El Nuevo Herald
22 de noviembre de 1998

 Un año sin Jorge Mas Canosa

 CHARLES COTAYO y PABLO ALFONSO

 Cuando Jorge Mas Santos, vicepresidente de la Fundación Nacional
 Cubano Americana (FNCA), terminó su discurso sobre el futuro de
 Cuba y el ``vetusto dictador'' que la reprime en el salón del centro
 estudiantil de Tulane University, estudiantes, periodistas y miembros de la
 comunidad cubana de Nueva Orleans se pusieron de pie para aplaudir
 intensamente.

 La ovación que recibió con más gusto el joven empresario de Miami se
 produjo cuando un hombre gritó emocionado desde el público el
 testamento político de su padre: ``Adelante, Adelante, Adelante''.

 Un año después de la muerte de Jorge Mas Canosa, el fogoso caudillo
 de la FNCA, ese grito de batalla se ha convertido en una obsesión no
 solamente para su hijo, sino para los demás directivos que luchan por
 alejar la organización de la sombra del obituario de su fundador.

 El vacío que dejó Mas Canosa en los grandes proyectos de la Fundación
 lo están tratando de llenar sus herederos con entusiastas señales de vida,
 como el discurso en octubre de Mas Santos en Tulane; levantando
 muros de contención en Washington contra los enemigos del embargo;
 presentando demandas en Europa o protestando en la Calle Ocho.

 Para algunos esto no es suficiente. Analistas y críticos de la Fundación
 sostienen que la organización sin Mas Canosa, enfrascada además en
 una campaña de defensa legal de su reputación y la de algunos de sus
 miembros, ha perdido fuerza en Washington.

 Algunos senadores y representantes afirman, sin embargo, que la FNCA
 sigue siendo una entidad de mucho poder, y que su influencia está
 intacta.

 Anotadas en su lista de señales de supervivencia, la FNCA tiene:

    La derrota en el Congreso de un proyecto de ley que aliviaba el
 embargo a Cuba.

    La demanda contra el gobernante Fidel Castro en España por
 genocidio y torturas.

    Un aumento de sus miembros activos, y

    El mantenimiento de una estructura secreta de colaboradores dentro
 de Cuba.

 Estos y otros esfuerzos han sido distraídos, sin embargo, por un golpe
 que la FNCA no esperaba y que sacudió su vocación pacifista: una
 Corte Federal de Puerto Rico acusó en agosto a uno de sus directores
 de participar en una torpe conspiración para matar a Fidel Castro.

 Cuánto entusiasmo transmiten estas expresiones de vitalidad, y de qué
 manera sufre la imagen de la organización con sus reveses, depende de
 quién lo juzgue. Lo que sí es una realidad es que en los pasillos del
 Congreso y en las oficinas del gobierno en Washington, donde realmente
 se mide la efectividad de una institución cabildera, tanto admiradores
 como críticos de la Fundación extrañan el dinamismo que Mas Canosa le
 imprimía a sus planes para una Cuba libre y democrática.

 Robert Torricelli, senador por Nueva Jersey, considera que Mas Canosa
 es ``irreemplazable''. Aun así, agregó, la Fundación en Washington ``no
 tiene rival''.

 ``Yo creo que fue una legítima preocupación pensar si la Fundación iba a
 poder ejercer la misma fuerza política sin Jorge Mas Canosa'', dijo
 Torricelli. ``Yo mismo tuve preocupaciones, pero [la Fundación] se ha
 recuperado de una manera notable''.

 María Elena Toraño, empresaria de Miami que ha asesorado al
 presidente Bill Clinton en el tema cubano, dijo a El Nuevo Herald que la
 posición de la Fundación no es tan fuerte como era antes en Washington.

 ``El acceso que tenía Jorge [Mas Canosa] y el liderazgo personal e
 institucional ha dejado un vacío grandísimo, que le será a Pepe
 [Hernández] y Alberto [Hernández] muy difícil de llenar, porque ese tipo
 de liderazgo es irremplazable'' dijo . ``Jorge Mas Junior no es lo mismo;
 en Washington las cosas han cambiado, si no dramática,
 paulatinamente''.

 Susan Kaufman Purcell, vicepresidenta del Council of the Americas, con
 sede en Nueva York, está convencida de que la ausencia del líder
 espiritual de la Fundación podrá notarse muy pronto.

