Listin Diario
(Santo Domingo)
Julio 16, 2002

El caudillo fallecido actuaba con mesura en la oposición

                   EL PRD Y EL PLD se mantienen a la expectativa sobre cómo reaccionará el PRSC

                 ANA MITILA LORA

                 SANTO DOMINGO.-
                 La actitud que adoptará el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) post
                 Balaguer mantiene expectantes al oficialista Partido Revolucionario Dominicano
                 (PRD) y al opositor de la Liberación Dominicana (PLD). También a diversos
                 sectores sociales que cifran en la gobernabilidad la clave para mantener el desarrollo
                 económico y la paz social.
                 La organización que se fundamentó en los vínculos personales de cada quien con
                 el líder y sus muestras de lealtad tendrá que trillar el camino de la dirección
                 colegiada y cambiar su rumbo hacia la institucionalidad.

                 Tras unas relaciones de absoluta colaboración con el
                 presidente Hipólito Mejía y la facción dominante del
                 PRD, los reformistas empiezan a dar señales de que todo ha cambiado con la
                 desaparición del líder a quien muy pocos osaron contrariar y en cuyo seno
                 parte de la dirigencia no alcanzaba comprender la actitud colaboracionista de
                 Balaguer hacia Mejía.
                 Sea cual fuere el camino que escoja la dirigencia del PRSC como partido
                 opositor, el hecho es que su mentor mantuvo relaciones relativamente
                 armoniosas con sus contrarios cuando le correspondió encontrarse en la
                 oposición. Sus dardos más virulentos fueron lanzados contra los gobiernos del
                 triunviro Donald Reid Cabral y Salvador Jorge Blanco.
                 El primero se convirtió después en uno de los arquitectos del regreso de
                 Balaguer a la Presidencia en 1986, mientras que el segundo sufrió la más
                 descarnada persecución judicial después de cesar en la presidencia. El mismo
                 Balaguer admitió que aquel juicio fue político.

                Contra Reid Cabral en 1964

                 Al ajusticiamiento de Trujillo y la deportación de Balaguer en marzo de 1962
                 siguió el golpe de Estado contra Bosch, entre Balaguer y éste existió un
                 proceso de acercamiento para formar un frente común contra el Triunvirato.
                 Balaguer aprovechó las circunstancias enfilando sus cañones en contra del
                 ilegítimo gobierno de Reid Cabral para hacer sentir su recién creado partido.
                 El mismo Balaguer mecanografiaba sus discursos que enviaba
                 clandestinamente al país desde su exilio en Nueva York. El Caribe, dirigido por
                 Germán Emilio Ornes, se encargaba de su difusión. En un discurso titulado El
                 cáncer dominicano, Balaguer atribuía la bancarrota del Estado, ‘‘a la orgía
                 administrativa a que se entregó irresponsablemente el Triunvirato después del
                 derrocamiento del Gobierno constitucional de 1963; al auge del contrabando
                 que mermó escandalosamente las recaudaciones aduaneras y las de Rentas
                 Internas; a la pésima política económica del Triunvirato que resquebrajó la
                 moneda nacional y embarcó al país en un vértigo inflacionario de proporciones
                 desmesuradas’’.
                 En otra andanada, el líder reformista criticaba la ley 401 que imponía a los
                 partidos políticos una tregua para poder rehabilitar la economía: ‘‘Los partidos
                 estarían condenados a desaparecer si se les priva de todo contacto con la
                 opinión popular, si no se les permite valerse de la radio y de la prensa para
                 comunicarse con el hombre de la calle y para llevar a su militancia el eco de sus
                 reacciones diarias sobre la labor del gobierno’’..(El Caribe, 15 de abril de 1965).
 

