford después de hacer una parada en Toys 'R' Us. Al día siguiente, los periódicos en Connecticut y en San Juan reportaron este aguinaldo de los Macheteros a los niños que costó unos $200,000 del dinero robado.

Sólo para que nadie se equivocara con el acto sensible del 6 de enero, los Macheteros dispararon otro cohete contra el edificio federal en Hato Rey el 23 de enero y, aunque parecían tener la fuerza del momento y habían realizado golpes públicos geniales, el comienzo del fin para esta etapa del grupo estaba a la vuelta de la esquina.

El contraataque del Gobierno federal ocurrió fuerte y certero en la madrugada del 30 de agosto de 1985 cuando decenas de agentes se movilizaron a localidades de Estados Unidos y Puerto Rico para diligenciar órdenes de arresto contra 19 personas acusadas por un Gran Jurado por el robo.

La lista la encabezaban Gerena y Ojeda, a quien los agentes sólo pudieron poner bajo arresto tras batirse a tiros con él en su apartamento de Luquillo. Con una ametralladora en una mano y una pistola en otra, Ojeda evitó su arresto por casi una hora, hirió a un agente y sacó tiempo para quemar documentos.

Ojeda fue absuelto de los cargos relacionados con el tiroteo, pero mientras aguardaba juicio por el robo a Wells Fargo, en septiembre de 1990, se cortó el grillete electrónico que condicionaba su libertad bajo fianza y se convirtió en fugitivo hasta su muerte el viernes.

Su desaparición y la ausencia de golpes tan efectivos como el de 1983 dejan sobre la mesa la pregunta de si todavía existe una organización detrás del nombre Macheteros.