El Nuevo Herald
25 de diciembre de 2000

Esposa de presunto espía fue entrenada por La Habana

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald

Los espías eran 15 y no 14, como incialmente dijeron las autoridades. La
esposa de uno de ellos fue entrenada en Cuba, pero no ha sido encausada
porque parece que no tuvo tiempo para cumplir alguna tarea.

La revelación surge en el legajo de 1,400 páginas desclasificadas por el FBI, en
ocasión del juicio que se realiza en Miami a cinco presuntos integrantes de la
``Red Avispa''.

En un informe enviado por el ``Centro Principal'' (la jefatura en La Habana) al
supuesto jefe del grupo en Miami, el agente ``Giro'', cuyo nombre real es Gerardo
Hernández, se describe minuciosamente cómo la inteligencia cubana preparó la
salida de la isla de Olga Salanueva y su hija, no haciendo siquiera esfuerzos
extraordinarios para lograrle una visa estadounidense, precisamente con el
propósito de darle mayor verosimilitud a su ``deserción''.

Salanueva es la esposa de René González, alias ``Castor'' o ``Iselín'', un
estadounidense llevado por sus padres a Cuba, donde se formó como piloto. En
1990 aterrizó con una avioneta de fumigación en un cayo del sur de Florida. Su
entrada al país se hizo sin mayores problemas al enseñar al INS su partida de
nacimiento en Chicago.

Poco a poco, González se fue infiltrando en Hermanos al Rescate y en el
Movimiento Democracia, y se convirtió en informante de la DEA en relación con
un caso de contrabando de drogas por parte de miembros del exiliado Partido
Nacional de Unidad Democrática, que llevó al arresto y condena de uno de sus
líderes.

Al mismo tiempo, el supuesto agente cubano empezó a hacer insistentes
gestiones para traer a su esposa e hija a EU. Escribió frenéticas cartas a
congresistas cubanoamericanos y tocó varias veces a la puerta del INS.

Pero ahora se sabe que todo eso no pasó de un plan para traer a Miami a ``Ida'',
el nombre de código con que la inteligencia cubana identificaba a Salanueva.

``Otro tema de gran importancia es el viaje de la familia de Castor [esposa e hija]
para allá, permanentemente. Como se sabe, hemos gastado algún tiempo en la
preparación del viaje de Ida, pero por razones de naturaleza operacional hemos
sido forzados a retrasar su partida'', informó el ``Centro Principal'' a Gerardo
Hernández en un mensaje secreto.

Los preparativos consistieron en no hacer gestiones que dejaran rastro, ya que
``el objetivo fundamental era no dejar ningún tipo de constancia que pudiera
conducir al descubrimiento de qué es del interés de la parte de la inteligencia
que esas dos personas salieran del país'', reza el documento desclasificado por
el FBI.

Así las cosas, se estableció un plan según el cual, mientras González hacía
gestiones en Estados Unidos para traer a su familia, incluyendo contactos con
los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Bob Menéndez, en Cuba ``Ida'' fue
instruída para decir públicamente que había escrito varias veces al ministro del
Interior quejándose sobre su caso, una vez que la salida del país de su hija había
sido ya autorizada, mientras que la de ella era denegada.

``Paralelamente a esto, ella visitaría la Sección de Intereses de Estados Unidos
en La Habana, donde se quejaría de las acciones del gobierno cubano y llamaría
la atención para el hecho de que su esposo es estadounidense y pedirles ayuda
a que resuelvan su caso'', dijo el mensaje, escrito quizás a mediados de 1996,
después del derribo de los aviones de Hermanos al Rescate.

Las instrucciones aclaraban que la campaña por la salida de Salanueva y su hija
sería conducida de manera pacífica, porque ``es bien conocido que Cuba no
responde a presiones; por eso, no debe haber acciones violentas al respecto''.

Después que Salanueva contactara la misión de EU, ``nuestra oficina llamará a
Inmigración [cubana] para decirles que ella se está quejando de que no la dejan
salir sin justificaciones y para evitar cualquier tipo de campaña internacional en
relación a violaciones de derechos humanos. Por la parte de la oficina del
ministro [del Interior] y también por parte de la inteligencia, no hay objeción para
que ella reciba su permiso de salida y por lo tanto nos libramos del problema''.

Pero había un escollo: el hermano de Salanueva era funcionario de Inmigración,
y la inteligencia cubana temió que se descubriera el asunto.

El 12 de septiembre de 1998, el FBI arrestó a 10 supuestos espías cubanos. A
esas alturas dijo que dos habían escapado, y más tarde amplió esa lista a
cuatro. O sea, en determinado momento, la llamada ``Red Avispa'' tuvo 14
miembros. Pero el nombre de Salanueva nunca salió a relucir. De hecho, en las
dos actas de acusación ella no aparece mencionada, y no parece que haya
realizado actividades de inteligencia en EU, aunque según otro de los mensajes
enviados, a principios de 1996, estando todavía en Cuba, recibió entrenamiento
como operadora de radio.

El hecho parece deberse a que, después de su llegada en 1997, Salanueva no
se adaptó bien a la vida en este país. En una reunión con Hernández el 4 de abril
de 1997 en un restaurante de West Flagler, ella se quejó de dificultades en
conseguir trabajo, en moverse por la ciudad y en socializar con los ``amigos'' de
su esposo.

Al parecer, Salanueva tenía como misión aproximarse a Ana Margarita Martínez,
la ex esposa del espía Juan Pablo Roque, quien escapó a Cuba antes del
derribo de los aviones de Hermanos al Rescate. Pero las cosas no surtieron
efecto.

Desde el inicio del juicio contra cinco de los integrantes de la red, la Fiscalía
Federal ha rehusado hacer comentarios sobre el caso, y tampoco quiso
comentar sobre Salanueva.