                Relaciones con Guzmán

                 Días después de la juramentación del presidente
                 Antonio Guzmán, Balaguer salió del país. La estrategia
                 le sirvió para evitar cualquier tipo de cuestionamiento
                 directo a su persona y Gobierno. También para iniciar
                 su peregrinaje médico para intentar revertir la afección
                 que amenazaba con dejarlo ciego. El 16 de agosto de
                 1978 el país presenció un acontecimiento no logrado
                 hasta entonces, tal el traspaso del poder de un partido
                 perdedor a uno ganador. Hasta ese entonces la
                 historia de las transmisiones de mando se había
                 logrado de una figura a otra de un mismo partido o de
                 un gobierno provisorio a uno surgido de las urnas.
                 El consenso es que la oposición de Balaguer a Guzmán
                 fue constructiva. Julio Genaro Campillo Pérez la catalogó como ‘‘una oposición
                 pasiva y con ribetes moderados’’. La oposición activa estuvo en manos del
                 profesor Juan Bosch y el PLD, quienes se dedicaron a hacer fuertes críticas a la
                 política económica del PRD y difundieron un “Álbum de la Corrupción”.
                 Tras el ‘‘fallo histórico’’ con que el PRD fue despojado de varias senadurías y
                 diputaciones, Balaguer quedó con el control del Congreso Nacional y la justicia.
                 La circunstancia impidió, entre otros factores, que el PRD pudiera, como había
                 prometido, reformar el sistema judicial y aplicar otras reformas que hubieran
                 profundizado la democracia.

                Jorge Blanco

                 Balaguer pasó de la oposición conservadora a Guzmán a una oposición
                 beligerante entre 1984 y 1986 mediante la incitación a huelgas y movilizaciones
                 populares contra los acuerdos suscritos por el gobierno del PRD con el FMI, con
                 lo cual buscaba asegurarse el apoyo popular en las elecciones de 1986. En las
                 elecciones de 1982 Balaguer falló en controlar el Congreso. Este era
                 mayoritariamente perredeísta, pero la guerra encarnizada entre las tendencias
                 del PRD, que tenían expresión en el Congreso, facilitaron a Balaguer lograr
                 apoyo para volver a alzarse con el poder.
                 Cuando se repasa El Caribe en 1985 ó 1986 se constata que Balaguer figura a
                 diario en la primera plana denostando al gobierno perredeísta. El 2 de enero
                 de 1986, Balaguer se opone a nuevas leyes impositivas para elevar los
                 salarios; el 9 acusó al Gobierno de violar la ley de las FFAA y la Policía Nacional.
                 En otra nota en la misma página censuró a Leonel Almonte, asesor económico
                 de Jorge Blanco y dejó en claro que no fue en sus Doce Años cuando ese
                 empresario se enriqueció; el 10, Balaguer y Bosch coincidieron en criticar el alza
                 de precio de los artículos de primera necesidad; el 11 estimó que el Congreso
                 se había reducido a una cháchara; el 13 el Partido Reformista amenazó con
                 retirarse de las elecciones si utilizaban la boleta única; el 14 Balaguer estimó
                 que el Gobierno descuidaba los problemas sociales y lo acusó de que los ríos
                 se estuviesen secando. El 16 Balaguer denunció que el Gobierno obstaculizaba
                 sus movimientos impidiéndo a los helicópteros aterrizar en lugares no
                 autorizados por Aeronáutica Civil. Esa medida, cuentan, Balaguer nunca la
                 perdonó a Jorge Blanco.
                 Bosch y Balaguer volvieron a unirse para oponerse a la propuesta de José
                 Francisco Peña Gómez de que la ley electoral fuera modificada para permitir
                 que el PRD llevara dos candidatos a la Presidencia en las elecciones de 1986.
                 Peña maniobraba para impedir la división de su partido. (El Caribe, 4 de enero
                 de 1986).

                Leonel e Hipólito

                 El comunicado firmado en conjunto por Balaguer y el entonces presidente
                 Leonel Fernández para desconocer la legitimidad de la Junta Central Electoral
                 electa en agosto de 1998 fue, quizás, una de las últimas acciones conjuntas.
                 Las versiones que determinó el fin de la luna de miel Balaguer-Fernández
                 varían. Algunos lo atribuyen a los apresamientos de Tete Antún, hermano de
                 Federico (Quique) Antún, por el escándalo de la Lotería, al de Jaime Rodríguez
                 Guzmán, funcionario reformista; otros lo atribuyen a la supuesta compra de
                 cédulas patrocinada por la dirigencia del PLD, entre otros, pero lo cierto es que
                 se atribuye al reformismo endilgar a los peledeístas el mote de ‘‘comesolos’’ y
                 popularizar lo del moro, es decir la ‘‘alianza’’ entre blancos y colorados.
                 La causa del distanciamiento se atribuye a que Fernández habría tratado de
                 heredar el liderazgo del caudillo reformista. De lo que hay certeza es de la
                 colaboración entre Mejía y Balaguer. El mismo presidente lo dice: ‘‘Nos
                 entendimos perfectamente’’. Está por verse ahora la nueva estrategia de los
                 reformistas.