El Nuevo Dia
Domingo, 25 de septiembre de 2005

Familia pide reflexión y no violencia

Por Sandra Morales Blanes
end.smorales@elnuevodia.com

En medio de la pena que lo embarga por la muerte de su padre, Edgardo Ojeda, uno de los cuatro hijos que le sobreviven al líder del Ejército Popular Boricua, Filiberto Ojeda Ríos, pidió al pueblo de Puerto Rico que “no responda con violencia” y que utilice este momento histórico para reflexionar.

“Creo que el pueblo tiene que convertir todo esto en un proceso de organización, de concienciación; no debe responder a una provocación federal bien implementada y bien coordinada que a todas luces busca provocar una respuesta violenta, desorganizada”, expresó Ojeda.

Dijo que en este momento lo que deben hacer todos los puertorriqueños es analizar los sucesos y la importancia de que Puerto Rico solucione el problema de status y “salga de ese yugo colonial”. Apuntó que hay dos tipos de violencia: la violencia organizada “que responde a momentos históricos” y la provocada que es la que, según él, puede surgir en estos momentos de “indignación” por lo sucedido.

“Yo reclamo que se evite un tipo de violencia provocada. El pueblo lo que tiene que hacer es convertir todo esto en un proceso de organización, de reflexión y de preparación para cuando realmente haga falta utilizar la violencia organizada”, agregó Ojeda. En entrevista con El Nuevo Día, dijo que en ningún momento los agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) le contactaron a él o algún miembro de la familia pese a que él mismo pidió, mediante abogado la noche del viernes, que se le permitiera reconocer el cadáver de confirmarse su muerte.

“Fueron más de 20 horas de angustia, sin poder dormir y sin saber nada. Todo lo que sabíamos era lo que decían en los medios. Y lo más doloroso es que a él lo mataron ayer (el viernes) y no sabemos si murió en el acto o estaba vivo y lo dejaron morir. A lo mejor estuvo agonizando y se pudo haber salvado”, cuestionó Ojeda, con notable molestia. Opinó que la escena “ha sido completamente viciada” y que no duda de que la intención de los agentes federales era matar a su padre.

Las expresiones de Ojeda se dieron en el restaurante Zayas en Hato Rey, donde desde tempranas horas del día de ayer comenzaron a darse cita múltiples familiares y amigos de Ojeda Ríos, incluyendo a abogados que le defendieron, como Julio Eduardo Torres y Luis Abreu Elías. Allí la entrada y salida de personas para solidarizarse con los familiares de Ojeda Ríos fue constante. Además de Edgardo, estaba presente Wilberto, otro de los hijos de Ojeda Ríos, así como varios de los ocho nietos y uno de los cuatro hermanos que le sobreviven, Inocencio Ojeda Ríos.

Wilberto no podía ocultar su enojo ante todo lo sucedido. “La indignación mía es todo ese operativo y la forma tan engañosa en que han hecho todo”, señaló. Describió a su padre como una persona fiel a su familia y sus ideales. “Mi padre no es un criminal. Mi padre tenía su ideología y dedicó toda su vida a su ideología”, señaló con notable admiración.

Su tío, mejor conocido como “Chencho”, reconoció que su hermano, como todo ser humano, temía por su vida, pero que su preocupación primordial siempre fue el bienestar de su esposa, Elma Rosado, así como el del resto de su familia. Una hermana de Elma, identificada como María Rosado, se personó a Zayas pero no quiso emitir comentarios. No obstante, El Nuevo Día corroboró que logró reunirse brevemente con su hermana tras ser liberada y que ésta desconocía hasta ese momento de la muerte de Ojeda Ríos.

Ni “Chencho” ni sus familiares habían tenido contacto directo con Ojeda Ríos desde hacía más de 15 años. No obstante, en ocasiones, recibían cartas por correo o información “indirecta”. Tanto Edgardo como “Chencho” reconocieron que Ojeda Ríos presentía que “algo así podía suceder”. Edgardo recordó que hace unos años se le informó que su padre suscribió una carta donde exponía sus últimos deseos. Sin embargo, desconoce del contenido.

Ayer la familia de Ojeda Ríos adelantó que su funeral será de pueblo. Anticipó que se están haciendo arreglos para velarlo en el Ateneo Puertorriqueño así como en el Colegio de Abogados. El entierro será en el cementerio del barrio Río Blanco, en Naguabo, donde nació. “Aquí estamos su familia de sangre pero, la verdadera familia de Filiberto es el pueblo de Puerto Rico. Esa fue su verdadera familia, quien lo protegió por tantos años, quien lo apoyó en su lucha y nosotros queremos que haya toda la apertura para que ese pueblo pueda estar con él en sus últimos momentos de estancia física con nosotros”, sostuvo Edgardo.

A Ojeda Ríos le sobreviven otros dos hijos, Filiberto Inocencio e Iris Migdalia así como otros tres hermanos: Wilibaldo, Gloria y Betty, según se informó.