Granma Diario
abril 12, 2003

Otuardo, el agente Yanier

ENRIQUE ATIÉNZAR RIVERO

Foto: JORGE LUIS TÉLLEZCAMAGÜEY.— La noche que se hizo pública oficialmente la verdadera identidad de Otuardo Hernández Rodríguez, el agente Yanier para los Órganos de la Seguridad del Estado, muchas personas quedaron sorprendidas en el barrio porque hasta ese momento lo tenían como el hombre conflictivo, apático y que rehuía asistir a las elecciones y a todo lo que lo comprometiera como simpatizante de la Revolución.

Desde hace unos días para acá, en que testificó ante el Tribunal Provincial de Camagüey que juzgó a cuatro personas, residentes en este territorio, por trabajar al servicio de una potencia extranjera, a través de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, la vida de Otuardo cambió, no se siente recriminado por la familia, amistades y la esposa.

Vuelve a mostrarse como el joven nacido en 1963, procedente de una familia obrera, muy humilde, al que la Revolución le dio la oportunidad de estudiar y realizarse como ingeniero civil, laborar en diversos organismos y ejercer su profesión y, en determinado momento, cumplir con el deber sagrado de la Patria, desde las filas de los Órganos de la Seguridad del Estado, con el objetivo de conocer las actividades contrarrevolucionarias que desarrollaban estos grupos, muchos de ellos de nueva creación en Camagüey.

Relató que a partir de la encomienda de penetrar en las organizaciones sufrió una metamorfosis, un desdoblamiento, tuvo que transformarse de una persona que mantenía una conducta intachable, responsable ante las tareas encomendadas, militante del Partido Comunista de Cuba, en otra que renunciara a todas esas cosas y pasar a una vida que puso en juego las relaciones personales con la familia, el matrimonio, sus amistades, es decir, sacrificarlo todo por la Revolución.

"Yo logro penetrar a los contrarrevolucionarios a través de un proceso de captación que estos grupos hacen con personas con ideas no compatibles con la Revolución o que afrontan dificultades, ya sean laborales y sociales. Como yo había sido sancionado política y administrativamente, pensaron: este hombre está disgustado y buscaron acercarse a mí.

"Yo ingreso a la contrarrevolución en la Fundación Cubana de Derechos Humanos como un colaborador. Posteriormente fui sufriendo un proceso en que logro, al cabo de un período corto de tiempo, que no llega a un año, ser su presidente en Camagüey."

Al desintegrarse posteriormente esa organización, pasó a formar parte del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba como delegado de este en la provincia, ambas de carácter nacional. También ejerció las labores de periodismo independiente y de bibliotecario independiente.

Denunció que el principal propósito de estas organizaciones está centrado en desestabilizar a la Revolución, mediante supuestas violaciones de derechos humanos, elaborar informaciones falseadas y manipuladas, y aseguró que todo está financiado y apoyado por el Gobierno norteamericano a través de la Oficina de Intereses de La Habana y por la mafia terrorista de Miami.

A Otuardo en este momento le vinieron a la mente los nombres de Yaniset Rivero, Frank Hernández Trujillo y Ricardo Bofill, connotados contrarrevolucionarios que radican en Miami y que apoyan todo esto, con equipos, propaganda, dinero en efectivo en divisas. ¿El móvil? Propiciar información al Gobierno de Estados Unidos para tratar de condenar a Cuba en las Naciones Unidas y en Ginebra ante la Comisión de Derechos Humanos buscando un pretexto para recrudecer el bloqueo y la posible intervención armada, asegura en el transcurso de la conversación.

Dijo el agente que el objetivo fundamental de los integrantes de los grupúsculos es emigrar, y en ese afán, caen en el grave error antipatriótico de prestarle servicios al Gobierno de Estados Unidos y difunden propaganda, fundamentalmente dirigida a niños sobre el modo de vida norteamericano y con marcada exacerbación del consumismo y tratar de sembrar esa mentalidad en las nuevas generaciones.

Una faceta que habla de la disciplina y profesionalidad con que Yanier ejerció el papel de agente puede resumirse en este ejemplo. Un día, hace más de un año, la mamá le dio varias bofetadas por expresiones de corte contrarrevolucionario que él hizo, asimiló el castigo en silencio, bajó la cabeza y sin perder la calma.

Otuardo, actualmente, reconciliado con su esposa, después de discrepancias ideológicas provocadas a causa de su supuesta traición a la Patria, manifiesta que como revolucionario, el hecho de desenmascarar a estos contrarrevolucionarios y denunciar al Gobierno de Estados Unidos como el principal promotor de toda esta maniobra, constituye para él un motivo de orgullo, aunque la modestia lo lleva a pensar que la tarea no está totalmente cumplida, porque de ahora en adelante, según sus palabras, ante la sociedad no puedo seguir siendo el supuesto contrarrevolucionario que vendía pececitos, sino un ejemplo para esta y las próximas generaciones.

Las felicitaciones se sucedieron terminado el acto de presentación; los apretones de manos y el reconocimiento del pueblo, pusieron fin a esta noche rebosante de patriotismo y que sella los años que llevaba Otuardo como agente de la Seguridad del Estado, dos de ellos, desde marzo del 2001 hasta el 3 de abril del 2003 dentro de las entrañas de las organizaciones contrarrevolucionarias.