El Nuevo Herald
3 de noviembre de 2001

No hay sitio para más en cementerios mexicanos

 VERONICA SANZ / EFE
 CIUDAD DE MEXICO

 La capital mexicana, una de las ciudades más pobladas del mundo, no sólo se ha quedado pequeña para sus habitantes sino también para sus muertos, que están a
 punto de rebasar la capacidad de sus 117 cementerios.

 Mientras los capitalinos se preparaban ayer para ir a visitar a sus difuntos a los panteones y pasar con ellos el tradicional ``día de muertos'', las autoridades locales
 advirtieron de que los cementerios de la Ciudad de México se quedarán muy pronto sin espacio para albergar a más cadáveres.

 La saturación ha llegado a tal extremo que algunos funcionarios han pedido a los ciudadanos que se inclinen por la incineración, una alternativa que no está muy bien
 vista en un país en el que el 90 por ciento de la población es católica.

 El coordinador de Panteones de la Delegación Miguel Hidalgo de la capital, Rogelio Cárdenas, aseguró que la incineración es la solución ideal porque, además de ayudar a ahorrar espacio en los cementerios, permite a los ciudadanos tener las cenizas de sus seres queridos en su propia casa.

 ``Es una solución menos problemática y mucho más práctica. Así, los deudos ya no tiene de qué preocuparse, esa lata de venir al panteón para traerle flores, arreglar su tumba, y de esta manera tendrán la oportunidad de estar con el muertito durante los días que les queden de vida'', dijo Cárdenas.

 El gobierno del Distrito Federal no fue tan lejos en sus declaraciones, pero presentó un informe que habla por sí solo.

 En la Ciudad de México, donde viven una decena de millones de personas --el doble si se incluye la zona metropolitana--, en los cementerios sólo queda capacidad para 110,000 fosas más.

 Si se tiene en cuenta que en 1999 murieron 57,236 personas en la capital, en apenas dos años los camposantos agotarían sus ``localidades''.

 Ante este panorama, las autoridades han señalado que se necesitaría invertir unos 100 millones de pesos ($10.8 millones) anuales durante el próximo sexenio para
 construir al menos cuatro nuevos cementerios, lo que daría un ``respiro'' a los muertos por un tiempo.

 Según los cálculos del gobierno de la capital, cada nuevo cementerio debería tener capacidad para unas 90,000 fosas.

 Como las autoridades locales son conscientes de que no disponen de los fondos suficientes para llevar a cabo este proyecto, han apelado al bolsillo del sector privado para solucionar el problema.

 De los 117 cementerios que hay en la capital 101 son públicos, pero como no son suficientes será necesario aumentar la participación privada de manera directa o a
 través de acuerdos mixtos, comentó el subsecretario de gobierno de la ciudad, Francisco Garduño.

 La escasez de espacios y la costumbre de los mexicanos de festejar a sus muertos, han generado toda una industria del ``pillaje'' alrededor de los camposantos.

 ``Las personas que buscan sepultar a algún familiar tienen no sólo que buscar, sino hasta negociar con los empleados de los panteones un lugar apropiado para sepultar a sus difuntos, lo cual significa un calvario para los ciudadanos y un gran reto para las autoridades'', declaró el diputado izquierdista Marcos Morales.

 Pero ayer los capitalinos estuvieron dispuestos a aceptar todos los abusos con tal de poder pasar el día con sus muertos y agasajarlos como se merecen.

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