El Nuevo Herald
Mon, Jan. 09, 2006

Detienen en FIU a dos supuestos agentes de Castro

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald

El profesor de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) y su esposa arrestados ayer bajo cargos de espiar para Cuba, parecen ser veteranos de la inteligencia cubana --con 30 y 20 años de experiencia, respectivamente-- que iniciaron sus actividades en territorio estadounidense por separado hasta que se casaron, a inicios de la década de 1990, y comenzaron a trabajar juntos.

Según la fiscalía federal, en junio pasado, el profesor Carlos M. Alvarez, de 61 años, y su esposa, Elsa Prieto-Alvarez, de 55, admitieron voluntariamente a la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) que llevaban años trabajando para la inteligencia cubana.

Aparentemente, Alvarez lo hacía desde 1977, y ella a partir de 1982. Pero la fiscalía no los ha acusado directamente de espionaje de matiz militar, sino de ocultar al Secretario de Justicia su condición de agentes de un país extranjero, un delito que conlleva un máximo de 10 años de cárcel.

''El confesó que estaba espiando para Cuba'', y ''ella dijo [a los agentes] que sentía más fidelidad hacia Cuba que hacia Estados Unidos'', dijo ayer el fiscal federal asistente Brian K. Frazier durante una audiencia de fianza.

Alvarez es profesor de psicología en FIU y su esposa es coordinadora de un programa de entrenamiento de trabajo social, especializado en intervención de crisis y terapia de grupo, en el mismo recinto universitario.

La pareja fue arrestada en la madrugada del viernes, y ayer la presentaron ante la jueza de instrucción Andrea Simonton, quien les denegó la fianza.

No está clara la razón por la cual las autoridades decidieron dejarlos en libertad en junio pasado tras las declaraciones de los arrestados, pues según el fiscal federal para el sur de la Florida, Alexander Acosta, éstas constituyeron ``una confesión''.

''Estábamos investigando'', dijo Acosta escuetamente.

El arresto de la pareja se da a escasas semanas de una vital audiencia de revisión del caso de cinco hombres acusados de espiar para Cuba, condenados a fuertes penas de cárcel en Miami en el 2001.

A principios de febrero, el pleno de la Oncena Corte de Apelaciones de Atlanta escuchará alegatos sobre el caso de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González, quienes admitieron que trabajaban para el gobierno de Cuba y cuyas severas sentencias fueron anuladas en agosto del año pasado.

Según las autoridades, Alvarez y su esposa enviaron a Cuba análisis de la situación política en Estados Unidos, informaciones sobre miembros y organizaciones del exilio cubano, sobre el juicio, en el 2000, a la red de espionaje cubana, a la vez que reportaron sobre las incidencias de la saga del niño Elián González.

También informaron por lo menos la identidad de un empleado de la FBI que fue alumno de Alvarez.

''Informaban sobre todas las personas con que se relacionaban'', dijo Frazier.

Pero según el agente del FBI que los interrogó, Ryan T. Young, ''no hay evidencias de que tuvieran acceso a información confidencial o militar, de carácter secreto'', y la hubieran enviado a La Habana.

''No hubo nada de eso, señor'', respondió Young a Steven Chaykin, el abogado defensor de Alvarez.

Acosta dijo que los dos presuntos espías cubanos pusieron en peligro la seguridad de Estados Unidos, pese a que se movieron siempre en el mundo académico.

''Siempre que espías trasmiten algún tipo de información al gobierno de Cuba, hay un peligro para Estados Unidos'', dijo Acosta. Pero hay más, añadió: ``Estas personas estuvieron en contacto con jóvenes, los quisieron influenciar a una edad en que son muy influenciables''.

Por otro lado, Alvarez no trabajaba sólo para FIU, sino que también prestaba asesoría psicológica a los departamentos de policía de Miami-Dade y Miami.

''Hacía evaluaciones psicológicas de los candidatos a policías al momento del reclutamiento. Tenía una responsabilidad enorme'', dijo Acosta.

Alvarez llegó a Estados Unidos en 1961 y se hizo ciudadano en 1973, mientras que su esposa llegó posteriormente en fecha indeterminada.

La pareja se conoció a fines de los años 1980, se casó y comenzó a realizar en conjuntopresuntas actividades de espionaje, dijo Frazier.

''Ellos se ayudaban mutuamente'', precisó el fiscal federal asistente.

En el registro efectuado en la residencia de la pareja, donde viven con una hija de 12 años y los padres de Prieto-Alvarez, las autoridades encontraron todo tipo de parafernalia usada en actividades de espionaje, dijo el fiscal.

Los agentes descubrieron un radio de onda corta con una antena exterior, códigos de trasmisiones, programas de computadoras para codificar y descodificar mensajes.

Además, ``nos dijeron que enviaban disquetes a apartados postales con direcciones en Estados Unidos y, al menos en una ocasión, Alvarez fungió como correo para el espionaje cubano de La Habana a Miami''.

El profesor de FIU era uno de los promotores del llamado ''intercambio académico'', y en diversas ocasiones, la última en el 2004, llevó a estudiantes universitarios a La Habana.

Alvarez era muy conocido en círculos liberales del mundo académico cubano, tanto de la isla como el exilio. Participó en el ''Diálogo de 1978'' en La Habana, el cual condujo a la liberación de 3,600 presos políticos, y fue miembro del comité ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos (IEC). En la capital cubana, solía establecer contacto con el Centro de Estudios sobre Inmigración de la Universidad de La Habana.

Antes de 1959, en La Habana, estuvo estrechamente vinculado a la Agrupación Católica Universitaria.

El arresto de la pareja provocó conmoción entre amigos y colegas.

El rector de FIU, Modesto Maidique, asistió a parte de la audiencia de fianza, pero no quiso hacer declaraciones. El ex director del Cuban Research Institute del plantel, Lisandro Pérez, dijo estar ''chocado'' con la noticia, y alrededor de 80 que se concentraron frente a la sala de audiencias, no ocultaban su disgusto e incredulidad por el arresto.

Mientras, la FIU informó en un comunicado que desconocía las investigaciones, pero anunció su compromiso de colaborar con la fiscalía, al tiempo que nombraba como su abogado para este caso al ex fiscal federal Robert Martínez.

Por otro lado, la universidad puso a la pareja de presuntos espías bajo licencia administrativa con sueldo.

rferreira@elnuevoherald.com