Semana (Bogota)
25 de septiembre de 2010

'Sodoma': inteligencia, precisión y oportunidad


 
 
Este es uno de los escondites del ´Mono Jojoy´. Según inteligencia 
militar, Suárez Rojas tenía que construir su cambuche a centímetros 
sobre la tierra porque la humedad la hacía daño. (Foto: Ministerio de 
Defensa)

 

La combinación perfecta entre inteligencia humana y técnica logró la ubicación exacta del ‘Mono Jojoy’. GPS en botas, delación de desmovilizados e interceptación de comunicaciones fueron clave para dar con el blanco.

Aunque se cuente muy bien la historia, es difícil dimensionar cómo hicieron las Fuerzas Militares para darle muerte a Víctor Julio Suárez Rojas, alias el ‘Mono Jojoy’, el guerrillero más temerario y uno de los más custodiados de las Farc.

No sólo basta con saber dónde está. Se necesita conocer información muy exclusiva como quiénes lo cuidan, dónde se escondería en caso de un bombardeo, qué necesita para sobrevivir, a qué horas duerme, qué lo pone bravo, qué come. ¿Está enfermo?, ¿toma droga?, ¿cuál es su talla de zapatos y ropa?, ¿bigote o barba?, ¿es calvo o tiene pelo?

Lograr este tipo de datos en tiempo real es casi imposible. Sobre todo si se trata de un hombre que lleva más de 40 años en la clandestinidad, custodiado por casi 500 guerrilleros en una zona que casi sólo conocen ellos.

Aún así, inteligencia militar y policial pudo determinar hasta los detalles más íntimos de la vida de ‘Jojoy’ para ubicarlo: tenía diabetes aguda por lo que las heridas tomaban tiempo en sanar. No podía tomar licor, sufría impotencia sexual, estaba deprimido, había sido operado de la apéndice, tenía otitis en el oído izquierdo, sufría de hipoglicemia, de hipertensión. Regularmente se le inflamaban los pies y por eso no usaba botas de caucho, sino militares. Por eso cada vez que podía, se ponía sandalias.

Por estos últimos detalles fue que, en parte, lograron ubicar a ‘Jojoy’, ya que los militares lograron infiltrarse y le hicieron llegar hasta su campamento unas botas con un GPS dentro de la suela que comenzó a emitir señales de dónde se encontraba.

Según el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, “esta fue una operación quirúrgica porque no iba dirigida a desmantelar el campamento sino contra el objetivo. Sabíamos que tenía la costumbre de entre la 1:00 y las 4:00 de la mañana de levantarse y consultar documentos (...) por eso se decidió que (el operativo) fuera a las 2:00 de la mañana”.

De ahí que ‘Sodoma’, la acción militar que dio con su muerte y con la de otros 20 guerrilleros, haya sido una operación de inteligencia perfecta y ejecutada en el momento oportuno, cuando, al parecer, el ‘Mono Jojoy’ estaba más desprevenido.

Adrenalina y precisión

Todo esto se logró gracias a la información que cruzaron inteligencia de la Policía Nacional y la Armada desde hace varios meses. De inmediato, se comenzó a armar el plan de operaciones desde la base militar de Larandia, en el Caquetá, donde el presidente Juan Manuel Santos, el Ministro de Defensa, y la cúpula militar y policial se reunieron el pasado fin de semana, no para analizar los ataques de los que había sido blanco la fuerza pública por esos días, como en principio se creía, sino para definir los últimos detalles de la operación ‘Sodoma’.

A ‘Jojoy’ venían pisándole los talones desde el año pasado, cuando se hallaron unas cavernas en donde se escondió hasta finales de febrero del año pasado. Pero esta vez, había información precisa que podía facilitar su captura o muerte.

Hombres de inteligencia sabían claramente las habilidades de ‘Jojoy’ y las órdenes que impartía a sus hombres basadas en una teoría de rastreo, anillo y cerco: el rastreo eran los guerrilleros que recogían información que verifica inteligencia, la anillada eran pequeñas unidades desplazadas por donde hay recolección de inteligencia, y el cerco era el traslado de dichas unidades hasta el objetivo del combate, por ejemplo una base militar. “La diferencia entre este ‘modus operandi’ y una emboscada, es que ésta última es en movimiento, mientras los cercos son en posiciones quietas”, dice un informe de inteligencia militar.

Información en mano, las Fuerzas Armadas recibieron la orden del presidente Juan Manuel Santos de entrar en el lugar: la dificultad del terreno, rodeado de cuchillas (montañas muy empinadas y agrestes), no fue impedimento para que unos 300 hombres llegaran al corazón del campamento y otros 400 rodearan el lugar.

El comandante del Ejército, general Alejandro Navas, dijo a Semana.com que casi toda la zona estaba minada y rodeada por tres anillos de seguridad: el primero lo conformaban varios familiares de ‘Jojoy’, como sobrinos; el segundo estaba entre unos 5 y 10 kilómetros, y el tercero a 20 kilómetros.

Primero se bombardeó la zona y después ingresaron los helicópteros que se sostuvieron a 40 y 60 metros de altura para que comandos de fuerzas especiales descendieran por cuerdas hasta la zona campamentaria. Los intentos fueron varios.

“En esa zona están varios cabecillas de ese frente. También podría estar un miembro del Secretariado que es Mauricio, ‘El Médico’, ‘Carlos Antonio Losada’ y Henry Castellanos, alias ‘Romaña’”, dijo el general Navas.

Sin embargo, Medicina Legal no ha podido todavía determinar plenamente las identidades de los cuerpos de cuatro hombres y tres mujeres guerrilleros que llegaron a Bogotá. Los siete cuerpos, por la agresividad del bombardeo, son difíciles de identificar a simple vista y están en avanzado estado de descomposición.

Así fue como llegaron a 'Sodoma', un lugar que, como lo definió el ministro Rivera, era el "área de batalla donde se acumulaba el corazón de la maldad y el daño".