El Nuevo Herald
3 de octubre de 1999
 
 
Inventario de ataques y contraataques por la polémica Escuela de las Américas

R. FABRICIO /  El Nuevo Herald
FORT BENNING, Georgia

En el fragor de la lucha por cerrar la Escuela de las Américas, sus enemigos
lanzan muchas acusaciones y sus defensores contrarrestan con la misma intensidad.

En entrevistas con los tres líderes del movimiento School of the Americas
Watch (Vigilancia de la Escuela de las Américas), así como con el director
de la Escuela, con el secretario del Ejército y varios oficiales de su facultad,
El Nuevo Herald examina a fondo las principales acusaciones.

Aquí se resumen esos ataques y contraataques para su mejor entendimiento:

`Una escuela de asesinos y dictadores'

Ataque: Casi 500 de los graduados de la Escuela han sido identificados por varios
informes de derechos humanos de haber participado en diferentes actos de violencia
desde Centroamérica hasta la Argentina. Además, ha habido graduados como Roberto
D'Aubisson, de El Salvador; Manuel Antonio Noriega, de Panamá, y Hugo Bánzer, de
Bolivia, que han sido dictadores y gente que se ha prestado para oprimir a sus pueblos.
La Escuela ha fallado al reclutar gente de tal calaña, y después se ha limpiado las
manos irresponsablemente.

Defensa: La Escuela ha reclutado y graduado a más de 60,000 militares de 22
países latinoamericanos desde 1946, y menos de 1 por ciento han sido
acusados por informes de derechos humanos de haber participado en actos de
violencia indebida. Es imposible filtrar totalmente un programa de entrenamiento.
Pensamos que nuestro programa ha ayudado de alguna forma a minimizar esto
actos de violencia que condenamos.

`Se han enseñado cursos de tortura'

Ataque: Se ha demostrado que en la Escuela se llevaban a cabo cursos en los
que se enseñaba a torturar, a intimidar y hasta a eliminar a los enemigos de los
ejércitos que se entrenaban allí. Estos manuales de `tortura' son de dominio
público.

Defensa: En 1993, el Departamento de Defensa ordenó la revisión de los textos
y manuales de entrenamiento antes de comenzar un entreamiento especial para
oficiales colombianos, y descubrió que dos manuales de un curso en inteligencia
militar contenían 26 frases u oraciones que habían sido declaradas inaceptables
en 1976 por los reglamentos del Ejército. Después de varias investigaciones del
Pentágono, del Congreso y de la Casa Blanca, se determinó que esos manuales
se proporcionaron a 48 estudiantes en dos cursos de inteligencia en 1990 y
1991. Ninguno de esos 48 oficiales ha sido vinculado con actos de violación de
los derechos humanos. La Escuela retiró los manuales tres años antes de que
su existencia se conociera.

Son `asesinos de religiosos'

Ataque: En el caso del asesinato en 1983 del arzobispo de San Salvador, Oscar
Arnulfo Romero, tres de los cinco militares acusados de encubrir la investigación
se graduaron de la escuela 16 y 17 años antes, respectivamente; en el caso del
asesinato de los seis jesuítas, su criada y su hijo, el 19 de noviembre de 1989,
19 de los 26 militares salvadoreños que han sido involucrados fueron graduados
de la escuela; dos de los tres militares salvadoreños acusados de encubrir el
asesinato de las tres religiosas norteamericanas en 1989 se graduaron en la
escuela.

Defensa: En todos estos casos, por la gravedad de los hechos, llegaron a
involucrarse los más altos oficiales del ejército de El Salvador en la
investigación. Es normal que muchos de los oficiales que investigaron estos
sucesos hayan sido graduados de la escuela, ya que entre los más altos
oficiales de cualquier ejército latinoamericano se encuentran graduados de la
escuela. No hay evidencia alguna que indique que los graduados de la escuela
llevaron a cabo los asesinatos, o de que los culpables de los asesinatos
recibieron en la escuela instrucción que los indujera a cometer tales crímenes.

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