Al Egército de la Isla de Cuba.

Hace mucho tiempo que me ocupa la suerte de la Isla de Cuba; hace mucho tiempo tambien que deseo formar en ella una Replublica de hermanos (lo subrayado es nuestro) que se gobierne por leyes que ellos mismos establezcan. Y siempre que he pensado en esto, el Egército ha sido lo primero que se ha ofrecido a mi imaginacion. A este Egército que hoy sirve de instrumento de opresion y de tirania, deseo convertirlo en instrumento de libertad y felicidad general. Tantos hombres honrados, tantos jovenes robustos o industriosos que son arrancados anualmente de su tierra nativa, para ser conducidos á Cuba, en donde son peor tratados que si fueran esclavos, y de donde vuelven á España, (si vuelven) pobres, enfermos, agoviados do los trabajos y cansados de la vida. ?Que razon hay para que no gozen los beneficios de los domas hombres y para que se les privo el ser utiles a si mismos y a sus semejantes? Si, yo puedo y quiero labrar la futura suerte de todos los hombres que en Cuba están sujetos al duro servicio de las armas. De inutiles y odiosos que ahora son, yo los convertiré en hombres utiles y amados de la comunidad. Todo aquel que me ofrezca su fusil y sus servicios por un corto tiempo, lo dare en cambio tierra y dinero, lo hare propietario, en una palabra, y asegurare su suerte para toda la vida. ?Y que es lo que pue-den ofreceros vuestros actuales amos si les manteneis, lo que no es-pero, una mentida lealtad? Prolongacion en el servicio de las armas alguna cruz miserable y- trato mas duro y cruel. Soldados de Cuba, la eleccion no es dudosa: el que de esclavo quisiere convertirse en hombre libre y dichoso, que siga a su antiguo compañero de armas.
NARCISO LOPEZ (869).