El Nuevo Herald
March 22, 1999
 
 
Borges niega vínculos con el doble espía

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald

La personalidad pública del ex preso político cubano Juan Francisco
Fernández Gómez está bajo el signo de las dos caras.

A fines de febrero, Fernández Gómez fue considerado por el Departamento
de Estado como un ''veterano activista de derechos humanos''. El martes
pasado, se apareció ante una corte en La Habana y le dijo al juez que en
realidad durante los últimos 22 años ha sido un agente de la seguridad castrista.

La situación se vuelve más extraña: meses antes, el régimen de La Habana
había encarcelado al confeso espía por haber recibido supuestos mensajes
del exilio, según el informe del Departamento de Estado.

La declaración de Fernández Gómez, conocido en los círculos de la
oposición cubana como ''Jr.'', causó encontradas reacciones en Miami,
aunque hubo quien manifestó no sentirse sorprendido.

En su declaración al juez que ventiló en la capital cubana el proceso del
salvadoreño Otto René Rodríguez Llerena, acusado de colocar una bomba
en un hotel de La Habana en 1997 y de tratar de introducir explosivos al país
un año más tarde, el confeso espía dijo: ''Durante mi estancia en presidio me
di cuenta de mis errores, y me aproximé a los compañeros de la seguridad en
busca de ayuda''.

Líderes del exilio corroboraron lo primero.

''Era un preso por acciones armadas del año 60, que estuvo involucrado en la
lucha armada contra Fidel Castro, en la zona de Las Villas, en el alzamiento
del Escambray'', señaló el activista de derechos humanos, Ricardo Bofill,
quien lo recuerda de los años de cárcel.

Fernández Gómez reveló que, cumpliendo instrucciones de sus superiores,
estuvo en Miami varias veces durante la década de 1990 y que logró, adujo,
''penetrar a organizaciones de ex presos políticos, entre ellas el Ex Club'', y
que fue reclutado por su presidente, Rolando Borges Paz, para realizar
actividades violentas contra el régimen castrista.

''A ese señor lo vi un par de veces, pero no sé con quién se reunió [en
Miami]. Era conocido como ex preso político, y, además, estaba enfermo.
Según sé, todo el mundo trató de ayudarlo; él tenía glaucoma y problemas de
corazón'', explicó Borges Paz, quien agregó que lo conoció en Cuba en la
cárcel y que no llegaron a tener gran relación.

''Tenía una vida normal. Iba y venía, llevaba medicinas y traía noticias. Lo vi
muy poco, ni siquiera sé cuánto tiempo estuvo aquí. A cierta altura alguien me
dijo que estaba preso, y nos preocupamos. Nos dijeron que estaba en la
cárcel, y después que lo soltaron, y no supimos nada más'', añadió Borges
Paz.

El ex preso dijo al juez habanero que el 10 de junio del año pasado recibió en
su casa, en Santa Clara, una llamada telefónica de alguien diciéndole que
''había traído las medicinas''. Según Fernández Gómez, las ''medicinas'' eran
explosivos y Borges Paz le había advertido de la llamada durante una de sus
visitas a Miami.

La llamada, continuó Fernández Gómez, fue hecha por el salvadoreño
Rodríguez Llerena, quien ese día había sido arrestado en el aeropuerto de La
Habana cuando pretendía entrar al país con 1,519 kilogramos de pentranita,
un poderoso explosivo plástico.

Fernández Gómez añadió también que fue arrestado al día siguiente en su
casa de Villa Clara, pero no quedó claro por su declaración si el arresto fue
una cortina de humo o no. La fiscalía dijo que el ex preso tuvo un careo con
Rodríguez Llerena, donde salió a relucir la conexión con los activistas en
Miami del Ex Club y su hipotético reclutamiento.

''Eso es un cuento, no lo he reclutado para nada, ni le he dado ningún tipo de
instrucciones'', afirmó Borges Paz. Además, enfatizó, ''no necesito hacerlo
porque ellos dentro de Cuba saben más que nosotros. Hace 30 años nuestro
sistema era distinto, el sistema de lucha pacífico lo inventaron ellos ahora
dentro de cuba''.

''El 10 de junio, agentes de Seguridad del Estado arrestaron al veterano
activista de derechos humanos (...) en su casa de Villa Clara y lo mantuvieron
preso por 57 días en Villa Marista después que recibió una llamada telefónica
del extranjero. También lo cuestionaron sobre personas que vio durante un
viaje a Estados Unidos. A fines de año (1998), Fernández estaba bajo
arresto domiciliario, pendiente de ulteriores investigaciones'', dijo el informe.

Según Bofill, ''en este mundo de maledicencia en que vivimos, donde a todo
el mundo lo acusan de agente y provocador'', lo que realmente ha sucedido
es que Fernández Gómez pudiera haber inventado todo a instancias de sus
interrogadores, para intentar demostrar un vínculo con el exilio que no existe y
también dividir al movimiento de oposición.

''Varias veces nos han echado a pelear los disidentes por estas cosas, por la
suspicacia. Esto, probablemente, es un intento de sembrar dudas en el exilio
sobre el resto de los disidentes y los demás presos políticos'', dijo el activista,
quien no dejó de señalar que ''es curioso que en este momento, en que hay
una gran solidaridad entre los disidentes por el caso de Vladimiro [Roca],
aparece este caso''.

Borges compartió una opinión parecida, aunque no cree ''que sea un invento
de él, sino del aparato de Seguridad del Estado".

Y profundizó: ''El régimen trata de mantener el mito de la invencibilidad, trata
de mantener la desconfianza entre todos nosotros. En la cárcel pasaba eso.
Nos trataban distinto y, por contraste, teníamos diferencias''.

De todos modos, aunque Rodríguez Llerena admitió vínculos terroristas con
el anticastrista Luis Posada Carriles, la fiscalía no logró demostrar los vínculos
de Fernández Gómez con los activistas del Ex Club en Miami.

Los cuatro números de teléfono presentados en corte como Borges, no
pertenecen al exiliado o sencillamente no existen.

Y al final de esta historia, del ex preso vuelto espía sólo queda un recuerdo y
una reflexión.

''Todos como él son unos infelices. Aunque colaboren con la policía, siempre
lo van a considerar un ex preso contrarrevolucionario. Eso Fidel Castro no lo
perdona nunca'', dijo Bofill.
 

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