Semana (Bogota)
2 de julio de 2008

 Cómo fue el audaz operativo del rescate de Íngrid

Gran imaginación y una buena dosis de inteligencia, infiltración, interceptación de comunicaciones y espionaje satelital y mucho coraje hicieron posible el operativo que terminó con el rescate de los secuestrados.

Como si fuera el guión de la mejor película de acción, el Ejército planeó este audaz golpe y copió ideas ingeniosas del enemigo para hacer su rescate. Desde fines del año pasado, empezó a aplicar una nueva estrategia de “cerco humanitario”, que consistía en acercárseles todo lo posible a los secuestrados, tanto físicamente como con instrumentos de inteligencia y comunicaciones.

La primera pista se la dieron la guerrilla al Ejército, aún sin proponérselo, al haber grabado las pruebas de superviviencia, que fueron incautadas por el gobierno en noviembre del año pasado. Con esas pruebas en mano, los expertos de inteligencia militar pudieron estudiar dónde estaban los secuestrados, cómo era su entorno y empezaron a seguirles la pista.

Por el camino también tomaron la decisión de que era más fácil negociar con los guerrilleros encargados directamente de cuidar a los secuestrados que con los jefes de las Farc.

Al mismo tiempo, según información de inteligencia, el apoyo de la tecnología y el know how israelí fue fundamental para realizar este trabajo de espionaje electrónico. Mes a mes siguieron los pasos de captores y cautivos y llegaron incluso a verlos mediante espionaje satelital.

Hace como tres semanas cuando ya tenían  ubicados a Ingrid y a los estadounidenses, empezaron a pensar cómo realizaban el rescate con cero riesgo. Las experiencias anteriores no habían sido felices y esta vez no podían fallar. Entonces, según contó una fuente de inteligencia, fue cuando se les ocurrió inspirarse en la operación más sofisticada que jamás había hecho la guerrilla. Fue la trampa que les tendieron las Farc a los diputados de la Asamblea del Valle. Les hicieron creer que eran la autoridad y los estaban salvando de una situación de riesgo en el palacio de la Asamblea en pleno centro de Cali. Todos los funcionarios se subieron al bus sin oponer la menor resistencia y salieron de la ciudad. En realidad eran los guerrilleros que estaban secuestrándolos.

Con esto en mente se inició la fase final de la Operación Jaque.

Como los secuestrados estaban separados en tres grupos aislados, a través de la infiltración de las comunicaciones del Secretariado, se logró convencer a alias “Cesar”, y a alias "Gafas", uno de sus lugartenientes, de que era necesario reunirlos a todos en un solo sitio para así poder trasladarlos juntos al sur del país. Aprentemente los engañaron haciéndoles creer que una organización humanitaria prestaría unos helicópteros para llevar a los rehenes a una zona segura. Supuestamente, las órdenes habrían sido dadas por Alfonso Cano, máximo comandante de las Farc tras la muerte de Manuel Marulanda en marzo pasado.
 
De esta manera se coordinó con “Cesar” para que los secuestrados fueran llevados a un lugar sobre el río Apaporis, entre Guaviare y Vaupés, donde serían recogidos por  los helicópteros de la supuesta organización humanitaria.  En realidad, los helicópteros eran del Ejército y su tripulación agente encubiertos de inteligencia. La tripulación había entrenado durante diez días en los roles que tendrían que desempeñar como miembros de la organización humanitaria. Llevaban puestos insignias y camisetas con la imagen del Ché Guevara. Los helicópteros, de fabricación rusa,  habáin sido cuidadosamente pintados de blanco y rojo por el Ejército.

"Llegaron unos helicópteros blancos y depronto se asomaron unas personas totalmente surrealistas", contó Ingrid Betancourt minutos después de su liberación. Según ella les dijeron que los iban a llevar  a otra región del país a ver a un comandante. "Nos subieron esposados y eso fue muy humillante", dijo Betancourt.

Betancourt explicó que los tripulantes parecían miembros de las Farc y hablaban con confianza con los guerrilleros. "Eran toscos, como siempre fue la guerrilla con nosotros".

 La osadía de la operación llegó hasta el punto de convencer a  “Cesar” y a "Gafas" de que era necesario que él y uno de sus lugartenientes viajaran también en el helicóptero para entregar a los secuestrados a su jefe. Incluso esposaron a los rehenes antes de subirlos a la aeronave.
 
"Depronto algo sucedió y vi al comandante, que por tantos años había sido tan cruel con nosotros,, empeloto (desnudo) y con los ojos vendados", contó Betancourt sobre el momento en el que la tripulación de 4 hombres del Ejército neutralizó a quien comandaba la cuadrilla a cargo de los cautivos.

 "Somos del Ejército Nacional. Están en libertad", anunció uno de los tripulantes. Ya no volarían hacia otro campamento guerrillero, sino hacia una base militar del ejército colombiano en San José del Guaviare. Posteriormente un avión los trajo al aeropuerto militar de Catam en Bogotá.

No es claro aún si alguno de los miembros del grupo que estaba encargado de cuidar a Íngrid y a los demás secuestrados habría colaborado con el gobierno, ayudando a convencer a sus compañeros de que la historia de los helicópteros y el traslado habpia sido realmente ordenada por Cano. Hace unas dos semanas el propio presidente Uribe había denunciado que un guerrillero había anunciado su intención de fugarse de la guerrilla junto con Íngrid y otros secuestrados.

El Ejército optó por no disparar ni intentar capturar a los otros miembros del grupo de “Cesar”, unos 15 hombres, que escoltaron la entrega hasta el helicóptero para evitar una situación de riesgo.

"Fue una operación perfecta", dijo Betancourt y pidió a las Farc que no ajusticiaran a los guerrilleros que quedaron en la selva y que los entregaron al helicóptero. "No es culpa de ellos, no había nada que hacer".

“Esta operación no tiene precendentes y pasará a la historia por su audacia y efectividad
que deja muy alto la calidad y profesionalismo de las Fuerzas Armadas”, dijo el ministro Santos en la rueda de prensa en la que anunció la gran noticia.

Entretanto, el presidente francés, Nicolás Sarkozy dio una alocución transmitida a todo el mundo, en la que agradeció al presidente Uribe y al ministro su gran trabajo y ofreció enviar un avión para que traslade a toda la familia de Ingrid a Francia.