Caliban
abril-mayo-junio, 2009

Entrevista con Mario Mencia Cobas

Por los vericuetos de la historia

Waldo Fernández Cuenca

Desde pequeño nos enseñan a querer la tierra donde se nace y amar la historia patria. Conocemos a grandes héroes y heroicas batallas en pos de los más nobles ideales, pero poco nos hablan de los que día a día la reconstruyen: los historiadores. Personas que dedican años y a veces la vida entera para acercarnos a los hechos que tan heroicamente se nos muestran. Y la historia como los historiadores y la vida misma está llena de contradicciones, matices y hasta misterios.

En la búsqueda incansable de estos vericuetos de la historia cubana está Mario Mencía Cobas reconocido historiador de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado. Mencía es especialista de la última etapa de aquella república que, sumida en la más despótica de las tiranías, vio el resurgir de una generación que le dio un vuelco gigantesco a la historia de este continente para siempre. Sus libros La Prisión Fecunda, El Grito del Moncada, Tiempos Precursores y otros, hasta acumular más de veinte títulos, representan referencia indispensable para estudiar y entender este decisivo período. Conversar sobre la historia con Mencía fue sin dudas un reto interesante.

¿Cómo comienza su atracción por la Historia?

Hay que remontarse mucho tiempo atrás, a mi época estudiantil universitaria. Yo cursé Ciencias Políticas en la década del sesenta, de esa época proviene mi inclinación hacia la Historia. Esto me llevó a escribir trabajos de corte histórico en la Revista Universidad de La Habana y en el periódico Juventud Rebelde, antes de terminar la carrera, en especial sobre los movimientos guerrilleros de liberación que bajo el influjo de la Revolución Cubana se desarrollaban en América Latina.

La lucha contra Batista después del golpe de Estado del 52 como última etapa de nuestra historia prerrevolucionaria ocupa la mayor parte de sus investigaciones históricas, ¿por qué escoge esa etapa?

Precisamente al indagar y escribir sobre aquellos movimientos revolucionarios, todos los cuales fracasan -incluido el del Che en Bolivia- a excepción del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, es que me doy cuenta de un fenómeno interesante y es que los integrantes de aquellos movimientos creían imitar la gesta cubana, lo cual era un error al que agregan otro: tenían una visión distorsionada de lo ocurrido en Cuba, desconocían muchos aspectos de nuestra lucha contra Batista. Aquellos errores costaron torrentes de sangre joven en América Latina. Aquí mismo se hiperbolizaba el papel de las guerrillas en las montañas, a las que se asignaba un carácter absoluto, independiente por completo de otros factores coadyuvantes.

A partir de esa experiencia me doy cuenta de que lo más importante era estudiar nuestro proceso revolucionario con sus características, y divulgar cómo se había desarrollado en la práctica nuestro proceso insurreccional. Prevalecía una visión esquemática, rígida, unilateral, se pensaba que Fidel había desembarcado, se había alzado en las montañas y a los dos años triunfa. Se olvidaba todo el acontecer social y político que precedía y acompañaba el decurso de la guerra, el conjunto de fuerzas que en ella intervenía, los cinco años de lucha de 1952 a 1956, el holocausto del Moncada, la importantísima etapa del presidio, la del exilio preparador, el paulatino surgimiento de la vanguardia, el prestigio en ascenso entre los sectores más radicales de la población que aureolaba ya a Fidel cuando desembarca en el Granma. Esta compleja urdimbre de circunstancias en desarrollo y confluencia no se apreciaba en los movimientos revolucionarios de nuestro hemisferio.

¿A qué le atribuye que después del Golpe de Estado de Batista se gesten diferentes movimientos y métodos de lucha en pos de derrocar al tirano?

Olvidándonos de quienes se pasan al bando golpista, después del 10 de marzo hay una reacción general de repudio a Batista, consustancial a la idiosincrasia del cubano esencialmente rebelde e insumiso. Batista era una persona especialmente detestada y odiada por nuestra población. Hay que recordar que este era el segundo período dictatorial de Batista, ya que había gobernado impositivamente de 1933 a 1944.

De modo que mucha gente empezó a oponerse a Batista con los métodos que sabían o se le ocurrían. Los hubo que enarbolaban tesis políticas y legalistas, en definitiva pacíficas, y los hubo que estuvieron por el uso de la violencia. Te digo esto para resaltar el hecho de que las principales organizaciones -y esto es algo que casi siempre se olvida- que comienzan primero a combatir al tirano con mayor proselitismo y más recursos son varias, entre ellas las de tres dirigentes políticos que vienen de los años treintas como Justo Carrillo Hernández con Acción Libertadora, Aureliano Sánchez Arango con la Triple A, Rafael García-Bárcena con el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). Ellos son los iniciadores del insurreccionalismo contra la segunda tiranía batistiana, aunque sin el apropiado método y una correcta perspectiva estratégica revolucionaria como la tendrá después la organización estructurada por Fidel.

