El Comercio (Peru)
Marzo 30, 2001

Otros que están con vida fueron dados por muertos

                     Antes y después de la toma de la residencia japonesa, el Servicio
                     de Inteligencia Nacional (SIN), por intermedio de la policía, filtró
                     información falsa sobre la identidad de tres emerretistas que presuntamente habían
                     muerto en esa acción, pero hoy se sabe que están vivas. Este Diario ha confirmado
                     que las tres personas radican en diferentes caseríos de Chanchamayo.

                     Se trata de Rosario Vega Navarro, Yovanna Vila Plasencia y Jorge Bravo Rolín, cuyos
                     nombres fueron dados a conocer por la policía señalándolos como tres de los catorce
                     miembros del MRTA que tomaron la sede. Sus nombres también aparecen en un
                     documento oficial obtenido por este Diario.

                     Rosario Vega vive actualmente en Yurinaki. En 1998, es decir un año después de los
                     sucesos, fue capturada por la policía antiterrorista de Chanchamayo durante un
                     enfrentamiento en el caserío de Camunachari. Fue detenida, pero meses después
                     salió en libertad.

                     Yovanna Vila Plasencia radica en el caserío Sanchirio Palomar, a dos horas de La
                     Merced. En plena crisis de la residencia, un grupo de agentes del SIN ubicó a la
                     familia de Vila y la trajo hasta Lima para que convenciera a su hija a deponer su
                     acción. La madre de Vila fue llevada hasta cerca de una ventana por donde asomó
                     una de las mujeres emerretistas para observarla, pero no le hizo caso. El hecho fue
                     difundido por el programa "Contrapunto" de Canal 2.

                     La madre siempre creyó que Yovanna había muerto, pero en 1998 recibió la visita de
                     su hija. La mujer no lo podía creer. Vila le pidió a su madre que le cuidara a su
                     segundo hijo que acababa de nacer y luego volvió al monte. Se presume que continúa
                     en las filas del MRTA.

                     Un caso similar ocurrió con Jorge Bravo, quien en la Navidad de 1998 llegó a la casa
                     de su familia. Su madre hasta ahora no sale de su asombro, pues creía que su hijo
                     había muerto. Bravo fue capturado meses después por la policía acusado de ser
                     terrorista. Un año más tarde, fue absuelto judicialmente y hoy se gana la vida
                     trabajando en una chacra.

                     Fuentes de la policía antiterrorista dijeron a este Diario que las identidades falsas
                     filtradas por el SIN estaban orientadas a confundir y a echar sombras si es que en el
                     futuro alguna autoridad se atrevía a investigar los luctuosos sucesos, como ahora
                     ocurre.