El Nuevo Herald
December 9, 1998
 

Noriega pide liberación anticipada

 DAVID LYONS
 The Miami Herald

 El general Manuel Noriega, que está cumpliendo una sentencia de 40 años
 de cárcel por cargos de narcotráfico, quiere que se le ponga en libertad
 antes de cumplir toda su sentencia.

 En una corte federal de Miami el martes, Noriega hizo la solicitud a un juez
 federal, con la ayuda de los testigos menos pensados: un ex embajador
 norteamericano en Panamá, un agente de la Agencia Central de
 Inteligencia (CIA) retirado, y un coronel de la Fuerza Aérea, también
 retirado.

 Todos testificaron que el depuesto hombre fuerte de Panamá, aunque es
 un ex dictador que eliminó las elecciones, entorpeció la democracia y se
 comportó en forma brutal con sus oponentes, realizó una serie de buenos
 trabajos para que los intereses de Estados Unidos en América Latina
 avanzaran, argumentando que por eso se le debería poner en libertad y
 dejar que regresara a Panamá o viajar a cualquier otro país que escogiera.

 Para Noriega, su solicitud ante el juez de distrito William Hoeveler para
 que se reduzca su condena fue su último esfuerzo para pedir clemencia.
 Sus anteriores peticiones han sido escuchadas y rechazadas. Si Hoeveler,
 que el martes sometió a estudio la solicitud, rechaza el pedido del general,
 Noriega entonces dependerá de lo que la junta de libertad bajo palabra
 decida.

 En noviembre de 1997, los funcionarios de libertad bajo palabra escucharon
 argumentos similares para ponerlo en libertad, pero la rechazaron. Para
 enero de 2000, se ha fijado otra audiencia. En caso que se tome una
 decisión favorable a Noriega, el ex general panameño sería elegible para
 ser puesto en libertad en 2013, fecha que cumpliría 78 años.

 A los fiscales adjuntos, Michael Sullivan y Guy Lewis, dos de los fiscales
 que convencieron a un jurado para que condenara a Noriega, no les
 pareció nada bien la solicitud para acortar la sentencia.

 Lewis le dijo al juez que a través de sus solicitudes de clemencia, Noriega
 no ha expresado ``ningún arrepentimiento ni pena''. Además, dijo Lewis, la
 sentencia de Noriega debe esperar su turno en otros casos de narcotráfico
 en el sur de la Florida en los que los acusados recibieron largas sentencias
 de cárcel.

 Sin embargo, los abogados defensores Frank Rubino y Jon May, que
 defendieron a Noriega en la corte, dijeron que ya se había hecho justicia, y
 que era hora de otorgar clemencia.

 ``El general espera vivir 15 años más para asistir a otra audiencia'', dijo
 Rubino, refiriéndose a que Noriega podría ser elegible para ser puesto en
 libertad por buena conducta.

 Rubino dijo que llegó el momento de enfatizar las cosas buenas que
 Noriega hizo durante su carrera como jefe del servicio de inteligencia de
 Panamá y líder de las fuerzas armadas.

 Durante el testimonio del martes, los testigos señalaron que Noriega ya ha
 cumplido bastante tiempo en la prisión, y que ya no representa ninguna
 amenaza para la sociedad. Noriega, que en 1992 recibió el status de
 prisionero de guerra por parte de Hoeveler, ha estado preso en una prisión
 federal en el sur de Miami-Dade desde que se rindió en enero de 1990.

 Arthur Davis, que fungió como embajador desde 1986 hasta finales de
 1989, cuando más de 20,000 soldados norteamericanos invadieron a
 Panamá, declaró que antes de ocupar su cargo en Ciudad de Panamá, las
 autoridades en Washington le dieron órdenes y consejos contradictorios
 sobre cómo debía actuar con Noriega. Davis dijo que el Departamento de
 Estado quería que él promoviera la democracia en Panamá, una misión que
 nunca cumplió. Sin embargo, las fuerzas norteamericanas de inteligencia, y
 en particular el difunto William Casey, director de la CIA, consideraban
 que Noriega era una fuente importante de información.

 ``Quiero decirles que Noriega representa la idea que tengo de un perfecto
 hombre de inteligencia'', recuerda Davis que le dijo Casey. ``Es mi
 muchacho, mi protegido''.

 Donald Winters, ex jefe de la CIA en Panamá, dijo que Noriega, por el
 contrario, es ``prisionero de Estados Unidos'', refiriéndose al título del libro
 de memorias que Noriega escribió, con la ayuda del periodista Peter
 Eisner.
 

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