NOE LEIVA / AFP
RUINAS DE COPAN, Honduras

El hallazgo de restos de uno de los 16 reyes mayas, con símbolos de poder civil
y militar, deslumbra a los arqueólogos que investigan esta maravillosa cultura,
que se estableció en el noroeste de Honduras y que alcanzó su máximo
esplendor entre los años 426 y 820 después de Cristo.

``Los dos pectorales de jade [barras de 20 y 24 cm que cuelgan del pecho con
un hilo] con símbolos del poder político y militar son fuerte prueba de que los
restos sí son de un gobernante'', afirmó el arqueólogo japonés Seiichi Nakamura,
director del Programa de Conservación de Copán (PICPAC), encargado de las
investigaciones en esa zona 400 km al noroeste de Tegucigalpa.

``La tumba real está aquí'', señaló el investigador hondureño Fernando López,
asistente de Nakamura, mostrando una fosa en medio de la tierra negra
removida, donde desde septiembre pasado a la fecha los expertos han hallado
restos óseos de 38 indígenas mayas, incluyendo los del rey.

Las 38 tumbas están en un área de 1,500 m2, apartadas a unos 1,200 metros
del grupo principal de las majestuosas estructuras arquitectónicas y esculturas
en piedra del Parque Arqueológico de Copán.

Uno de los pectorales tiene grabado en alto relieve un petate (esterilla de palma
o tejido), símbolo del poder civil y judicial en los mayas; y el otro tiene la figura
del dios de la guerra, símbolo del poder militar. Los arqueólogos les llaman
pectorales a las barras porque éstas eran usadas por el rey colgadas en el
pecho.

En la tumba también habían dos piezas de jade talladas como en forma de
pequeños sombreros que el rey utilizaba en las orejas, y otras 25 piezas de jade
de diversas figuras, algunas de más de cinco centímetros, dentro de cuatro
vasijas de tres patas, de uso exclusivo de la realeza.

Los restos óseos estaban cuidadosamente colocados en la tumba --forrada con
piedras rectangulares-- de 2.10 metros de largo por 1.5 m de ancho, sobre una
enorme piedra de 1.72 metros de largo por 62 cm de ancho y 20 cm de altura.