El Tiempo (Bogota)
Mayo 21 de 2002

Combates en Medellín dejan 9 muertos y 37 heridos Medellín

                Dos niñas de 6 y 11 años están entre las víctimas fatales del enfrentamiento entre la Fuerza Pública y
                milicianos de la guerrilla, aunque la comunidad dice que muchos de los heridos son civiles.

                Durante ocho horas cuatro barrios del occidente de Medellín se convirtieron ayer martes en una zona
                de combates.

                Según el comandante de la Cuarta Brigada, general Mario Montoya Uribe, se investigan los nexos con
                milicianos de siete de las nueve víctimas (excepto las dos niñas), lo mismo que 25 de los 29 heridos
                civiles.

                La versión la contradicen los habitantes de esa zona de la ciudad que aseguran que muchos de los
                heridos de la confrontación -entre los que hay varios niños- no pertenecen a ningún grupo armado.
                También fueron alcanzados por las balas seis policías y dos militares, lo que deja un balance total de
                37 heridos.

                La operación ‘Mariscal’, realizada conjuntamente por la Policía, Fiscalía, DAS, Cuarta Brigada del
                Ejército y la Fuerza Aérea, en contra de las milicias del sector, se inició hacia las tres de la
                madrugada en los barrios El Salado, 20 de Julio, Las Independencias y Nuevos Conquistadores.

                “Todo empezó con dos petardos. Ahí empezó el tiroteo. La gente estaba dentro de sus casas y ahí
                llegaban las balas”, contó un habitante de El Salado.

                Los enfrentamientos no solo comprendieron esos cuatro barrios, sino que se presentaron muchas
                cuadras abajo, a pocos metros de la Unidad Intermedia de San Javier, a donde fueron remitidos
                inicialmente los heridos.

                Los primeros lesionados llegaron hacia las cuatro de la madrugada y a partir de esa hora y hasta
                pasadas las 11 de la mañana el pequeño centro hospitalario se convirtió en un hospital de guerra,
                que recibió uniformados y habitantes de los barrios heridos y muertos. Algunas personas salieron a
                las terrazas y techos de las casas a pedir con sábanas y camisetas blancas el cese de los disparos
                de lado y lado.

                “Un muchacho que vive por mi casa, que vende frutas en el centro, estaba chismoseando y le
                pegaron un disparo en el pecho. Mi primo Wilmar lo cargó con un vecino para bajarlo y a él también le
                dispararon”, relató una jovencita sobre las angustiantes horas que se vivieron ayer en el occidente de
                la ciudad.

                “Mi hermana salió herida dentro de la casa, cuando le estaba haciendo el desayuno a sus dos niños.
                Y a mí me tiraron un rafagazo cuando la fui a sacar”, fue el testimonio de un vecino de Nuevos
                Conquistadores.

                Sin embargo, para el comandante de la Policía Metropolitana, general Leonardo Gallego Castrillón no
                hubo excesos.

                “La respuesta de la Fuerza Pública ha sido a los ataques cometidos por los subversivos. No
                considero que haya habido excesos de parte nuestra. Sí creo que hubo excesos de parte de los
                grupos armados ilegales con los mismos miembros de la Fuerza Publica”, aseguró el comandante de
                la Policía Metropolitana, general Leonardo Gallego Castrillón, al comentar sobre el alto número de
                heridos y muertos.

                Por su parte, el general Montoya dijo que sus hombres también están entrenados para respetar los
                derechos humanos y pelear como corresponde en este tipo de operaciones.

                Al entregar el balance de la operación, los altos oficiales destacaron la captura de 30 personas, más
                las otras 25 que se investigan y que están siendo atendidas en centros hospitalarios, el decomiso de
                5 armas de fuego, 7 bombas caseras y el desmantelamiento de central de comunicaciones y una
                fábrica de explosivos caseros.

                “Entre los capturados se encuentran ya reconocidos un cabecilla militar de las milicias urbanas del
                Eln que operan en ese sector y otro cabecilla logístico. También un enlace de las Farc señalado
                como coordinador de este movimiento con las milicias del Eln y de los Comandos Armados del Pueblo
                (Cap)”, informó Gallego.

                La operación especial se planeó en el marco del Plan Democracia, pues a las autoridades llegó
                información de que las milicias preparaban un sabotaje a las elecciones del domingo.

                En los cuatro barrios donde se realizó, junto con Villa Laura, Belencito, El Corazón, Betania, Eduardo
                Santos y Los Alcázares viven unas 70 mil personas. Allí hay presencia de milicias de los Cap (que
                opera solo en el occidente de la ciudad desde hace seis años), las Farc y el Eln.

                Y desde marzo del año pasado llegó al sector el frente José Luis Zuluaga de las Autodefensas
                Campesinas del Magdalena Medio, que se alió con varias bandas para combatir a los milicianos. Ese
                grupo paramilitar y el Bloque Metro de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá -que llegó
                hace más de tres años a Medellín- son las que se pelean con las Farc y el Eln el control de sitios
                estratégicos de la ciudad.

                Desde hace varios meses, líderes barriales de la zona critican que las operaciones de la Policía y el
                Ejército se concentran solo en los grupos de milicias y no en los paramilitares ni en bandas como ‘El
                cartel de Cali’, que al igual que los subversivos mantienen atemorizados a buena parte del occidente
                de la ciudad.

                Por esa guerra entre ambos bandos, no es raro que esa zona de la ciudad se vea afectada con
                balaceras de día y de noche, con masivo desplazamiento urbano (del que ninguna entidad oficial
                tiene cifras), con el cobro de ‘vacunas’ y paros en el servicio de transporte.