El Comercio (Peru)
18 de mayo de 2001

Algunos emerretistas dijeron que Berenson les daba comida

                     Siete terroristas capturados en el interior de la residencia de La
                     Alameda de El Corregidor, alquilada por Lori Berenson y Pacífico
                     Castrillón, confirmaron que el tercer piso de ese inmueble fue convertido en una
                     especie de cuartel general y centro de entrenamiento para los miembros del MRTA
                     que tenían la misión de tomar el local del Congreso.

                     Tal fue lo que se dijo ayer durante la lectura de piezas en el proceso por terrorismo
                     que se le sigue a la estadounidense en el penal de Lurigancho. Empero, los
                     documentos contienen una serie de contradicciones de los subversivos, al parecer en
                     su intento por evitar que la justicia determine las reales actividades de Lori Berenson.

                     Según las declaraciones testimoniales de José Mego Arrieta, Lucy García López,
                     Nancy Lidia Cuyubamba Puente, Rufino Romero Yumpire, Odón Leoncio Torres
                     Bautista, Andrés Zapata y Jaime Ramírez Pedraza, la estadounidense Berenson no
                     tuvo contacto con ellos ni con otros nueve emerretistas que estaban en el tercer piso
                     de la residencia.

                     Pero otros subversivos señalaron -según las piezas- que Berenson era una de las
                     personas que subía al tercer piso para entregarles alimentos. Lo hacía encapuchada,
                     con guantes y sin pronunciar palabra alguna para no ser identificada.

                     En otra parte de dichos documentos se indica que Miguel Rincón Rincón y Luncinda
                     López eran los únicos que no usaban capucha. Son sindicados, además, como los
                     que adiestraban a los militantes del MRTA y orientaban las acciones que debían
                     acometer. Todo ello hasta que llegó la policía.