El Nuevo Herald
Nov. 17, 2004

La Habana llega a los 485 años de fundada

MAR MARIN / EFE
LA HABANA

La villa de San Cristóbal de La Habana celebró ayer el 485 aniversario de su fundación convertida en una gran ciudad, con más de dos millones de habitantes y una singular mezcla de esplendor y decadencia.

Fundada el 16 de noviembre de 1519, la capital de la isla bautizada como ''la Perla del Caribe'' ofrece al visitante la oportunidad de encontrar auténticas joyas arquitectónicas coloniales o perderse en laberintos de calles salpicadas de huecos.

El contraste es uno de los mayores atractivos de esta ciudad, que continúa creciendo mientras se acerca a los cinco siglos de historia.

Considerada como uno de los conjuntos arquitectónicos más notables de su tipo en la América hispana, La Habana es el corazón de Cuba y también su principal centro económico: aglutina el 52 por ciento de los ingresos del turismo, más del 40 por ciento de la producción mercantil y el 34 por ciento de la industrial.

Las imponentes fortificaciones, entre las que se destacan el Castillo de Los Tres Reyes del Morro, principal centinela del puerto, realzan el conjunto arquitectónico del centro histórico habanero.

El encanto de plazas como la de Armas o la Plaza Vieja, el bullicio y el griterío de la calle Obispo, o la belleza del Convento de San Francisco de Asís continúan haciendo de La Habana una ciudad atractiva para el turismo.

En una extensión de 142 hectáreas han sido clasificadas por sus valores históricos, arquitectónicos o ambientales 144 edificaciones con un origen que se remonta a los siglos XVI y XVII, otras 200 del XVIII, más de 460 del XIX, y sobrepasan las 2,000 las que datan del período entre 1901 y 1975.

Pero la romántica y encantadora fachada de La Habana Vieja esconde un lado mucho más triste, con serios problemas de estructura en numerosos edificios, falta de agua en barrios enteros y apagones durante horas.

A pesar de las dificultades, La Habana Vieja es, con mucho, más ''confortable'' que el cercano y populoso barrio de Centro Habana, donde pocos turistas se adentran en la noche.

Calles sembradas de baches, sin luz, edificios sin agua y golpeados por el tiempo, los vientos y la acción del mar, configuran un paisaje singular, una Habana con la cara sucia que, no por eso, deja de tener un gran encanto.