El Nuevo Herald
November 12, 1998
 
`Para un cambio político tiene que haber oposición nacional'

 PABLO ALFONSO
 El Nuevo Herald

 Francisco León, presidente del Instituto de Estudios Cubanos (IEC),
 afirmó que esa institución promueve la búsqueda de un entendimiento
 nacional que facilite la transición democrática en Cuba y su integración
 económica y política a la región.

 ``Creemos en el diálogo pluralista como algo fundamental para el
 entendimiento, que es lo que hay que entronizar en Cuba'', dijo. El IEC,
 fundado en Miami hace 30 años, no es un partido político, sino ``un foro
 abierto, de pensamiento, un lugar de reflexión común''.

 León, quien fue coordinador nacional en Cuba del Movimiento
 Revolucionario del Pueblo (MRP), grupo clandestino anticastrista, salió
 de la isla en 1962 tras asilarse en la embajada de Argentina. Un año
 después ingresó en la Universidad de Lovaina, Bélgica, donde se graduó
 en Sociología Económica.

 Desde 1971 trabaja en la Comisión Económica para América Latina y el
 Caribe (CEPAL) con sede en Chile, donde reside.

 León, fue electo presidente del IEC en agosto y concedió esta entrevista
 a El Nuevo Herald durante una visita que realizó a Miami esta semana.

 ¿Cuál es la mecánica de cambio político que el IEC considera viable
 para Cuba?

 FL: Yo creo que hay dos cosas muy importantes en esa mecánica: La
 primera es que el cambio político pasa por la constitución de una
 oposición nacional. Y la segunda, que hay que diferenciar esa oposición
 nacional de los llamados lobbies. Es decir, de la gente que trata de influir
 en Cuba a través de otros gobiernos. Sean estos de Europa o de
 América. Este concepto de oposición nacional difiere tanto de la
 Plataforma Democrática Cubana como de la Fundación Nacional
 Cubano Americana, para citar dos ejemplos clásicos de este tipo de
 lobby.

 La oposición nacional es la gente que está en la búsqueda de soluciones
 democráticas para el país. La oposición nacional se refiere a lo que debe
 hacer la nación y el gobierno de la nación, sea quien fuere el que lo tenga
 en un momento determinado. Y la oposición nacional se forma y se
 desarrolla sin el necesario consentimiento del gobierno, aunque si el
 gobierno lo consiente es mejor. Y en los últimos años esa oposición
 nacional ha tenido ya expresiones concretas.

 ¿Puede citar un ejemplo?

 FL: Seguramente. Los mercados agropecuarios son un ejemplo claro.
 Fue algo que quería la población. Una propuesta que inició un grupo de
 gente en el gobierno. Que no contaba con la simpatía de Fidel Castro,
 que ya los había desautorizado en 1980. La oposición política los tomó
 como una bandera y finalmente el gobierno los aprobó.

 Sin embargo, yo diría que fue la realidad económica lo que obligó al
 gobierno a autorizar esos mercados. ¿No cree usted?

 FL: Sí lo obligó la realidad, pero también lo obligó la gente. Lo obligó un
 movimiento que produjo una manera de pensar en esos mercados de tal
 forma, que movilizó a los campesinos y a una buena parte de la
 población, que prácticamente lo exigió.

 Y ese movimiento sigue todavía en desarrollo. Está presionando para
 que se abran más esos mercados, tengan más libertad, menos control
 estatal.

 ¿Ustedes conciben la posibilidad de un cambio democrático pacífico en
 Cuba?

 FL: Sí. Con dos condiciones. Primero: para que haya un cambio político
 tiene que existir una oposición nacional. Y la segunda condición para que
 haya un cambio político: es necesario el entendimiento, la concertación
 que se pueda lograr entre las fuerzas cubanas, gobierno y oposición, con
 el mundo internacional en el cual Cuba quiere insertarse.

 Porque es claro que si nosotros no tenemos un cambio democrático, no
 nos insertaremos en ese mundo.

 Sin embargo, Cuba ha sido aceptada en algunos foros regionales y la
 ALADI es el más reciente.

 FL: Bueno, pero en la ALADI no hay una condicionalidad democrática.
 Estar aceptado en la ALADI es estar aceptado en una institución que ya
 tiene su muerte anunciada. La ALADI termina con el ALCA (Acuerdo
 de Libre Comercio de las Américas). Es decir, los acuerdos de ALADI
 se integran al ALCA, pero sus miembros no. Porque en el ALCA sí hay
 una condicionalidad democrática. Hay dos cosas necesarias para que
 Cuba se inserte en el mundo. Hay una condicionalidad económica y una
 política. La condicionalidad política es que tiene que haber democracia
 en Cuba y para que haya democracia en Cuba tiene que haber oposición
 nacional.

 ¿Cuál sería esa realidad simbólica de la oposición nacional?

 FL: Esa realidad la representa por ejemplo el grupo de los cuatro:
 Vladimiro Roca, Marta Beatriz Roque, Félix Bonne y René López
 Manzano. No tanto por lo que pueda haber sido su manifiesto, o el valor
 del mismo, sino por el hecho de aparecer como un símbolo. Personas
 que son encausadas por hacer una propuesta alternativa a la propuesta
 de convocatoria de un partido, no del gobierno.

 Bueno, del Partido Comunista, de gobierno, institucionalizado en la
 Constitución vigente.

 FL: Sí. está bien, pero es un partido político. Y eso es inaudito en la
 comunidad internacional. Que alguien pueda ser condenado por eso.
 Que esta gente lleven más de un año arrestados, sin juicio. Y eso ha
 provocado una reacción en el más diverso espectro político
 internacional.

 ¿Qué entendimiento puede haber entre gobierno y oposición cuando hay
 tanta intransigencia e intolerancia en el gobierno?

 FL: Porque sencillamente hay una realidad: Cuba tiene que integrarse a
 la economía regional, a la institucionalidad regional y esa integración no
 se puede dar fuera del sistema democrático pluripartidista. Y tiene que
 integrarse a esa convivencia política internacional porque no puede
 sobrevivir aislada en el mundo actual. Hay una democracia y es la
 democracia que tiene la región. No hay otra manera.
 

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