El Nuevo Herald
24 de febrero de 2000

El hombre vinculado a Mariano Faget

Pablo Alfonso.

El Nuevo Herald.

Pedro Font, el empresario cubanoamericano vinculado comercialmente con el
supuesto agente castrista Mariano Faget, negó enfáticamente tener ningún tipo
de relación con agentes de inteligencia cubanos y haber pasado información al
gobierno de la Isla.

El miércoles durante una entrevista con la periodista de Univisión María Elena
Salinas, Font reconoció que él era el hombre de negocios amigo de Faget, que
se menciona en el affidavit acusatorio de la Oficina Federal de Investigaciones
(FBI), pero rechazó de plano cualquier vínculo con la inteligencia cubana.

``Yo encaro al gobierno cubano y a muchos en Estados Unidos a que puedan
demostrar que yo he pasado ningún tipo de información a agentes cubanos'', dijo
Font. ``En mi vida he jugado ese papel humillante'', añadió Font quien se calificó
como un convencido anticomunista.

Según Font sus contactos con diplomáticos cubanos han estado relacionados
con gestiones necesarias para su pasaporte con el que viaja al exterior, como
residente estadounidense. Sin embargo, el diario Granma afirmó el martes que
Font, fue el organizador de una reunión entre altos diplomáticos cubanos y
empresarios cubanoamericanos celebrada en Connecticut en diciembre de 1998.

Font es un hombre con una historia de ``éxitos sorprendentes'' para muchos de
quienes le conocen, que lo califican también como un ``excéntrico pintoresco''.

Hizo millones sin conocer el medio; habla muy mal el inglés pero llegó a
conseguir para su firma clientes tan importantes como Procter & Gamble; posee
mansiones millonarias en la Florida y Colorado; se desplazaba por New York en
un lujoso Bentley color negro, conducido por chofer uniformado con gorra y
guantes blancos, y hasta hace muy poco era visita frecuente del lujoso
restaurante Giacosa de Miami.

``Su plato preferido es risotto negro con calamares, acompañado del mejor vino
blanco de la casa'', dijo el Chef Alfredo Alvarez. ``Siempre su secretaria llama
antes desde New York, se sienta en el mismo sitio y exige que lo atienda el
mismo camarero, es muy, muy exigente en sus gustos, pero un buen cliente''.

Su verdadero nombre es Pedro Vidaurreta Font y su exitosa incursión en el
mundo neoyorkino de la publicidad hace más de diez años es un misterio para
sus colegas de esa industria.

Algunos de los que hablaron con El Nuevo Herald para esta historia lo hicieron a
condición de no ser identificados, pero la mayoría coincidió en afirmar que ``la
historia de Pedro esta llena de sorpresas y de misterios''.

Muy pocos conocen las circunstancias en que salió de Cuba y sus vínculos
familiares en el extranjero. Está casado con la estadounidense Mary Font, y
tiene dos hijos de su primer matrimonio: Oscar V. Font, que vive en Lima, Perú,
y Peter V. Font quien vive en New York.

Hace algunos años, a mediados de la década del 90, dijo una de las fuentes
consultadas por El Nuevo Herald, circularon rumores en Miami de que Font
estaba en el negocio de la venta de terrenos y propiedades inmuebles en Cuba y
otros negocios con la isla a través de terceros países. De esa época, data la
creación de la corporación America-Cuba, en la que Font, sus hijos, Faget y
otras dos personas son ejecutivos, aunque no hay ninguna evidencia que señale
que a través de esa corporación se han hecho negocios con Cuba.

``En estos momentos el señor Font está en vuelo desde Montecarlo a Filipinas,
pero regresará aquí a New York la primera semana de marzo'', dijo el miércoles a
El Nuevo Herald su secretaria, Romina Stutman.

En enero de 1999, Font se convirtió en un distribuidor independiente de Televisa
para ventas en Europa del Este y Asia, bajo la firma Global Media Distribution
Inc, que él preside. Hasta ese momento Font había sido presidente de las
operaciones comerciales de Televisa en Nueva York, para distribuir en todo el
mundo sus programas.

Su historia en el mundo de la publicidad comenzó con la firma Font & Vaamonde
que logró notables éxitos comerciales en el mercado neoyorkino.

``Hay que reconocer que es una persona habilidosa, muy viva; yo diría que es un
pícaro cubano'', afirmó una fuente.

Algunos de los que trabajaron con él en esa etapa recuerdan que durante la
filmación de comerciales, en pleno campo de trabajo, Font se hacía servir la
mesa a la hora del almuerzo con mantel y camarero particular de guantes
blancos.

``Una cosa disparatada, excéntrica, igual que lo de las pelucas'', dijo la fuente.
``Usa habitualmente tres tipos de peluca: una como si acabara de cortarse el
pelo, la segunda con el pelo más crecido y la última con bastante pelo; luego
reinicia el ciclo''.

Por esa época Font se hizo sentir en New York por su peculiar estilo de trabajo.
En una ocasión organizó una recepción para sus clientes en el lujoso hotel
Pierre y recibía en limosina a quienes llegaron desde fuera a Nueva York.

``La noche de la recepción Font estaba a la entrada del salón, entregando
personalmente una rosa roja a cada dama, a quienes le besaba la mano con una
larga reverencia'', recordó otra fuente.

Font vendió su firma a la reconocida empresa neoyorkina Grey Advertisment y
desapareció por un tiempo del mundo publicitario. A principios de la década del
90 reapareció sorpresivamente en New York, de la mano del magnate de la
televisión mexicana, ya fallecido, Emilio Azcárraga, presidente de Televisa.

Como presidente de la firma Protele, comercializadora de los productos de
Televisa, Font logró un acuerdo en 1998 para coproducir dos telenovelas con la
Televisión Central de China, que se grabarían entre Pekín y México.

Dámaso Santana, conoció a Font hace varios años en el campo publicitario.
Ahora preside en Miami la firma VISAT, afiliada a Televisa.

``Todo esto en relación con Pedro es una situación sobre la que prefiero no
hablar, yo trabajé para él, y me parece que no está bien que hable de eso
ahora'', dijo Santana.