Se llamaba Irwin, tenía 11 años y estaba bajo custodia de sus abuelos, Miguel Ángel Ropero e
                Isabel Serrano. Así lo señaló el Gobernador del Arauca, Oscar Muñoz, quien no precisó si el menor
                era huérfano.

                En declaraciones a periodistas, Muñoz convocó una campaña de solidaridad con los abuelos del
                pequeño, quienes viven en condiciones de pobreza, para que los colombianos hagan donaciones
                en una cuenta bancaria.

                El ataque tuvo lugar el jueves cuando, al parecer, un guerrillero pidió al menor que llevara una
                bicicleta hasta un puesto del Ejército en Fortul (Arauca).

                La bicicleta, acondicionada con explosivos, estalló cuando el menor se acercaba al retén militar y
                causó su muerte y heridas a otras cuatro personas.

                El gobernador, que habló desde Arauca, ratificó que la acción terrorista fue cometida por la
                guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

                El comandante regional de la Policía, coronel Luis Alcides Morales, ofreció anoche 30 millones de
                pesos (unos 10.200 dólares) de recompensa por informes que permitan capturar a los
                responsables del hecho.

                Según versiones de testigos obtenidas por las autoridades locales, el niño recibió la bicicleta de
                un desconocido en la plaza principal de Fortul, en la frontera nordeste con Venezuela.

                Las autoridades no han establecido si la bomba, al parecer con cinco kilos de explosivos, estalló
                de forma accidental o fue activada por control remoto.

                Morales dijo la víspera que los rebeldes pretendían atentar contra el puesto del Ejército.

                La ministra colombiana de Defensa, Marta Lucía Ramírez, declaró hoy en el balneario caribeño de
                Cartagena que se trató de "un acto de barbarie" cometido por las FARC, que engañaron al niño.

                Entretanto, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y arzobispo de Bogotá,
                cardenal Pedro Rubiano, comparó a los insurgentes con el personaje bíblico de Caín.