Behemia
29 de marzo de 2004

Desenmascarada campaña anticubana

Ni una mentira quedó en pie

Estados Unidos busca candidatos para presentar documento contra Cuba en Ginebra. El canciller Felipe Pérez Roque demostró con testimonios irrefutables que los mercenarios condenados el pasado año en la Isla no están enfermos ni son objeto de maltrato

Por: LISET GARCÍA
Foto: LEYVA BENÍTEZ

Pieza a pieza, se deshizo el rompecabezas. Ni una mentira quedó en pie. Una tras otra fueron cayendo, desnudas y ridiculizadas por nuestro canciller Felipe Pérez Roque. De frente a la verdad, expresada en cubano, no hay quien diga Diego donde dije...

Pero igual que un día repitieron como papagayos que un terrorista como Armando Valladares era un pobre poeta inválido, ahora inventan nuevos infundios con tal de ver a Cuba sentada en el banquillo de los acusados. Y se apresuraron tanto que hasta tienen redactado el texto acusatorio y andan a la caza de algún títere capaz de seguirles la rima.

Aquel no era poeta; mucho menos inválido. El mundo lo vio haciendo ejercicios dentro del baño de su celda y luego calistenia en un gran patio al aire libre. El show, visto en reposición, mueve a la risa si no fuera tan verdaderamente dramático.

Ahora la farsa tiene parecido sabor con los 75 mercenarios encarcelados. Ellos no están enfermos ni son víctimas de maltrato. Ni incomunicados en mazmorras, ni sin asistencia médica. Están presos -luego de ser juzgados sumariamente por tribunales civiles ordinarios, con todas las garantías jurídicas- en cárceles donde se cumplen las reglas exigidas por Naciones Unidas para el tratamiento a los reclusos. Lo confirmaron familiares, quienes los visitan, les llevan alimentos, los libros que ellos deseen, la literatura religiosa que solicitan...

El ataque no es solo contra el sistema penitenciario cubano. Es contra la verdad y el derecho de Cuba a su libre determinación, a la libertad de decisión del pueblo. La escalada viene envuelta de diversas maneras y a partir de varios flancos. Se trata de un plan que tiene previsto hasta acciones violentas, e incluso la agresión militar. Sin disimulo han abierto el telón y entrado a escena, cada cual con su rol.

Una de las voces es la del mismísimo Colin Powel, el secretario de Estado norteamericano. Prometió ser solidario con quienes luchan por la democracia en Cuba, y aseguró que esos 75 mercenarios encarcelados son periodistas y bibliotecarios, cumplen sentencias en condiciones humanas sumamente insalubres, con servicios médicos inadecuados y graves problemas de salud. No parece extraño por eso que en boca del legislador Díaz-Balart –quien dijo que "en Cuba se impone el magnicidio de Castro"- y otros ejemplares de la fauna de ese país, las mentiras y las provocaciones lluevan.

Cuba se defiende con la verdad. No hay espacio al lenguaje de violencia, pero sí a la aplicación rigurosa de las leyes contra quienes colaboran con una potencia extranjera deseosa de agredirla. Lo hace erguida y sin temor. Y goza de respaldo.

De ahí el rechazo el pasado año por 31 votos en contra y 15 a favor, a una "propuesta" de Costa Rica -elaborada como ahora por Washington- en la Comisión de Derechos Humanos, con la intención de condenar a la Isla por ese acto de legítima defensa. Fue aplastado el engendro anticubano, mas la rabia sigue intacta.

Ahora hace solo unos días el canciller Felipe Pérez Roque, ante representantes de medios de prensa de 22 países, puso los puntos sobre las íes y las pruebas sobre la mesa. Mostró el documento actual, recién salido del horno y pendiente de hallar un ventrílocuo para ir a Ginebra. Conversó con los médicos que atienden a dos de los 75 reclusos y demostró que están bien atendidos y gozan de buena salud.

Habló en nombre de los cubanos. Dejó emplazados a tergiversadores y farsantes. Reveló la realidad de los prisioneros de guerra en Iraq y la ilegal base naval de Guantánamo, donde, según se ha publicado en la propia prensa estadounidense, los detenidos permanecen en medio de un limbo judicial y viviendo en condiciones que recuerdan los horrores de los campos de concentración nazis. Techo de vidrio y ¿tirando piedras?

A la nueva campaña de mentiras e inexactitudes acerca del tratamiento que reciben en cárceles de la Isla esos mercenarios al servicio del gobierno de Estados Unidos, no le queda más que hallar otra sombrilla con la que taparse de una verdad que llueve sobre mojado.