 ``El fue un tipo de genio político para hacer funcionar la política
 norteamericana respecto a Cuba, para sacar los problemas del escenario
 limitado de Miami y llevarlos a Washington'', dijo Kaufman. ``Es
 probable que sin su liderazgo la Fundación pierda influencia en
 decisiones importantes de la política norteamericana hacia Cuba''.

 Mas Santos, el hijo mayor de Mas Canosa que fue elegido este año
 vicepresidente de la FNCA, tiene otra perspectiva.

 ``Comparados con años anteriores, el cabildeo de la Fundación sigue
 con la misma presencia en Washington en término de status'', dijo.
 ``Nosotros hemos podido seguir contando con nuestros amigos, tanto en
 el congreso como en el senado. Hemos sido efectivos en nuestra labor
 en Washington, aunque no hay ninguna iniciativa que se pueda comparar
 con la de Helms-Burton del 1996, o la Ley Torricelli, que es el Cuba
 Democracy Act de 1992''.

 El dilema diario de la Fundación no es fácil de resolver, según analistas,
 pues es una institución que está luchando por demostrar que no es
 caudillista evocando los postulados políticos de quien actuó como tal.
 Alberto Hernández, presidente de la Junta de Directores de la FNCA,
 admite que Mas Canosa fue un líder insustituible.

 ``Era un hombre excepcional que ha dejado un vacío, no hay dudas'',
 dijo, ``pero la Fundación se ha recuperado de ese golpe brutal. Vamos a
 continuar por el mismo camino, y el legado de Jorge Mas lo vamos a
 llevar hasta sus consecuencias finales, que es la libertad de Cuba''.

 Hernández, quien asumió el cargo que ocupaba Mas, de quien fue amigo
 durante muchos años y médico personal, desmintió rumores de divisiones
 internas en la Fundación, y destacó que la influencia de esa organización
 en el congreso norteamericano se mantiene con la misma eficacia de
 siempre.

 ``No hay ninguna división en la Fundación. Al contrario, estamos
 trabajando muy unidos'', afirmó.

 Los rumores sobre luchas internas comenzaron a circular este verano, a
 raíz de la convención anual de la organización. Durante la reunión,
 celebrada en julio, aparentemente surgieron discrepancias entre los que
 proponían elegir a Mas Santos para el cargo que ocupó su padre, y los
 que querían nuevas figuras en la junta directiva. Hernández fue ratificado
 en su cargo actual, y Jorge Mas Santos fue electo vicepresidente.

 Trofeos y desafíos

 Un trofeo del poder de cabildeo que la Fundación exhibe como muestra
 de que puede sobrevivir sin su fundador, es la victoria que obtuvo en el
 senado durante el últimas sesiones del Congreso frente a la enmienda
 Dodd, que pretendía derogar algunas disposiciones del embargo a Cuba
 relacionadas con productos agrícolas.

 Torricelli señaló que la abrumadora victoria contra el proyecto fue una de
 las más altas votaciones que se han registrado en el senado sobre el
 embargo. ``Trabajé con Jorge Mas hijo [en la campaña contra la
 enmienda], de la misma forma que trabajé con su padre, y hemos sido
 igualmente efectivos'', declaró.

 Los directores de la Fundación saben, sin embargo, lo que pesa
 cabildear por un tema como Cuba, que no es prioritario para el gobierno
 de Estados Unidos, y en medio de un coro de propuestas diferentes para
 el futuro de la isla en las que prima la idea de que el embargo es el
 problema y no la solución.

 ``Ya no se puede decir que la Fundación es la única voz en Washington''
 dijo Richard Nuccio, ex asesor especial sobre Cuba del presidente
 Clinton.

 Desde la década de los años 80 hasta la muerte de Jorge Mas Canosa,
 explicó el ex funcionario, la respuesta para la pregunta de quién tiene más
 influencia en Washington era la Fundación Nacional Cubano Americana.

 ``Ahora la Fundación tiene un punto de vista; los tres congresistas
 cubano-americanos [Lincoln Díaz-Balart, Ileana Ros-Lehtinen y Bob
 Menéndez] en ciertos temas tienen otra posición. Aunque ambas son
 posturas de línea dura sobre Cuba, la Fundación ya no tiene el
 monopolio de la intransigencia frente a Cuba en Washington''.

 Ese pluralismo, agregó, no existía cuando Mas Canosa vivía.

 De acuerdo con la congresista Ros-Lehtinen, todavía la Fundación sigue
 siendo una organización de ```mucho poder'' en el congreso, reconocida
 nacionalmente por sus colegas.

