El Nuevo Herald
13 de enero de 2001

Posada Carriles admite complot contraCastro

GLENN GARVIN / The Miami Herald
PANAMA

Según las autoridades panameñas, uno de los
cuatro exiliados cubanos arrestados en Panamá
el año pasado en conexión con un supuesto
complot para matar a Fidel Castro admitió que
planeaba asesinar al gobernante cubano con un carro-bomba, pero que cambió
de idea a última hora.

Luis Posada Carriles, de 70 años, veterano de innumerables confabulaciones
anticastristas, dijo a los investigadores que canceló el plan de asesinar a Castro
en su visita a una conferencia de jefes de gobierno latinoamericanos en Panamá
porque podría haber dado lugar a muertes o lesiones serias entre la población
inocente.

Posada Carriles y otros tres individuos de Miami están presos en Panamá por
cargos de confabulación y de posesión ilegal de explosivos.

Pero en una serie de entrevistas esta semana con el Herald, varios funcionarios
del gobierno panameño admitieron que el caso contra los cuatro es sumamente
débil, y vaticinaron que saldrán libres si se les somete a juicio. Los funcionarios
añadieron que extraditarlos a Cuba, como ha exigido Castro que se haga, es una
opción totalmente descartada por los más altos niveles de gobierno.

Los otros tres detenidos son Gaspar Jiménez, de 65 años; Pedro Remón, de 56
y Guillermo Novo, de 61, y son también experimentados activistas anticastristas.

Los arrestaron el 18 de noviembre durante la cumbre latinoamericana, luego de
que Castro advirtiera a las fuerzas de seguridad panameñas que Posada Carriles
estaba en ciudad de Panamá preparándose para asesinarlo.

Según las autoridades, los tres individuos insisten en que fueron a Panamá para
protestar contra la visita de Castro. Pero Posada Carriles, en conversaciones
informales, ha admitido que él fue a matar a Castro.

Las autoridades afirman que Posada Carriles decía: ``Yo soy el responsable, y
no me importa que me metan en la cárcel o que me manden a Cuba o lo que
sea. Mi novia se murió de cáncer, no me importa''.

Dijo también que el plan consistía en llenar un automóvil de explosivos plásticos
y detonarlo según pasara la caravana de Castro, pero se llegó a la conclusión de
que la explosión iba a herir o matar a muchas otras personas.

Como Posada Carriles habló del plan en conversaciones informales y no bajo
declaración jurada, eso no se podrá usar a manera de evidencia.

Y los panameños admiten que los vínculos entre los acusados y la única
evidencia significativa en el caso (un maletín lleno de explosivos plásticos
hallado en un automóvil que arrendaron) son demasiado tenues para
condenarlos.

El maletín, en el que también había cinco teléfonos celulares que podrían
haberse usado para detonar los explosivos, además de una camiseta de los
Marlins de la Florida y una calcomanía de El Nuevo Herald), lo encontró un
panameño que trabajó de chofer para los cuatro individuos, y estaba limpiando el
auto antes de entregarlo.

Pero el chofer no recuerda haber visto a ninguno de ellos con el maletín, y los
investigadores panameños no encontraron tampoco sus huellas digitales.

``Creo que es un caso difícil de plantear en una corte'', dijo un funcionario. ``No
veo cómo podrían sentenciarlos''.

Rogelio Cruz, el abogado de Posada Carriles, niega que su cliente haya revelado
algo ante la policía, y afirma que ``ni él ni ninguno de los otros ha pronunciado
declaraciones formales en el caso''.

Y concuerda en que es prácticamente seguro que quedarán en libertad si se les
somete a juicio.

``Quedarán en libertad'', afirmó. ``Sólo nos queda saber cuándo será eso''.