El Nuevo Herald
1 de febrero de 2001

Aeropirata estaba harto de las FARC

MARGARITA MARTINEZ / Associated Press
BOGOTA

Hastiado de la vida en la guerrilla y buscando escapar de ella, un rebelde que
maneja información confidencial de seguridad de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) fue quien secuestró un avión comercial,
relató el piloto de la nave.

``Nos dijo que conocía la zona de distensión y que podía salir a pie, pero sería
capturado. Que lo único que quería era salir del país'', relató ayer el capitán
Jorge Durán, piloto del avión que fue plagiado el martes.

La aeronave de la línea militar Satena, con 31 personas a bordo, fue obligada a
despegar el martes en la tarde de San Vicente del Caguán, uno de los cinco
municipios del área desmilitarizada que el gobierno le concedió a las FARC.

``En ningún momento nos amenazó. Nunca fue grosero, aparentemente era una
persona bastante culta, por la forma como nos hablaba'', dijo Durán en una
entrevista con la cadena radial RCN.

El avión aterrizó una hora después en Bogotá, donde estuvo estacionado en el
aeropuerto militar por cerca de seis horas mientras negociaba con un delegado
de la Cruz Roja Internacional su traslado a España.

``Había mucho calor y la gente empezó a cansarse y a desesperarse. El [el
secuestrador] volvió a escuchar noticias y mientras miraba hacia adelante uno
de los pasajeros de la parte de atrás se le abalanzó, dos más le ayudaron y yo
le tomé los pies para inmovilizarlo'', relató el periodista Jorge Enrique Botero,
pasajero de la aeronave.

``El que se le abalanzó le quitó el arma y todos comenzaron a salir por donde
pudieron'', dijo Botero. Así terminó el drama de los 31 ocupantes del avión,
mientras el aeropirata quedó detenido, a órdenes de la Fiscalía.

El secuestrador fue identificado por los servicios de inteligencia como Carlos
Alberto Cuéllar, de 33 años y con estudios de ingeniería. Según el piloto,
``comentó que era el encargado de la seguridad de Los Pozos [sede de los
diálogos de paz]''.

``Dijo que inicialmente había trabajado con las FARC desde afuera por unos
siete años y hacía dos se había incorporado a las filas y se había encontrado
con una cosa diferente a lo que él pensaba'', agregó.

El año anterior, 149 guerrilleros se presentaron en guarniciones militares para
desertar, un incremento del 118 por ciento en comparación con 1999, de
acuerdo a un informe del Ejército.