¿Qué importancia le otorga a la lucha clandestina en las ciudades?

Era fundamental. La lucha clandestina produce el asalto al cuartel Moncada, la lucha clandestina produce la expedición del Granma y produce el inicio de la guerra. La guerra es una sola, se desarrolla en dos escenarios, el rural y el urbano, cuyos efectos interactúan y se ínter influyen. Las guerrillas en las montañas siempre contaron con el apoyo de la ciudad y no solo en las diferentes ciudades del país, sino también con la ayuda de un Frente Externo que en países como México, Venezuela y Estados Unidos -por mencionar los más influyentes- coadyuvaba con la lucha armada de muy diversas maneras (recaudación de dinero, publicidad, organización de expediciones, envío de armas para Cuba). Solo un ejemplo: en el mes de diciembre de 1956 cuando todavía los expedicionarios se están recuperando del combate de Alegría de Pío y tratando de reunificarse, la compañera Celia Sánchez, a nombre del Movimiento 26 de Julio en Manzanillo y Niquero, le envía a Fidel 7 mil pesos para que él pagara los gastos de la guerrilla. Al campesinado le pagaban lo que consumían, comida, todo. Tres meses después, en marzo de 1957, Frank País envía a Fidel el primer refuerzo de 50 hombres armados de Santiago de Cuba y el resto de la provincia de Oriente. Con ellos y un importante alijo de armas y proyectiles que le hace llegar después podrá la Columna Uno obtener la importante victoria de El Uvero en mayo.

¿Qué lugar merece la Universidad de la Habana en la historia contemporánea de Cuba?

Sin la Universidad de La Habana no podría hacerse la historia de Cuba porque al margen de algunos elementos que pudieran no tener calidad política, la gran parte de la juventud revolucionaria estudiantil se concertó allí para transformar nuestra historia. La Universidad de la Habana era un lugar que hacía eco como caja de resonancia a toda la rebeldía nacional y la ampliaba a una velocidad tremenda. Por ejemplo, casi todas las fuerzas de oposición al machadato como el DEU, el Ala Izquierda Estudiantil, el ABC y otras organizaciones y combatientes independientes como Antonio Guiteras partieron de la Universidad.

¿Cómo surge la idea de hacer el libro El Grito del Moncada?

En 1972 inicié formalmente las investigaciones de la segunda dictadura de Batista y de ahí paso al asalto al Moncada, que se volcaban en artículos que publicaba periódicamente. Recopilé una gran cantidad de documentos históricos y realicé numerosas entrevistas que me permitieron acometer en catorce años una primera versión de ese trascendental suceso. El fruto fue El Grito del Moncada (1986) antecedido por La prisión fecunda, en 1980, la que también tuvo su origen en una serie de trabajos periodísticos. Durante veinte años más, alternado con otras actividades, estuve reuniendo más materiales, investigando mucho más, y elaboré otra obra más acabada, más analítica y aportativa desde el punto de vista historiográfico, El Moncada, la respuesta necesaria, de la que ahora estoy completando una segunda edición aumentada y muy modificada.

¿Pudo recoger los testimonios personales de Fidel o Raúl?

Pude recoger el testimonio de Fidel a partir de tres conversaciones que sostuve con él. No fueron entrevistas. A Raúl Castro no he tenido acceso.

El libro publicado en los EE.UU. por el historiador Antonio de la Cova sobre estos mismos sucesos del Moncada ¿Cuál es su opinión sobre él?

Bueno, hay aseveraciones en ese libro que son ciertas. Otras, no. El tuvo la posibilidad (posibilidad fuera de mi alcance) de entrevistar a los moncadistas que abandonaron el país después del triunfo de la insurrección. Su lectura me ha permitido redondear una veintena de fichas biográficas de asaltantes y perfilar una mejor reconstrucción histórica de fragmentos de aquellos sucesos, digamos por ejemplo el ataque al cuartel Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo. De esta acción tres de los cuatro que la prepararon y dirigieron salieron exiliados en ese momento y se fueron del país después de 1959, entre ellos Raúl Martínez Ararás, uno de los máximos jefes del movimiento con Fidel y Abel. Se van también Orlando Castro García y Gerardo Pérez-Puelles Valmaseda entre otros ya sin el mismo rango e importancia. Por De la Cova he podido conocer la versión de ellos acerca de lo que hicieron, cómo escapan, cómo salen y qué hacen fuera de Cuba en aquella época. En ese sentido merece mi agradecimiento.

