El Tiempo (Colombia)
16 de mayo de 2000
Barbarie de Farc en Simijaca

                   Elvia Cortés Gil murió ayer, a sus 55 años de edad, convertida en una bomba humana. Seis guerrilleros
                   del frente 11 de las Farc le colocaron un collar de explosivos por negarse a pagar una extorsión de 15
                   millones de pesos.

                   A las 3:30 de la madrugada, en su finca de la vereda Palestina, municipio de Simijaca (Boyacá),
                   los subversivos cogieron por los brazos a la mujer y a empellones la llevaron al salón principal del lugar.

                   "¿No va a pagar?, vamos a ver", le gritaban los subversivos. La hicieron arrodillar y frente a su
                   esposo y cuatro hijos le colocaron un collar-bomba elaborado con tubos de PVC. La carga fue adherida
                   a su cuerpo con pegante.

                   Le dijeron a la familia que volverían en la tarde para recoger la plata. De lo contrario, activarían la carga
                   explosiva. Un vecino de la finca alertó a las autoridades, que llegaron dos horas después.

                   Elvia fue llevada por un grupo antiexplosivos a la circunvalar (vía
                   Simijaca-Chiquinquirá) -sitio que a esa hora se encontraba solitario-
                   para desactivar la carga. Cuatro horas después, el artefacto explotó.
                   Elvia murió al igual que el subintendente de la Policía, Jairo López,
                   técnico experto en explosivos.

                   Segundos antes, el comandante del Batallón Sucre, con sede en
                   Chiquinquirá, coronel Fabio Santiago Roa Millán, había estado
                   consolando a la señora Cortés. "La abracé y le dije: tranquila que ya
                   falta muy poco. Me retiré para que los técnicos hicieran su labor. No
                   habría caminado diez metros, cuando se produjo la explosión", comentó
                   el coronel Roa.

                   Otros tres uniformados resultaron gravemente heridos. Al sargento
                   primero del Ejército, Néstor Cruz Torres, la detonación le mutiló los
                   dedos de su mano derecha.

                   Los otros dos heridos, los soldados Gustavo Adolfo Caro y José Suárez
                   Gallón, fueron remitidos al hospital de Chiquinquirá (Boyacá).

                   Para el vicefiscal Jaime Córdoba Triviño, este episodio "constituye un
                   acto de extrema barbarie y de máxima degradación moral que pone en
                   evidencia que las Farc insisten en violar de manera desafiante las reglas
                   mínimas humanitarias".

                   El comandante de la I Brigada del Ejército, general Fabio Bedoya, dijo
                   que son varios los hacendados y finqueros de esa zona del país que se
                   han negado a pagar millonarias sumas a la guerrilla.