El Nuevo Herald
Nov. 21, 2004

La Fundación Nacional Cubano Americana, gran reto para Mesa

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald

Hace cuatro años que la palabra ''cambio'' recorre los pasillos en la Fundación Nacional Cubano Americana. Pero esta semana, el nombramiento de un nuevo director ejecutivo llevó el concepto un paso más allá de lo que muchos pensaban.

En un gesto rápido y discreto, el presidente de la junta de directores, Jorge Mas Santos, anunció la sustitución del director ejecutivo Joe García por Armando Mesa, un estrecho colaborador del ex alcalde Alex Penelas cuyo interés por Cuba o los asuntos cubanos era casi desconocido.

Pero el mismo argumento fue esgrimido hace cuatro años cuando el propio García fue nombrado al cargo, y lo que vino después fueron tal vez los tiempos más tormentosos de la entidad hasta el momento. Se produjo una escisión en sus filas, y prácticamente le declaró la guerra a la Casa Blanca.

Una serie de gestos, como la compra y la posterior venta del costoso inmueble de su delegación en Washington; la contratación y el ulterior despido de un bien relacionado ex diplomático estadounidense, Dennis Hays, para dirigir la oficina, así como la adquisición y renovación de la Torre de la Libertad, que fue vendida sin llegar a ser el anunciado museo del exilio, terminaron trasmitiendo la imagen de que dentro de la entidad no había calado una línea política coherente y coordinada.

''No es cierto'', rechazó García. ''La Fundación lo que hizo fue volcar todos sus esfuerzos hacia la libertad de Cuba a partir del interior de la isla. La lucha es dentro de Cuba, con los disidentes, con la oposición cívica y la sociedad civil'', explicó.

Pero para algunos analistas, esos esfuerzos terminaron siendo más bombo y platillo que un cambio sustancial.

''La Fundación ha querido establecer un nuevo curso en el exilio, con posiciones más audaces. Pero eso terminó conduciendo a la división de la misma Fundación, con el Consejo por la Libertad de Cuba'', apuntó el profesor Antonio Jorge, de la Universidad Internacional de la Florida.

De hecho, Jorge recuerda la incongruencia de cómo queriendo asumir una posición de liderazgo dentro de la comunidad exiliada, los cuestionamientos que la Fundación hizo a que el presidente George W. Bush no cambiara la política hacia Cuba en su primer mandato, terminaron provocando una división entre los exiliados.

''En términos prácticos, los esfuerzos de la Fundación por innovar su imagen no han dado resultados. También, en términos pragmáticos, ese intento tampoco ha dado como resultado políticas más definidas, como un nuevo enfoque hacia la cuestión cubana o una política más eficiente hacia Castro'', expresó Jorge.

El analista Ernesto Betancourt va más lejos. En su opinión, si algo en concreto ocurrió en estos últimos cuatro años fue el abandono del cabildeo en la capital de la nación.

''Abandonaron Washington. Cuando quitaron a Hays, quien tenía una gran ascendencia y contactos en la capital, fue una indicación clara de que abandonaron su función de cabildeo. Se desinteresaron del asunto. Fue una sorpresa'', manifestó Betancourt, ex director de Radio Martí.

Por eso, tanto Betancourt como Jorge piensan que el nombramiento de Mesa es un regreso a los orígenes.

Una fuente dentro de la entidad aseguró a El Nuevo Herald que el nombramiento de Mesa no es más que ''una renovación'' para ''continuar con la política'' ya implementada de contactos con la oposición interna. En los pasillos de la Fundación se habla, incluso, de que Mesa sería el último director ejecutivo ''del exilio''. El próximo, ha trascendido, estaría en la isla.

Por lo pronto, Mesa asumió el mando con un nuevo lenguaje. Envió una rama de olivo al Presidente y de paso propuso a los congresistas cubanoamericanos trabajar unidos. Posiblemente porque un nuevo ingrediente entró en la ecuación: hay un nuevo senador en Washington, Mel Martínez, el primer cubanoamericano que lo logra y gran aliado del Presidente.

''Vamos a trabajar con Martínez. Vamos a trabajar todos en conjunto'', aseguró Mesa, de 29 años, a El Nuevo Herald la semana pasada.

La cuestión es si la FNCA recuperará el tiempo perdido.

''Creo que, en ciertas formas, sus posibilidades están agotadas. Han cambiado las condiciones en Estados Unidos y esto puede ser brutal, pero sus posibilidades son muy limitadas y no tienen nada que ver con la edad o experiencia que Mesa tenga o no para el cargo'', dijo Jorge.

Tiene que ver con la capacidad de arrastre que él pueda tener como líder.

''Es un fenómeno muy psicológico y político. Si la gente no lo sigue, no puede aglutinarla aunque sea muy capaz. El liderazgo no se hereda, no se transmite. No lo tiene ni el hijo de Mas Canosa, ni este muchacho'', añadió Jorge.

Como dijo Betancourt: ``No conozco al joven, pero el futuro inmediato de la Fundación está diseñado por su pasado. Inmediato''.

Ahora, añadió, la posibilidad de una reaproximación en Washington se ha desvanecido porque, con la reelección del Presidente, ``el distanciamiento es irreversible''.

''Ahora más que antes, porque la política en Estados Unidos, en todos sus aspectos, se ha convertido en partidista fuerte, y esta administración los ha percibido como poco leales, y por lo tanto no les van a dar una oportunidad'', dijo la fuente legislativa.

Seún Ninoska Pérez Castellón, quien hace unos tres años abandonó la Fundación para integrar el Consejo por la Libertad de Cuba, ''por muy buena persona que sea'' Mesa, ``poco o nada podrá hacer''.

Entre otras razones, porque ''en su seno no hay ya un compromiso con la libertad de Cuba como antes. No hay ni devoción ni compromiso. Eso no existe ahora'', dijo Pérez Castellón. Y ``todo esto es muy doloroso, porque ellos han destruido una Fundación que era casi perfecta en todos los aspectos''.