Ahora bien, en The Moncada Attack, Birth of the Cuban Revolution Antonio Rafael de la Cova se regodea asignándome el papel de historiador oficialista de la Revolución, coletilla con la que nuestros adversarios pretenden denostar la cientificidad de nuestro quehacer en la esfera histórica. Sin embargo, el Profesor Asistente de la Universidad de Indiana no parece haber adquirido conciencia de que él acepta a ultranza toda la información que le aportan los que abandonaron el país, aunque muchas veces tales testimonios -parcial o totalmente- resientan un mínimo de lógica. A partir de ese universo factual y argumental no cernido y de dudosa factura acopiado en fuentes del exilio desafecto, De la Cova monta toda la trama de su libro, con lo cual asume la misma posición que me critica, la de historiador oficialista, pero en su caso ubicándose en un plano diametralmente opuesto al mío, el de historiador oficialista de la contrarrevolución.

Usted es un conocedor de la historia del Directorio Revolucionario. A su entender, ¿cuáles fueron los principales errores estratégicos cometidos por ese movimiento en la lucha contra la tiranía?

Eso que te lo responda el Comandante Faure Chomón. Mi función como historiador no es enjuiciar ninguna organización sino, en todo caso, reconstruir su trayectoria. Pronto viajaré a Santiago de Cuba para apoyar como tutor la defensa de una Maestría sobre el Directorio Revolucionario. Es de un joven profesor de la Universidad de Oriente. La tesis presenta muchos elementos muy bien trabajados, pero también algunas limitaciones debido a que algunos importantes dirigentes del Directorio ofrecen resistencia a testimoniar. Existen indicios de que en el pasado se manifestaron opiniones no coincidentes que todavía subsisten, al punto de que se prefiere delegar la facultad de informar respecto a la organización en el Comandante Chomón, su Secretario General después de la caída de José Antonio Echeverría y de Fructuoso Rodríguez. Esto, si bien implica un gran respeto a la jerarquía, no es lo más saludable para un buen trabajo de reconstrucción de la historia.

¿Cómo valora la figura de José Antonio Echeverría?

Sin duda alguna, con Julio Antonio Mella, la figura más descollante de nuestra juventud estudiantil. Un revolucionario integral. El dirigente juvenil cubano más carismático de todos los tiempos.

¿Considera a José Antonio el catalizador del Directorio?

Más que catalizador. Él fue el artífice del Directorio Revolucionario. Lo seguían fuese cual fuera su posición. Cuando la Carta de México hay ciertos atisbos de que pudo haber alguna oposición a que fuera a firmar la Carta con Fidel; él lo hizo y asumió toda la responsabilidad. Cuando por determinadas razones decide no hacer ninguna acción al producirse el desembarco del Granma, todo el mundo acata su decisión a pesar de otras opiniones.

¿Cómo valora la actuación de los principales dirigentes del DR al producirse el triunfo revolucionario?

¿Por qué solamente la actuación de los principales dirigentes del DR? Aquí habría que abordar con una incalculable amplitud cuestiones que ninguna de las principales fuerzas políticas de la lucha revolucionaria ha pretendido esclarecer con posterioridad: el Partido Socialista Popular, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Es una etapa muy compleja donde salieron a flote problemas que se daban dentro de estas organizaciones y entre estas organizaciones, a los que se agregaron serios problemas nuevos que surgieron al final de la guerra, los cuales afortunadamente han ido quedando superados. La valoración de aquel complicado momento escapa a las posibilidades de una entrevista. Su inmediatez todavía hoy fuerza a que sean los representantes de esas organizaciones quienes valoren y enjuicien lo sucedido.

¿Cuál es su consideración acerca de que no exista un recuento histórico de ese movimiento?

En parte por lo que anteriormente te decía. Pero la cuestión fundamental de la ausencia de una historia del Directorio se debe –y esto lo he sufrido como historiador- al insuficiente apoyo por parte de los protagonistas a colaborar incondicionalmente. Existen contradicciones entre algunos de ellos que dan al traste con esta posibilidad. Unos se inhiben, otros omiten… Pero esto también ocurre con el Movimiento 26 de Julio, con el Partido Socialista Popular y, prácticamente, con cualquier organización y tema histórico contemporáneo en el que se pretenda hurgar. Aunque tengas pruebas fehacientes, si el resultado de la búsqueda contradice las versiones acuñadas por protagonistas ahí mismo empiezan a surgir las dificultades. Hay asuntos que se quieren silenciar, hechos que se pretende desaparecer, afirmaciones inciertas que en algún momento se divulgaron por razones políticas coyunturales (incluso pueden estar en documentos considerados históricos) y después no se han querido rectificar. Todo esto y otras cuestiones igualmente delicadas obstaculizan la investigación a fondo. Pero, mira, han pasado más de cien años y todavía estamos especulando acerca de lo que pasó en La Mejorana con Martí, Gómez y Maceo, imagínate cuando se trata de asuntos más recientes con sus actores sociales vivos.

