El Nuevo Herald
Feb. 17, 2002

No hay techos para las escuelas más pobres en Honduras

                      TEGUCIGALPA

                      NOE LEYVA / AFP

                      Cientos de alumnos están recibiendo clases a la intemperie, bajo un inclemente sol, en la escuela de
                      una colonia marginal de Tegucigalpa, lo que no constituye el único caso en el atrasado sistema
                      educativo hondureño.

                      Cerca de 250 alumnos de la escuela Moisés Starkman, de la marginal colonia Villaueva, este de
                      Tegucigalpa, reciben sus lecciones desde el pasado 11 de febrero en un espacio abierto, utilizando
                      sillas y otros enseres aportados por personal de otras escuelas y pobladores.

                      ''El ministro nos prometió construirnos la escuela, pero sólo vino el topógrafo una vez y después nadie
                      se volvió a asomar por este lugar'', lamentó la directora de la escuela, Cándida Rosa Velásquez.

                      La escuela lleva el nombre del ministro del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) del gobierno
                      anterior, que ''ni siquiera por eso se preocupó por ayudarmos'', deploró la directora.

                      El personal de otras escuelas de la ciudad, como la República de Nicaragua, donó los pupitres, y entre
                      los padres de familia compraron las pizarras y la tiza para el inicio de las clases el 11 de febrero.

                      Velásquez y padres de familia del barrio, localizado en unos cerros pelones de tierra rojiza, casi sin
                      vegetación, intentan levantar una rústica construcción que sirva de albergue temporal a la escuela.
                      Ellos mismos compraron la madera, pero aún no tienen las láminas para el techo.

                      ''Hemos venido luchando en toda la comunidad por lograr que el FIHS o el Ministerio de Educación
                      ayuden, pero ha sido imposible... y así, al aire libre, hemos tenido que empezar las clases'', comentó la
                      maestra.

                      Cerca de dos millones de estudiantes y más de 63,000 maestros iniciaron las clases el pasado 11 de
                      febrero en Honduras, incluyendo los ciclos pre-escolar, primaria, secundaria y superior.

                      Oscar Recarte, secretario de Finanzas del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras
                      (COPEMH), aseguró que alrededor de 80 escuelas están funcionando en Tegucigalpa en las mismas
                      condiciones que la Moisés Starkman, algunas de ellas usando las ramas de un árbol como techo.

                      Según el dirigente magisterial, en Honduras, donde el presupuesto de educación equivale al cuatro por
                      ciento del Producto Interno Bruto (PIB), alrededor de 400,000 niños se quedan cada año fuera de las
                      aulas escolares, mientras que 4,000 docentes están sin empleo.

                      La Constitución de Honduras establece que la educación primaria, de primero a sexto grado, es
                      obligatoria, pero el mandato no se cumple.

                      Al asumir el poder el 27 de enero pasado, el presidente Ricardo Maduro prometió que la educación será
                      una de las prioridades de su gobierno.

                      Sin embargo, la administración anterior dejó en suspenso el proyecto de la creación de 800 plazas
                      para maestros, y el Ministerio de Educación del nuevo gobierno reconoció que carece del presupuesto
                      para hacerlo.