 ``No importa si son de California, Nueva York, Illinois o Texas: los
 congresistas conocen la Fundación Nacional Cubano Americana'',
 subrayó Ros-Lehtinen. ``Puede ser que no sepan otros nombres, pero
 éste es un nombre que reconocen. La gente de la Fundación tiene una
 presencia permanente en el capitolio, trabajan a tiempo completo en este
 asunto. Cuando ellos envían una circular a los congresistas sobre su
 posición, es un documento que es leído y respetado''.

 Uno de los más recientes esfuerzos contra la corriente de la FNCA se
 concretó el 13 de octubre, cuando el senador John Warner, de Virginia,
 dio a conocer una carta a la Casa Blanca firmada por él y otros 14
 senadores, de ambos partidos, en la que pide al presidente Bill Clinton la
 creación de una comisión nacional bipartidista que revise la política
 estadounidense hacia Cuba.

 Según la carta de Warner, no ha habido un análisis integral sobre la
 política hacia Cuba en 38 años, después que el presidente Eisenhower
 canceló la cuota de azúcar en julio 6 de 1960 y el presidente Kennedy
 aprobó el primer embargo total a la isla en febrero 7 de 1962. La
 propuesta fue coauspiciada por los ex secretarios de Estado, Henry
 Kissinger, y de defensa, Frank Carlucci.

 La FNCA no ha cruzado los brazos ante la ofensiva antiembargo. En la
 primavera la organización repartió cartas a los principales ejecutivos de
 unas 600 compañías norteamericanas que están apoyando
 indirectamente los proyectos del senador Christopher Dodd y el
 congresista Esteban Torres para levantar parcialmente el embargo a
 Cuba en materia de alimentos y medicinas.

 ``¿Está usted enterado'', dice la carta, ``que Estados Unidos ha donado
 anualmente alrededor de $400 millones en alimentos y medicinas a Cuba,
 y sin embargo el pueblo cubano no se beneficia de las donaciones, ya
 que el dictador se posesiona de ellas y entrega una parte a los hospitales
 privados para extranjeros?''

 Al respecto Frank Calzón, quien fuera el primer director ejecutivo de la
 Fundación en Washington y uno de sus fundadores junto a Mas, dijo que
 es muy prematuro hablar de un cambio de política hacia Cuba por parte
 de Estados Unidos.

 ``Lo que sí existe es una campaña millonaria, organizada por algunos
 empresarios y amigos de Castro que tratan de crear esa percepción en
 los medios de prensa'', indicó.

 Calzón, que dirige el Centro para una Cuba Libre, dijo que, dentro de
 ese contexto, es necesario que otros grupos cubanos se incorporen al
 trabajo de influir en el Congreso norteamericano para mantener las
 sanciones contra Castro.

 ``En ese sentido, la pérdida de Mas Canosa, con quien tuve grandes
 desavenencias en su momento, es de verdad un golpe importante'', dijo
 Calzón. ``Creo que por eso la Fundación debe suplirlo aumentando su
 trabajo en Washington''.

 FNCA vs. Castro

 En un esfuerzo por captar la atención internacional que produjo el arresto
 en Londres del general Augusto Pinochet, la Fundación presentó a
 principios de noviembre ante la Audiencia Nacional de España una
 querella contra Castro por ``genocidio, terrorismo, y torturas''.

 La demanda iba sustentada, según la Fundación, con la descripción de
 18,000 casos. Al mismo tiempo, en Miami, La Voz de la Fundación, la
 emisora de onda corta que transmite programación hacia Cuba, lanzó
 una campaña para que desde la isla la gente enviara denuncias.

 Pero la campaña sufrió un duro revés el jueves. El juzgado español
 desestimó la demanda, argumentando que los responsables del régimen
 no pueden ser acusados de genocidio, porque no existió una ``intención
 de destruir total o parcialmente a un grupo''.

 Hernández anunció que la decisión será apelada, y el jueves recibió el
 ofrecimiento del embajador de Argentina en Washington, Diego Guelar,
 de presentar la demanda ante la justicia de su país.

 ``Yo no les puedo garantizar resultados, porque la justicia de mi país es
 independiente'', dijo Guelar a El Nuevo Herald, ``pero 18,000 pruebas
 pueden ser más contundentes que las 3,000 que se han presentado
 contra Pinochet''.

 Ninoska Pérez, portavoz de la FNCA y Directora de La Voz de la
 Fundación, dijo que el propósito de la Fundación al presentar la
 demanda es cambiar la mentalidad internacional hacia Cuba.

