El Nuevo Herald
Jul. 28, 2002

Deserta un hombre cercano a Raúl Castro

  RUI FERREIRA
  El Nuevo Herald

  Un íntimo colaborador del ministro de Defensa cubano, Raúl Castro, solicitó asilo político en Miami esta semana, confirmó él mismo en la madrugada del
  sábado a El Nuevo Herald.

  Alcibiades Hidalgo, de 56 años, quien fuera jefe de despacho de Castro, embajador en Naciones Unidas y en Namibia, segundo jefe de la misión
  negociadora de la retirada de las tropas cubanas de Angola, vicecanciller y además miembro del Comité Central del gobernante Partido Comunista, llegó al
  sur de la Florida el pasado jueves en una balsa que se hundió a escasos metros de las islas Marquesas.

  Esto lo hace el desertor de más alto rango del régimen cubano hasta la fecha.

  ''Los últimos 8 años he estado condenado a la mediocridad de la prensa nacional, obligado a trabajar en el periódico Trabajadores y sin ninguna otra
  opción. Y digo obligado, porque fui advertido que no iba a conseguir ningún otro tipo de trabajo y debía permanecer allí. Por eso, la única opción que me
  quedó fue buscar una salida clandestina, ilegal, porque no tenía a quien recurrir'', dijo Hidalgo, durante una conversación de casi dos horas.

  ''He decidido no ser un peón más de la finca del doctor Castro'', enfatizó.

  El ex funcionario cubano no sabe a ciencia cierta por qué fue marginado por el sistema, al cabo de más de dos décadas de proximidad a la esfera del
  poder. Pero cree que su situación tuvo mucho que ver con su papel en la negociación para la salida de las tropas cubanas de Angola en 1989.

  ''Toda mi vida he sido un revolucionario sincero, un creyente en la revolución. Cuando triunfó tenía 13 años y toda mi vida política, intelectual, juvenil, se
  desarrolló dentro de la revolución. Intenté dar lo mejor de mí, y participé en cosas útiles para el país como la retirada de las tropas cubanas de Angola, que
  era un anhelo del pueblo cubano, y pienso que [el gobernante cubano] Fidel Castro no ha perdonado a la delegación que negoció la retirada de Angola'',
  dijo.

  Otros líderes revolucionarios vinculados al proceso angolano corrieron la misma suerte de Hidalgo, dice él. Entre ellos el ex miembro del Buró Político Carlos
  Aldana, quien dirigió la delegación y vive ahora en el ostracismo; y también el actual ministro del Azúcar, Ulises Rosales del Toro, quien fue apartado de la
  jefatura del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, ``donde radica el verdadero poder''.

  Además de toda la nomenclatura castrista, Hidalgo conoce bien de cerca al designado sucesor de Fidel, al poco conocido ministro de Defensa.

  ''Raúl es claramente una continuidad de Fidel. Es un ser obtuso, una persona obsesionada con el poder, represiva, sin ninguna altura intelectual y sin
  ninguna posibilidad de encontrar soluciones propias a ese país. Carece, además, de la habilidad maquiavélica de su hermano'', dijo.

  Hidalgo describió lo que constituye, en su opinión, la nueva fuerza de poder en la isla, un grupo de jóvenes que rodean a Castro y que dirigen
  directamente las masas.

  ''Esos jóvenes tienen el poder que Castro les ha atribuido con su dedo y se basa en una sumisión total y una adoración lunática por la figura de Fidel. Son
  muchachos con quien Fidel juega, como en otras ocasiones ha jugado con personas que han estado en la dirección de la revolución, que quita y pone a su
  antojo. Es el caso de Roberto Robaina, quien hizo algo para lo cual no estaba autorizado. Ahora se dice que fue desleal a Fidel, pero teóricamente sigue
  siendo miembro del Buró Político porque nunca se la ha sustituido'', añadió.

  Robaina fue canciller desde 1992 hasta 1998, cuando súbitamente desapareció de la escena pública sin explicaciones y fue sustituído por Felipe Pérez
  Roque, ''un hombre con unas ansias de poder tremendas'', aseveró Hidalgo.

  ``En Cuba no existe ningún mecanismo institucional para la toma de decisiones. Los organismos que aparentemente toman las decisiones, como pudieran
  ser la asamblea nacional, el Comité Central del Partido, incluso el buró político, son meras fachadas donde de una forma litúrgica se toman decisiones
  preestablecidas. La mayor parte de ellas por la iniciativa, el tono, el sentido, en el momento y en las condiciones que Fidel Castro quiere. Todo lo otro es
  paisaje", sostuvo.