El Nuevo Herald
25 de marzo de 2001

El "sub Marcos'' declara que la lucha armada es un fracaso

EL LIDER zapatista "subcomandante Marcos'' hace el saludo militar mientras
era interpretado el himno nacional durante su reciente visita a la Universidad
Autónoma de México.

Associated Press
MEXICO

El líder de los rebeldes zapatistas, el "subcomandante Marcos'', afirmó que su
grupo está distanciándose de la lucha armada y reconoció que continuar
combatiendo "sería un fracaso'', durante una entrevista con el novelista
colombiano Gabriel García Márquez, publicada ayer.

El líder enmascarado también reconoció formalmente detalles personales que el
público adivinaba hace mucho tiempo: que es hijo de una familia de la clase
media provinciana y que es el líder del movimiento zapatista, no un comandante
adjunto como se caracterizaba a sí mismo.

"Si el Ejército Zapatista de Liberación Nacional [EZLN] se perpetúa como una
estructura armada militar, va al fracaso como una opción de ideas y de posición
frente al mundo'', afirmó Marcos al autor de Cien años de soledad, en la
entrevista publicada por el diario Reforma.

Marcos declaró que el ala militar zapatista se ha visto "rebasada'' por un
movimiento político que fue surgiendo después de su breve levantamiento
armado en enero de 1994 en el sureño estado de Chiapas, para demandar mayor
democracia y derechos indígenas.

La caravana zapatista que llevó a los rebeldes a México, llegará a su
culminación el miércoles, cuando los 24 líderes zapatistas se presentarán en la
sala de sesiones del Congreso para dirigirse a legisladores y otros invitados.

Marcos, a quien el gobierno identificó en 1995 como Rafael Sebastián Guillén,
un ex profesor universitario, declaró que proviene de una familia de clase media
de una ciudad de provincia.

El "subcomandante'' habló también de sí mismo como del "jefe militar'' de los
zapatistas, a pesar del hecho de que los otros 23 líderes rebeldes que lo
acompañan llevan el rango máximo de ``comandantes''.

Marcos suavizó sus acostumbrados comentarios hostiles contra el presidente
Vicente Fox, quien ha invitado en repetidas ocasiones a los rebeldes a una
reunión, pero ha sido rechazado constantemente.

La gran demanda rebelde, la aprobación de la ley de derechos indígenas,
continúa en manos del Congreso.

Marcos negó que el movimiento zapatista pudiera expandirse y llegar a ser un
movimiento político más amplio.