 ``No se trata de venganza. Se trata de justicia, para que nunca más la
 barbarie reine en Cuba'', dijo Pérez.

 EU Vs FNCA

 Las batallas jurídicas de la Fundación en este último año no han sido sólo
 de ataque, sino de defensa ante denuncias y acusaciones contra algunos
 de sus miembros sobre una supuesta participación en actividades
 subversivas contra Cuba.

 Antonio Llamas, uno de los directores de la Fundación, fue acusado en
 agosto de confabularse en un intento de asesinato contra Castro durante
 la cumbre iberoamericana de Isla Margarita en Venezuela, en noviembre
 de 1997. La embarcación La Esperanza, en la que viajaban cuatro
 exiliados cubanos, también acusados, es propiedad de Llamas. El
 propietario de uno de los fusiles incautados como parte de la
 conspiración era Pepe Hernández.

 El mismo mes de agosto, el veterano luchador anticastrista Luis Posada
 Carriles desató un gran escándalo al afirmar, en declaraciones a The
 New York Times, que miembros de la Fundación lo habían apoyado en
 sus actividades para derrocar a Castro.

 Tras un enérgico pronunciamiento de la Fundación y el anuncio de que
 demandarían al diario, éste publicó una aclaración en la que afirmaba que
 el dinero entregado a Posada no tenía un destino específico y que no
 había salido de la Fundación propiamente.

 A la confusión se unió después el mismo Posada, al asegurar, en una
 entrevista con la cadena CBS Telenoticias, que había mentido al Times.

 Tanto las acusaciones formales como las dudas han dado artillería a los
 críticos de la Fundación en Miami para pedirle que abra paso a otras
 opciones.

 ``Yo estoy convencido de que la Fundación ya vio pasar sus mejores
 tiempos'', afirmó Francisco Aruca, comentarista radial y empresario de
 viajes a Cuba.

 La Fundación está en decadencia, según Aruca, porque su agenda
 política ``no se corresponde hoy con los mejores intereses nacionales de
 Estados Unidos''.

 ``Sin duda, Mas Canosa fue un líder irremplazable dentro de la
 Fundación, y eso se ha demostrado'', afirmó Aruca. La audacia y
 agresividad de Mas, unidas ``a su experiencia acumulada en las
 relaciones políticas'', lo convirtieron en un dirigente del exilio cubano
 tradicional que hasta ahora no ha encontrado equivalente, según Aruca.

 ``Mas tenía cualidades, y algunas de ellas no eran nada buenas. Era sin
 duda muy poco escrupuloso cuando se proponía ganar a toda costa'',
 subrayó Aruca. ``Era un hombre con características de aplanadora''.

 Cuentas positivas

 A juzgar por las cifras suministradas por la Fundación, la muerte de Mas
 Canosa no ha menguado su poder de convocatoria. En 1997, según las
 estadísticas proporcionadas por sus voceros, la organización contaba
 con 48,215 miembros que donan desde $1 hasta $500 al mes. Este año
 la cifra aumentó a 52,017 miembros.

 Adicionalmente, en diciembre de 1997, se creó un nuevo grupo de más
 de 120 voluntarios jóvenes, con la misión de ``perpetuar la ideología de
 la FNCA y defender el derecho de todos los cubanos de poder vivir en
 una Cuba libre y democrática''. La nueva categoría de Miembros
 Asociados ha captado el apoyo de 12 personas que contribuyen $2,500
 anuales y participan en muchos de los proyectos de la Fundación.

 Después que Mas Canosa murió, muchas personas llamaron a la
 Fundación para expresar su interés en ser miembros, dijo Ninoska
 Pérez. Entre 10 y 15 nuevos miembros, explicó, se han unido a la Junta
 Directiva de la FNCA, que actualmente tiene más de 100 miembros que
 contribuyen anualmente $10,000 cada uno.

 ``Cuando Jorge Mas Canosa murió, varias personas escribieron el
 obituario de la Fundación y un año después aquí estamos'' afirmó Pérez.
 ``Nos hemos mantenido unidos. No ha habido personas que hayan
 renunciado. Creo que nos hemos seguido enfrentando a todos los
 obstáculos con la misma fuerza y la misma entereza que lo hubiera hecho
 Jorge''.

 Los periodistas de El Nuevo Herald Gerardo Reyes y Wilfredo Cancio
 contribuyeron a este reportaje.