La Nueva Cuba
Septiembre 6, 2004

La Salud Publica en Cuba

Sociedad Foránea de Medicos Cubanos (SOFOMEC)
Cuba Liberal
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Máximo Tomás
Dept. de Investigaciones

La escasez de medicamentos es total, no ya en las farmacias públicas, sino dentro de los mismos hospitales donde a veces un médico debe recorrer salas y salas en busca de una ámpula de un analgésico tan antiguo y ya no utilizado por muchos países como la Dipirona, con el que calmar el dolor de un paciente, pues no se encuentra fácilmente.

En una situación más desesperante aún están antibióticos, citostáticos, antinflamatorios, medicamentos para dolencias cardiovasculares, sólo para citar algunos. Esta situación nos acongoja, pues conjuntamente con nuestros pacientes sufrimos estas carencias, y muchas veces experimentamos la terrible sensación de impotencia que nos causa ver morir o sufrir a un enfermo por no poseer el fármaco adecuado para su tratamiento.

De tales carencias tampoco escapan los laboratorios u otros servicios donde se realizan diversas pruebas diagnósticas --allí escasean los reactivos, y simplemente gran parte del equipo no funciona debido a roturas e imposibilidad para reparación o sustitución del mismo. Es evidente que el sistema de salud cubano se ha deteriorado, y en este ambiente los médicos cubanos deben "hacer de tripas corazón" para tratar de ofrecer la mejor atención posible a sus pacientes, trabajando en condiciones de gran estrés para dar soluciones "mágicas" o improvisadoras a los grandes para dar soluciones a los problemas de sus enfermos. Un hecho cotidiano en nuestras prácticas resultaba ser el regreso a nuestras consultas de pacientes previamente atendidos con la receta médica en sus manos alegando que el medicamento que le recetamos, o el sustituto que posteriormente prescribimos, no están disponible en ninguna farmacia.

Y si esto ocurre afuera, qué no sucede en los presidios. No se menciona el incremento en la tasa en la incidencia de ciertas enfermedades como la Tuberculosis pulmonar entre los reclusos, ni las pésimas condiciones higiénicas de estas instalaciones.

Esta situación se agrava cuando los médicos y personal paramédico pierden las energías debido a las frustraciones y los constantes tropiezos, pero aún peor cuando se incuban en ellos los "terribles gérmenes" de la desmotivación y la desesperanza, con la secuela de indolencia, y descuidos –como siempre, al final el gran perdedor es el pueblo cubano. Motivos para frustraciones del personal médicos hay bastantes y cítese a manera de ejemplo los bajos salarios, el no pago de guardias o número de pacientes vistos en consulta, la mala comida (o su ausencia) en los centros de trabajos y guardias médicas, los problemas de transportación, vestuario y vivienda que sufre la inmensa mayoría de estos profesionales, que en sí tienen pocas posibilidades de superación y actualización de sus conocimientos entre varias razones por que no hay acceso libre a Internet.

A la clase médica, el MINSAP (Ministerio de Salud Pública ha dado el tiro de gracia por medio de la la prohibición, casi total, de viajes de estos profesionales al extranjero a conferencias, cursos de superación, etc, debido al temor paranoide que sufren los funcionarios del gobierno y ese ministerio ante el peligro inminente de posibles deserciones.

Ante ésta situación, uno de los principales ruegos de casi todo cubano, es el de no enfermarse, pues a todo lo antes señalado se añaden otra situaciones como que las condiciones higiénicas de los hospitales también han mermado considerablemente, a que ante un ingreso electivo (de no urgencia) el paciente debe muchas veces llevar hasta las sábanas para forrar el colchón de la cama donde dormirá, al calor infernal que deberá enfrentar en la mayoría de éstas salas, o a la experiencia inevitable de tener que emplear los desagradables servicios sanitarios de uso colectivos, o el robo de sus pertenencias de noche mientras duerme, o al de tener que ingerir una comida no recomendable ni para el peor enemigo.

Todo esto nos causa un profundo pesar, que se magnifica cuando constatamos que en la "justa" nación del Comandante ya aparece la segregación o discriminación del cubano. Mientras que en la mayoría de instituciones de salud se producen cotidianamente todo esto que relatamos y aún cosas peores, los magnates de la cúpula del poder o los extranjeros gozan de prebendas en hospitales o salas especiales de diversas instalaciones médicas --la clínica del MININT (Ministerio del Interior), el CIMEQ (Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas), el Centro de Retinosis Pigmentaria, algunas salas del hospital "Frank País" o el hospital "Hermanos Ameijeiras", La Pradera, Topes de Collantes, la Clínica Internacional "Cira García", y muchas más. En estos lugares, la atención médica, la disponibilidad de medicamentos y el equipamiento es de primera, y allí con dollars se puede encontrar casi cualquier medicamento, pero por un problema de accesibilidad y de capacidad es evidente que solo una porción ínfima de los cubanos puede beneficiarse del servicio de estas instituciones.