El Nuevo Herald
31 de octubre de 2001

Obligan a suspender clases a periodistas

La SIP condena el hostigamiento contra la prensa independiente

 Redacción El Nuevo Herald

 La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó enérgicamente la campaña de hostigamiento y vigilancia continua desatada en los últimos días por el gobierno de Cuba contra una organización de periodistas independientes, a cuyos miembros se les impidió la celebración de actividades de profesionalización.

 En un informe telefónico a la SIP desde La Habana, Ricardo González Alfonso, presidente de la Sociedad de Periodistas, Manuel Márquez Sterling, dio a conocer que este lunes la Seguridad del Estado de Cuba le prohibió a Raúl Rivero, vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información por Cuba y recientemente elegido director de la SIP, impartir un curso de capacitación técnica sobre periodismo en la sede de la organización que aglutina a periodistas alternativos.

 El presidente de la SIP, Robert J. Cox, del The Post and Courier, Charleston, Carolina del Sur, subrayó que ``prohibiciones de esta índole, en que el debate de las ideas y la capacitación se consideran ilegales, constituyen actos de censura intelectual y un ataque frontal a los derechos humanos''.

 Cox, se refirió además a la resolución aprobada en Washington, DC, por la Asamblea General de la SIP el pasado 16 de octubre, en la que la organización hemisférica condenó la falta absoluta de libertad de expresión y de libertad de prensa en Cuba.

 A su vez, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Rafael Molina, del diario Ahora, Santo Domingo, República Dominicana, recordó que en el mismo documento la SIP exigió a las autoridades cubanas el desmantelamiento de los mecanismos de represión y control que impiden el desarrollo del periodismo independiente y la creación de órganos de prensa al margen del Estado; censuró la persecución de los periodistas independientes y las condenas impuestas al amparo de la llamada Ley de la Dignidad y la Soberanía Nacional (Ley Mordaza) y demandó la libertad de Bernardo Arévalo Padrón y José Orlando González Bridón, quienes permanecen en prisión por intentar ejercer el derecho a expresarse libremente.

 No sólo a Rivero se le limitó su derecho a dictar un curso, sino que además fueron conminados a abandonar el local Carmelo Díaz Fernández, director de la Agencia Sindical Independiente de Cuba; Pedro Pablo Alvarez Ramos, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores de Cuba y los periodistas Víctor Manuel Domínguez García, Migda Graciela González Alfonso y Adolfo Fernández Sainz.

 El periodista Carlos Castro, que tenía previsto participar en la actividad, fue detenido a la entrada del local por negarse a que lo registraran en la vía pública. Luego se le obligó a entrar en un vehículo oficial que lo abandonó en un poblado en las afueras de La Habana.
 

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