El Nuevo Herald
Julio 25, 2004

Los cubanos de la campaña de Kerry

JOAQUIM UTSET
El Nuevo Herald

Abatido por la derrota demócrata en las últimas elecciones presidenciales y cansado tras largos años de trabajo en la administración Clinton, Nelson Reyneri estaba casi con las maletas hechas para regresar a Miami, en marzo del 2001, cuando recibió una llamada de su antiguo jefe en el Senado.

El senador John Kerry le pidió que abandonara sus planes y se integrara a su equipo en Washington, con la intención latente en el fondo de su conversación de preparar el complicado asalto a la Casa Blanca.

Tres años después, el cubanoamericano Reyneri está al frente de los esfuerzos del Comité Nacional Demócrata para sumar el voto hispano a las huestes del senador, en cuya oficina fue interno en 1986, cuando aún estudiaba en el Boston College.

''Es maravilloso ver cómo ha crecido la campaña desde entonces'', dijo en una conversación con El Nuevo Herald mientras preparaba su participación en la Convención Nacional Demócrata que empieza mañana en el Fleet Center de la capital de Massachusetts.

Reyneri es parte de una discreta legión de cubanoamericanos demócratas encargados de la difícil misión de promover al senador Kerry en el bastión republicano del sur de la Florida.

Son una combinación de jóvenes profesionales opuestos al fiel republicanismo de sus mayores, veteranos demócratas denostados durante años por el ala conservadora del exilio, e incluso republicanos desencantados con la política de la administración Bush.

Un buen número de ellos, como el ejecutivo retirado Fernando Amandi, peregrinará esta semana a Boston junto a los 249 delegados que envía la Florida.

Amandi, de 55 años y quien trabajó como gerente para Latinoamérica de compañías como Citibank y Motorola, se ha convertido en uno de los principales recaudadores de Kerry a nivel nacional pese a llevar 30 años registrado como republicano.

Hasta el momento ha conseguido $400,000 para el fondo de campaña del virtual candidato demócrata, con quien ha compartido personalmente varias veces.

Amandi dijo que su desilusión con el presidente George W. Bush proviene de la poca importancia que le ha dado a América Latina y de su actual política hacia Cuba, que calificó de ``contraproductiva''.

Nadie en el partido augura una victoria en la Calle Ocho, pero esperan que la combinación del descenso de popularidad del Presidente causado por la guerra de Irak, más la polémica causada por las restricciones a Cuba, marquen el fin de su travesía del desierto en el Miami hispano.

''Era muy difícil hace cuatro año decir que eras un cubano demócrata, pero se ha ido haciendo más fácil'', dijo Jeff García, un abogado y consultor político de 32 años que traza su militancia demócrata a la educación jesuita de su adolescencia que le enseñó conceptos como ``la justicia social''.

Algunas encuestas apuntan que sus esperanzas están bien fundadas y que Kerry superará con creces el 17 por ciento obtenido por Gore en el voto cubano, pero otras muestran que el posible descenso de Bush entre los cubanos no se traduce en votos para el senador de Massachussetts.

García y su socio Fred Balsera, quienes se consideran parte de una nueva ola de demócratas cubanos, acuden frecuentemente a debates en los medios de prensa, y tratan de atraer la atención del partido a un electorado dejado en tiempos pasados por imposible.

El mes pasado organizaron en el Country Club de Coral Gables una reunión privada del senador Bill Nelson con cubanoamericanos republicanos desilusionados de Bush para encontrar cómo el partido puede responder a sus inquietudes.

Los participantes en la reunión, a la que asistió El Nuevo Herald, le comunicaron su preocupación por la situación en Irak, o las crecientes dificultades económicas que padece la clase trabajadora a la que la supuesta recuperación económica no les acaba de sonreír.

Pero también señalaron su reticencia a votar a favor de Kerry, de quien desconfían o desconocen.

La abogada Susy Ribero-Ayala, republicana por tradición familiar, dijo haber resuelto ese dilema el año pasado, cuando conoció a Kerry en una recaudación de fondos en Miami.

''Me pareció un hombre de convicción y valor'', explicó Ribero-Ayala, de 42 años, quien encabeza una grupo de 35 personas autodenominado ''Cubanoamericanos republicanos por Kerry'' que están promoviendo el ticket demócrata.

Pero, como a muchos miembros de su generación, su nuevo activismo político le ha causado un conflicto con su familia. ''Mis padres se sienten muy defraudados'', aseguró.