El Nuevo Herald
5 de noviembre de 2001

La calma marca los comicios nicaragüenses

 G. GUILLEN /  El Nuevo Herald
 MANAGUA

 Durante un día soleado los nicaragüenses concurrieron masiva y pacíficamente ayer a las urnas con el propósito de elegir al presidente
 de la república que gobernará el país entre 2002 y 2007, en reemplazo del liberal de derecha Arnoldo Alemán.

 A lo largo de 12 horas estuvieron abiertos 9,502 puestos de votación en todo el país y se esperaba que los resultados oficiales
 comenzaran a divulgarse en la madrugada de hoy, aunque organismos neutrales como la Organización de Estados Americanos (OEA),
 y la ONG internacional Etica y Transparencia (E y T), a las 8 p.m. de ayer ya conocían el nombre del ganador con base en sendos
 conteos rápidos que practicaron en más de 30% de las mesas de votación.

 La información recaudada por los dos organismos fue entregada en sobres cerrados a los seis magistrados que presiden el Consejo
 Superior Electoral, CSE. Ambas muestras tienen un margen de error de apenas 2.02%.

 Conforme a las encuestas privadas preelectorales los nicaragüenses acudieron a las urnas para tratar de dirimir un empate técnico, con
 una diferencia de 0.2%, entre el candidato del gobernante Partido Liberal Constitucionalista, PLC, Enrique Bolaños, de 73 años de
 edad, y Daniel Ortega (55), del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Sin embargo, fuentes cercanas a los organismos
 observadores dijeron que entre el ganador y el perdedor no habría una diferencia superior a 5%.

 Bolaños pronosticó que ganará las elecciones con ocho puntos de ventaja sobre Ortega.

 Pero Ortega, candidato por tercera vez, también dijo que ``todos los indicios apuntan a favor de un triunfo'' de su partido. ``La bola de 96 millas del ponche a Ortega ya va
 llegando cerca del guante del catcher'', dijo Bolaños utilizando los términos beisboleros que usó durante la campaña electoral.

 Ortega reiteró que si sucede una derrota del sandinismo, ``aceptaremos el resultado de los comicios y no vamos a recurrir a la violencia''.

 Al cierre de esta edición los candidatos se preparaban para conocer los resultados, y el gobierno mantenía la advertencia de que implantaría el estado de emergencia en
 caso de que la divulgación oficial de resultados provocara hechos de violencia sobre los que han advertido las autoridades.

 Sin embargo, hasta el cierre de las urnas la calma nacional había sido absoluta, de acuerdo con Gabriel Solórzano, director de E y T, quien en rueda de prensa destacó
 el civismo y la alta participación ciudadana en las elecciones (se calcula que el abstencionismo no superará el 20%) y un bajo porcentaje de demoras en la apertura de
 mesas de votación, atribuido a problemas técnicos.

 Antes de abrirse las mesas ya se habían formado enormes filas de electores, y se creía que al mediodía ya había votado la mayor parte del electorado.

 Los comicios fueron vigiladas por 12,500 observadores nacionales e internacionales autorizados por el Consejo Supremo Electoral.

 La principal fuerza de observación internacional la trajo la OEA, cuyo secretario general, César Gaviria, declaró que tenía ``gran confianza'' en el sistema electoral. Los
 resultados de los conteos rápidos de la OEA y E y T, que le fueron entregados a las autoridades electorales serán una garantía de que los resultados oficiales no
 puedan ser adulterados, debido a la precisión garantizada de aquellos.

 Solórzano, de E y T, explicó que ``el conteo rápido se basa en los votos contados en las mesas de sufragio, en presencia de observadores de E y T, que los registra y
 transmite antes del llenado y suscripción del acta oficial. Se trata de los votos reales y no de la respuesta a una encuesta.
 
 
 
 

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