El Nuevo Herald
25 de marzo de 2001

Castro acosa a la familia de ex oficial desertor

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

Un oficial cubano que desertó hace dos años en República Dominicana mientras
integraba el equipo de seguridad personal de Fidel Castro, denunciará ante los
organismos internacionales las represalias a que está siendo sometida su
familia en La Habana, negándosele incluso el derecho a emigrar del país.

``Ha sido un hostigamiento permanente contra mi esposa y mi único hijo desde
que se produjo mi deserción [en abril de 1999]'', declaró el ex capitán Lázaro
Betancourt Morín, de 39 años. ``De hecho, toda mi familia está secuestrada en
Cuba, sin ninguna alternativa para reclamar lo más elemental''.

Betancourt llevará su caso ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones
Unidas, que sesiona actualmente en Ginebra, y pretende además elevar sus
denuncias a otros organismos internacionales y al propio Congreso de EU.

``Es hipócrita que Cuba se proclame defensora de los derechos humanos y de la
unidad familiar, mientras pisotea abiertamente los deseos de sus ciudadanos'',
expresó el ex oficial, que integraba el único comando antiterrorista de la
Dirección General de Seguridad Personal (DGSP) del Ministerio del Interior.

Su esposa, Caridad Alvarez, de 37 años, y su hijo, Elvis Betancourt, de 11,
tienen hace un mes el visado de EU para reunirse con él en Miami. Sin embargo,
las autoridades cubanas le niegan a Alvarez un documento imprescindible para
solicitar la llamada tarjeta blanca (permiso de salida).

``Mi esposa incluso fue expulsada de su centro de trabajo [la firma
cubano-mexicana Cubaplast, en La Habana] y mi hijo está bajo tratamiento
psiquiátrico por diagnóstico de un cuadro depresivo crítico, como resultado de
las burlas e insultos que recibe en la escuela'', explicó Betancourt, que formó
parte de equipos especiales de seguridad durante siete viajes de Castro al
extranjero.

La situación de hostigamiento y negación de documentos de viaje se extiende
también a otros miembros de la familia que tienen visado norteamericano desde
hace siete meses: sus hermanos Reny, de 44 años, y Maydelín Betancourt, de
42 años; su cuñado Francisco Pérez, de 44, y sus sobrinos Francisco, de 21, y
Arlín, de 13.

``Las presiones han sido muchas'', relató. ``La cuadra de mi casa [en la barriada
de El Cerro] se mantuvo bajo vigilancia militar durante el año posterior a mi
deserción; la vivienda fue sometida a reparaciones por razones inexplicables, y
mi esposa fue objeto de entrevistas sistemáticas por agentes de la Seguridad
del Estado, quienes le recomendaban romper la relación matrimonial e iniciar
una nueva vida allá''.

Betancourt piensa que el reforzamiento de las represalias se explica por sus
comprometedoras denuncias desde que decidió desertar y pedir asilo en la
embajada de EU en Santo Domingo, en ocasión de la II Cumbre de Jefes de
Estado del Caribe de 1999.

``Mi deserción afectó directamente la seguridad personal de Fidel Castro; hubo
que cambiar todos los dispositivos de protección e, incluso, el pasado noviembre
se tomó la decisión de desintegrar el comando élite al que pertenecía, que era el
más experimentado y mejor equipado militarmente de la DGSP'', explicó.

Betancourt fue testigo principal de la defensa en el caso de los cubanos
acusados en Puerto Rico de organizar un atentado contra Castro durante la
Cumbre Iberoamericana de Margarita, Venezuela, en 1997. A finales del pasado
año testimonió ante los tribunales de Costa Rica que tuvo conocimiento de un
atentado terrorista perpetrado en ese país contra el comandante nicaragüense
Edén Pastora, en 1984, con la participación de grupos entrenados y armados en
Cuba.