¿Qué me puede decir del Frente del Escambray creado por Faure?

Ahora surge esta versión de la creación del Frente por Faure Chomón. Eloy Gutiérrez Menoyo sube al Escambray en septiembre-octubre de 1957 y lo hace como representante del Directorio, era su jefe de acción. Hasta ese momento Gutiérrez Menoyo actúa como Directorio y es su representante en el Escambray. Utiliza las vías clandestinas y los recursos del Directorio, va con hombres del Directorio, con armas del Directorio y mandatado por los dirigentes del Directorio radicados en Cuba. Por todas esas razones históricamente se ha considerado siempre la creación del Frente del Directorio Revolucionario con la subida de Eloy. Esa es la historia. Faure está afirmando que el frente se funda cuando él viene del exilio y pasa por el Escambray rumbo a La Habana en febrero de 1958. En mi criterio, lo ocurrido poco después de la llegada de los expedicionarios del Scapade es la separación de Gutiérrez Menoyo como jefe del frente del DR-13-M en el Escambray y la creación de uno comandado por él que habrá de llamarse Segundo Frente del Escambray. Pero esa es otra historia.

¿Qué les recomienda a los jóvenes que se interesan por la historia de su país?

Creo que todos los jóvenes deben interesase en nuestra Historia. Pero no todos los jóvenes lo están, y esto es una responsabilidad nuestra, tanto de los historiadores como de los protagonistas. Muchas cosas se enmascaran, se desdibujan, se cambian, se esquematizan, son presentadas mediante discursos trillados o el clásico teque carente de atractivo. También ocurre otro fenómeno contrario en el que todo es grandioso, fabuloso, inalcanzable para nuestros jóvenes. Queremos presentar una historia bella, perfecta, sin contradicciones, sin problemas, en la que todo fluye armónicamente, ascendentemente, sin altas y bajas, sin tropiezos, sin fracasos, en que todo estuvo perfectamente planeado desde un principio; una historia conformada por infalibles dioses del Olimpo, olvidando que en realidad fue llevada adelante por personas de grandes méritos sí pero de carne y hueso, con novias y novios, que hacen el amor y tienen otras necesidades y se comportan igual que cualquier ser humano. Esa imagen idílica también aleja a los héroes y heroínas de nuestra historia de la gente común. A esto se suma la forma en que a veces se nos presenta la historia, con pésimos textos, verdaderos ladrillos que hacen que el joven se aburra y abandone su lectura, y esto lo padecí en mi época universitaria.

¿Cuál ha sido su mayor satisfacción como historiador?

Publicar el resultado de mis investigaciones y constatar que mis obras son leídas. Me doy cuenta de su utilidad y valor cuando las presento en todo el país. Por ejemplo, La Prisión Fecunda tuvo una tirada de 355 mil ejemplares solo superada en su momento por el Diario del Che en Bolivia que se distribuyó gratis. Ver tu trabajo realizado socialmente mediante su lectura por decenas de miles de personas es la mayor satisfacción que puedes tener.

¿Su gran decepción?

Ocurre en estos momentos, cuando he llegado a la convicción de que no me alcanza lo que queda de vida para transformar en obras todas las investigaciones acumuladas a lo largo de tanto tiempo. Sé que no voy a poder y la ansiedad me corroe mientras busco la fórmula para lograrlo. No es decepción, es frustración.

El país vive una nueva etapa con el gradual relevo de la generación histórica ¿Cómo avizora el futuro de la nación?

La avizoro con nuevos protagonistas. La historia no se detiene en una generación o en una etapa. La historia de Cuba no se detuvo en 1878, no se detuvo en 1898, no se detuvo en el 33 ni en el 59, ni se detendrá en el 2008 ni en el 2040. Vendrán otras situaciones políticas que tendrán nuevas soluciones revolucionarias. Estoy plenamente convencido de que si Cuba sufre una agresión, de esta juventud emergerán los nuevos protagonistas que continuarán haciendo nuestra historia.