El Nuevo Herald
17 de enero de 2001

Testigo de la fiscalía sirve a la defensa en el juicio de los espías

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald

Aunque fue a testimoniar convocado por la fiscalía, un oficial de contrainteligencia del
Comando Sur terminó dando argumentos al equipo de la defensa de cinco hombres acusados
de espiar para Cuba.

Según el teniente coronel Christopher Winnie, un ciudadano estadounidense
nacido en la isla tendría dificultad en conseguir un empleo en el Comando Sur
porque Cuba es considerado un país comunista y, por lo tanto, es difícil
confirmar información sobre el pasado de esa persona.

Y prueba de eso, reveló ayer durante el interrogatorio a que lo sometió el fiscal
federal asistente Dave Buckner, es que en esas instalaciones trabajan unos 600
civiles de los cuales sólo 44 son de origen cubano.

``[Pero] El hecho de que haya nacido en Cuba no impide a una persona
conseguir un permiso de seguridad'', explicó el oficial.

Sin embargo durante el contrainterrogatorio de la defensa, Winnie añadió:
``Quien viene de un país comunista'' es sometido a una investigación mucho más
rigurosa. ``No se prende necesariamente un bombillo rojo, pero lo investigaremos
más acuciosamente sobre una base de caso por caso. Cuba tiene un estatuto
especial'', dijo el teniente coronel.

Durante la jornada de ayer en el juicio a Gerardo Hernández, René González,
Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino, la fiscalía se esforzó
por demostrar que los acusados eran parte de un red de espionaje que tenía
como objetivo infiltrarse en instalaciones militares de EU.

A instancias de Buckner, el oficial del Comando Sur explicó cómo a todo
trabajador allí --sea civil o militar-- se le otorga una clasificación de seguridad
mínima de ``secreto'', aunque ``esto no significa que tenga permiso inmediato
para consultar cualquier documento, sino que tiene acceso a esa información
cuando la necesite''.

Según fuentes familiarizadas con el proceso que no pueden identificarse debido
a la orden emitida por la jueza Joan A. Lenard que prohíbe a fiscales, abogados
y potenciales testigos hablar con la prensa, el equipo de la defensa quedó
particularmente impresionado con el testimonio, ya que las palabras del militar
pudieran facilitarle la tarea.

Las fuentes calificaron la sesión de ``confusa'', porque el testigo se enfrascó en
una detallada explicación de cómo el Comando Sur da clasificaciones de
seguridad de ``secreto'' a un jardinero o un mozo de limpieza para ingresar en las
instalaciones pero sin acceso a documentación sensible.

No obstante, terminó sosteniendo que si un individuo de origen cubano tiene
dificultad para trabajar en las instalaciones militares, entonces potenciales
agentes cubanos tendrían muy pocas posibilidades de lograrlo si se demuestra
su paso reciente por la isla.

Esto se ajusta como anillo al dedo al caso de Joseph Santos, un espía confeso
cuya misión fue penetrar el Comando Sur, después que fue profesor universitario
en la isla y dirigió un centro de computación en la Universidad Central.

Durante su testimonio la semana pasada, Santos detalló cómo intentó, sin éxito,
conseguir trabajo en el Comando Sur pese a que conoce poco inglés. También
dijo que una forma de obtener alguna información era estableciendo contactos
sociales con personal militar.

Pero según Winnie esto último pudiera ser muy difícil, si no imposible. ``Es una
violación de seguridad seria que debe ser reportada de inmediato'', dijo el oficial.

La declaración de Winnie no pudo tener mejor recepción por parte de la defensa.
``Nos están demostrando que todo lo que dicen esta gente quería hacer es
imposible de hacer'', dijo a El Nuevo Herald una fuente cercana a la defensa.