El Nuevo Herald
martes, 25 de noviembre de 1997

Miles desfilan frente a restos de Mas

El carismático líder y empresario cubanoamericano recibió un funeral digno de un estadista. Desde políticos conocidos hasta niños y ancianos acudieron a despedirlo en la iglesia St. Michael.

CYNTHIA CORZO
Redactora de El Nuevo Herald

Con el corazón enlutado, el exilio cubano derramó el lunes sus lágrimas para rendir tributo a Jorge Mas Canosa, presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, que falleció el domingo en Miami.

Miles de simpatizantes y amigos colmaron la iglesia St. Michael y desfilaron frente al féretro de Mas Canosa, de 58 años, que falleció de complicaciones de cáncer del pulmón. Ni las largas filas que daban la vuelta a la iglesia, ni un cielo gris y esporádicos chubascos lograron alejar al público.

"Es una pérdida muy grande . . . es horrible'', afirmó Enedina Aguilera de Revuelta con la voz entrecortada por el llanto. "Es terrible para mí y para todo cubano''.

Flanqueado por coronas de flores representando las banderas de Cuba y Estados Unidos, Mas Canosa descansaba en un féretro blanco abierto con un crucifijo de plata en su interior. Sobre el féretro estaba colocado un inmenso ramo de flores blancas. Decenas de coronas, muchas representando banderas, llenaron los alrededores del altar y los pasillos laterales de la iglesia.

"Vine a despedir a un patriota'', precisó Tomás Jorge Sosa, de 68 años. "Para nosotros ha representado mucho ese señor y hoy se nos va. Pero de él hemos aprendido una lección importante: hay que seguir luchando por la libertad de Cuba''.

El carismático líder y empresario que llevó la lucha anticastrista de los pantanos de los Everglades hasta los pasillos del Capitolio y a las más importantes cancillerías del mundo, recibió un funeral digno de un estadista. Desde los políticos más conocidos hasta niños y ancianos acudieron a despedir a quien llevó como propia la batalla por restaurar la democracia en Cuba.

Minutos después de la 1 p.m., el cadáver de Mas Canosa arribó a St. Michael, donde ya lo esperaban familiares, amigos y unas 200 personas que aguardaban en las afueras de la iglesia el inicio de los servicios fúnebres.

Al ver el féretro, escoltado por los tres hijos de Mas Canosa, así como por Alberto Herández, Domingo Moreira, Diego Suárez y Erelio Peña, todos directores de la Fundación, los allí presentes entonaron espontáneamente el himno nacional cubano.

Antes de iniciarse el velorio público se realizó una breve ceremonia privada para los familiares y amigos íntimos de Mas Canosa. Cuando las puertas de la iglesia se abrieron para el público, los tres hijos de Mas Canosa se unieron a dirigentes de la Fundación en el altar para recibir las condolencias de la multitud que crecía a cada minuto.

"Es sumamente emocionante lo que está sucediendo. Es un reflejo de lo que significó y significa Jorge para los cubanos'', dijo Moreira durante el velorio. "Nos da un gran aliento a todos''.

La fila de dolientes se movía lentamente, a veces casi imperceptiblemente por el altar central de la iglesia. Música fúnebre salía de un órgano cercano al altar. Muchos lloraron al llegar frente al féretro abierto donde descansaba Mas Canosa. Otros depositaron frente a él rosas blancas o pequeños ramos.

"Es una figura tan importante, que ha hecho tanto por los cubanos'', comentó Cira Escobar, a quien le corrían las lágrimas por las mejillas después que vio el cadáver. "Merece venir mil veces. Como él no hay otro''.

En las afueras de la iglesia, cientos esperaban pacientemente que les llegara el turno de entrar al templo. Enfermeras, camareras, obreros de la construcción, ancianos con bastones o paraguas, personas en sillas de ruedas y familias con niños pequeños, sintieron el deber de decir presente para alguien que, en muchos casos sin conocerlo, representó sus deseos y sus ansias de regresar a una Cuba sin Fidel Castro.

"Es un gran hombre luchador que hizo todo lo posible por defender a Cuba'', dijo María Fitzpatrick. "El estaba logrando la lucha que todos nosotros queremos librar. Vamos a ver si hay otro que lo pueda afrontar como él''.

Virginia Prado llegó a St. Michael acompañada de sus hijos—Renier Marín, de 11 años, y Tatiana Vázquez, de siete.

"Jorge no sólo prometió hacer algo por Cuba sino que también lo hizo'', afirmó Prado, quien conoció a Mas Canosa cuando ella trabajaba con el senador Richard Stone. "Traje a los niños porque ellos oyen hablar de Cuba y de lo que sucede allá, y quiero que ellos conozcan lo que representó Jorge para nosotros. La pérdida es muy grande''.

En otras partes de la ciudad se veían muestras del pesar que embarga a la comunidad cubana:

En el Centro de Actividades y Nutrición de La Pequeña Habana, en la avenida 22 y la calle 2 del SW, colgaba una enorme bandera cubana con un lazo negro que iba de piso a techo.

En Miami-Dade, los gobiernos de la ciudad y el condado hicieron coordinaciones para que la gente pueda asistir a los servicios fúnebres.

La Comisión de Miami pospuso para las 2 p.m. la reunión que usualmente comienza a las 8 a.m. "en respeto al señor Mas Canosa, dijo el portavoz de la ciudad Javier Marques. El alcalde de Miami-Dade dijo que habría flexibilidad con los empleados del condado para que puedan asistir al entierro.

La redactora de El Nuevo Herald Fabiola Santiago contribuyó a esta información.

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