El Nuevo Herald
Aug. 09, 2004

Los fragmentos perdidos de una odisea

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

Por más de 15 años, Arturo Cobo se esmeró en preservar los más increíbles objetos, filmar testimonios y conservar imágenes que con el tiempo se convirtieron en reliquias históricas del éxodo cubano hacia Estados Unidos.

Son 10,000 fotos, cientos de horas de grabaciones y decenas de cajas con los nombres, la fecha de salida y los teléfonos para localizar familiares de balseros que nunca llegaron a tierra. Están también las balsas rescatadas, las brújulas, los compases de navegación y las linternas que auxiliaron a muchos cubanos en la angustiosa travesía en busca de una vida libre y mejor.

''Estos son los fragmentos dispersos de una tragedia que debemos mostrarle al mundo como testimonio de la agonía del pueblo cubano bajo el régimen de Fidel Castro'', expresó Cobo, veterano de Bahía de Cochinos y fundador del desaparecido Hogar de Tránsito para Refugiados Cubanos, en Cayo Hueso.

Con ese arsenal de historia reciente en su poder, Cobo planea inaugurar a fines de este año el Museo del Exodo Cubano en un local de Miami donde radicó en el pasado una estación de bomberos. El lugar, ubicado en la avenida 27 y la calle 3ra. del NW, es propiedad de la Ciudad, y ya se han iniciado los trámites legales para que pueda ser utilizado con fines culturales en beneficio de la comunidad.

''Va a ser maravilloso poder tener allí este museo, que se convertirá en orgullo de la comunidad'', dijo el comisionado de Miami, Joe Sánchez. ``Esta es parte de nuestra historia''.

La ordenanza para la concesión del local será considerada por la Comisión de Miami el próximo octubre. Sánchez vaticinó que la propuesta será aprobada sin dificultad, pues representa un proyecto modesto en comparación con otras iniciativas para museos que demandan gastos millonarios.

Por lo pronto, Cobo está en gestiones con congresistas y personalidades locales en la búsqueda de fondos suficientes para el acondicionamiento del museo. No descarta la realización de un radiomaratón para recabar el apoyo de la comunidad exiliada.

Cobo abrió el Hogar de Tránsito en septiembre de 1992 con apenas $6,000, en momentos en que comenzaron a dispararse las llegadas de balseros a las costas de la Florida. La institución ofreció alojamiento, ropa, comida y ayuda para localizar familiares a unas 15,000 personas en los cuatro años que estuvo abierta.

''Decidimos abrir el Hogar para impedir que la gente que venía buscando libertad tuviera que ir a parar a una cárcel de inmigración'', recordó el activista, que participó también como voluntario en el recibimiento de miles de cubanos durante el éxodo del Mariel, en 1980.

El Hogar se mantenía en servicio las 24 horas. Dos operadoras telefónicas recibían la información de personas que trataban de ubicar a sus familiares a partir de su presunta fecha de salida de Cuba.

''Fue algo tremendo, con gente llegando a las 3 y a las 4 de la madrugada'', relató Cobo. ``Hubo un día en la espiral del éxodo [de 1994] que recibimos a 535 refugiados''.

Los activistas del Hogar también realizaron en esos años operaciones itinerantes de ayuda a cubanos detenidos en Guantánamo, Panamá, Bahamas y Port Isabel en Texas.

La singular colección del futuro museo incluirá piezas como la única tabla rescatada del remolcador 13 de Marzo, hundido frente a las costas de La Habana en el verano de 1994, así como casquillos y esquirlas de balas sacados de los cuerpos de balseros que trataban de escapar de la isla.

Están documentados los casos de Andrés Sánchez, Antonio Fernández y Elio Díaz, quienes fueron tiroteados por las Tropas Guardafronteras cuando escapaban junto a otros 58 cubanos en un barco arenero el 6 de junio de 1994, y el de Ivette Molina, quien recibió impactos de bala estando embarazada.

''Son historias que no deben olvidarse'', dijo Cobo. ``A veces me levanto de madrugada recordando alguno de esos casos y no puedo seguir durmiendo''.

wcancio@herald.com