El Nuevo Herald
24 de septiembre de 1999
 
 
El historial de los ex presos boricuas aviva la polémica sobre la clemencia
 
La amnistía de Clinton revocó sentencias que sumaban siglos de condenas

GERARDO REYES
El Nuevo Herald

Cuando el presidente Bill Clinton firmó el perdón para 16 independentistas
puertorriqueños, dejó sin piso sentencias judiciales que suman siglos de condenas
y desató una ola de críticas entre los congresistas republicanos.

Mucho se ha discutido sobre la legalidad de la decisión, pero en torno a los
antecedentes judiciales de los perdonados hay confusión.

De hecho, un alto funcionario de la Casa Blanca, comentó que las críticas
al presidente estaban viniendo de ``un grupo de personas que no se ha
tomado el trabajo de conseguir la información''.

¿Por qué se les condenó? ¿Qué intentos fallidos se le atribuyen a la organización?

En los archivos del FBI, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN),
a la cual pertenecieron los independentistas favorecidos por el presidente,
aparecen registradas como una organización terrorista que tiene como objetivo
obtener la independencia de Puerto Rico. Guiado por una ideología marxista
leninista, el grupo se dio a conocer en 1974 cuando se atribuyó la explosión
de cinco bombas en Nueva York un mismo día.

``Desde esa época'', afirma la ficha técnica del FBI, ``la organización ha sido
ligada a 130 explosiones en Nueva York y Chicago que dejaron como saldo
a cinco personas muertas, 83 heridos y más de $3 millones en daños''.

Entre los ataques más conocidos, el FBI cita la bomba que hizo explosión el 24
de junio de 1975 en el histórico restaurante Fraunces Tavern en Nueva York.
Cuatro personas murieron y 50 resultaron heridas.

La organización participó en asaltos a vehículos de transporte de valores, tomas
armadas de oficinas de campaña de los partidos demócratas y republicano y
en un complot en 1983 para liberar a uno de sus líderes, Oscar López Rivera,
que se encontraba en una cárcel de Leavenworth, Kansas.

Según el FBI, López se había causado heridas para provocar su traslado a un
hospital de veteranos donde sus colegas lo rescatarían a sangre y fuego. La
operación fue frustrada por las autoridades.

En 1975, se le atribuyó al FALN explosiones o intentos de ataques en los
bancos de Chicago Mid-Continental Bank, United Bank, Continental Illinois
National Bank, un edificio de IBM, la torre de Sears, el edificio de Standard
Oil of Indiana y el Departamento de Policía.

``Buscábamos ganarnos el apoyo nacional e internacional con actos
calculados, que se concentraban más en los ataques contra los símbolos
e instituciones que perpetúan el colonialismo en la isla'', escribió en una
carta Luis Rosa a la periodista puertorriqueña Ivis Negrón en 1997.

En poder de la organización, las autoridades encontraron materiales para
la fabricación de bombas incluyendo dinamita, detonadores, trampas, relojes,
disfraces, armamentos y municiones.

De acuerdo con el Departamento de Justicia, ninguno de los independentistas
perdonados estuvo directamente vinculado a los ataques en los que hubo muertos.

De allí que todos ellos compartieron un prontuario con cargos similares:
conspiración sediciosa, amenazas y actos de violencia a sistemas de
comunicación; posesión de arma de fuego no registrada con el propósito
de cometer actos sediciosos y transporte interestatal de vehículos robados.

Los integrantes del FALN cumplían condenas estatales cuando se inició el juicio
federal el 3 de febrero de 1981. Al negarse a comparecer en la corte federal, los
acusados escucharon el juicio a través de altoparlantes colocados en la celda del tribunal.

El peso completo de la ley cayó sobre ellos luego del que el juez de la causa
acogió un informe del fiscal del caso Jeremy Margolis que pidió la máxima pena
para todos los cargos a fin de ``enviar un mensaje al mundo para castigarlos y
evitar que sean libres en el uso de las pistolas y las bombas''.

Las sentencias no intimidaron a los independentistas. Es más, en una carta
dirigida a Negrón para un trabajo de investigación de la Universidad Internacional
de la Florida hace dos años, Rosa escribió que la lucha armada ``sigue siendo
un derecho del pueblo boricua... que en estos momentos no existan acciones
guerrilleras, nos nos quita el derecho que tenemos a luchar de esa manera''.
 

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