El Nuevo Herald
Sep. 16, 2003
 
Opositor admite que fue premiado por La Habana

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

El reconocido disidente Elizardo Sánchez Santacruz admitió ayer que la inteligencia cubana le impuso una condecoración durante uno de los múltiples contactos que sostuvo con oficiales de la Seguridad del Estado entre 1997 y el pasado enero, y se responsabilizó por el costo político que pudiera derivarse de la campaña gubernamental desatada contra su persona.

''Sí, me pusieron esa medalla a comienzos de 1998 después de haber iniciado conversaciones con ellos [el Ministerio del Interior, MININT]'', afirmó Sánchez en una entrevista telefónica con El Nuevo Herald. ``Pusieron el himno nacional y dijeron que me ponían la distinción por mi actitud patriótica ... era una cosa forzada, traída por los pelos''.

Con anterioridad, Sánchez había dicho que no recordaba el acto de la medalla, y mencionó que se acordaba que en cierta ocasión le habían ``regalado una pluma''.

''Efectivamente, también me dieron una pluma y una botella de whiskey, que yo le obsequié después a amigos cercanos'', precisó ayer.

El activista relató que durante esos años mantuvo ''decenas de conversaciones'' con oficiales de la Seguridad del Estado durante desayunos, almuerzos y cenas que tenían lugar ``en oficinas o casas del MININT''.

Las declaraciones de Sánchez se producen al calor de una agresiva escalada oficial contra su desempeño como líder opositor, acusándolo de ejercer un doble juego y ser agente del gobierno cubano.

En menos de un mes han sido divulgados un libro -- El Camaján-- y un video con presuntas evidencias de sus servicios a la inteligencia castrista, y el pasado viernes el programa Mesa Redonda de la televisión estatal se dedicó íntegramente a denigrarlo.

El activista, de 59 años, aseveró que la campaña gubernamental está llena de falsedades sobre su desempeño, pero señaló que ``está logrando uno de sus principales objetivos: distraer la atención de la opinión pública de los graves problemas que enfrenta el país''.

''Corremos el riesgo de bailar con la música que toca el gobierno de Cuba y olvidarnos de los asuntos esenciales de la situación cubana'', apuntó. Sánchez no descartó la posibilidad de que el régimen pueda estar acumulando presuntas pruebas para crearle un expediente delictivo y enviarlo a la cárcel nuevamente.

El activista cumplió prisión entre 1980-1985 y 1986-1987, y fue encarcelado nuevamente en 1989.

Sánchez recordó ayer que sus contactos con oficiales del MININT se remontan a 1987, cuando el general José Abrantes se hallaba al frente de ese organismo. Abrantes falleció en una prisión cubana en 1991, condenado a 20 años por negligencia en sus funciones.

''Entonces se disgustaron porque lo dije públicamente [en 1988]'', relató. ``Pero en 1997 ya me viene a ver un coronel en otro plano de intercambios y yo accedí a hablar a título personal... eso lo sabían una docena de embajadores de Europa y las Américas a quienes se los dije oportunamente, incluso uno de ellos me alertó de que podía ser una trampa''.

De acuerdo con Sánchez, en esa ocasión el motivo de ese contacto fue ''un documento crucial'' escrito por él en Lisboa, Portugal, el 21 de marzo de 1997, y enviado con carácter confidencial a 18 estadistas de Europa y América Latina.

El documento, que era públicamente desconocido hasta que se dio a conocer en el libro El Camaján, esboza una propuesta para ofrecer al gobernante Fidel Castro todo el apoyo político, diplomático y financiero en favor de una transición democrática en la isla.

''Me consta que en sectores protoreformistas del gobierno cayó muy bien [el documento]'', señaló Sánchez. ``Sería saludable reiniciar un debate sobre ese texto, ya que el gobierno cubano lo ha sacado a la luz''.