El Nuevo Herald
January 7, 1999
 

Canadá defiende su política hacia Cuba

 PABLO ALFONSO
 El Nuevo Herald

 El gobierno de Canadá considera que su abierto rechazo a las sanciones
 económicas contra Cuba y sus buenas relaciones diplomáticas y
 comerciales con la isla le permiten jugar un efectivo papel como
 facilitador de cambios democráticos en el régimen cubano.

 ``Pensamos que como importantes socios comerciales de Cuba, estamos
 en una posición muy favorable para sostener con los cubanos un diálogo
 más abierto y franco que otros países'', afirmó Peter M. Boehm,
 embajador de Canadá ante la Organización de Estados Americanos
 (OEA).

 Durante una entrevista concedida en Washington a El Nuevo Herald,
 Boehm explicó ampliamente los aspectos más significativos de la política
 canadiense hacia Cuba que, a lo largo de estas últimas cuatro décadas,
 ha sido severamente criticada por amplios sectores del exilio cubano.

 ``La política de Canadá no es apoyar el autoritarismo o sugerir que no
 hay problemas en Cuba'', afirmó Boehm. ``Nuestra política está diseñada
 para alentar a Cuba a trabajar por el cambio, y en varias oportunidades
 hemos expresado a las más altas autoridades de ese país, nuestra
 preocupación por la falta de respeto a los derechos civiles y políticos de
 las cubanos''.

 Boehm, de 44 años, fue segundo secretario de la Embajada de Canadá
 en La Habana desde 1983 hasta 1986. Más tarde fue enviado a Costa
 Rica, donde atendió como diplomático canadiense a la región
 centroamericana desde 1988 hasta 1992, cuando fue designado a su
 actual posición como embajador de Canadá en la OEA.

 El Nuevo Herald: Año tras año, Canadá ha votado en Naciones Unidas,
 en Ginebra, a favor de una resolución de condena a Cuba por las
 violaciones a los derechos humanos en la isla. ¿No hay contradicción
 entre esa actitud y las buenas relaciones diplomáticas y económicas que
 su país tiene con el régimen de Fidel Castro?

 Peter Boehm: No somos los únicos. No es diferente de lo que hacen los
 europeos. Nosotros tenemos unas discusiones muy francas con Cuba
 sobre el tema de derechos humanos. Por ejemplo, nuestro primer
 ministro, como otros líderes, pidió durante su visita a Cuba la liberación
 del llamado Grupo de los Cuatro, y estamos enfocados en eso.

 Canadá y España alternan el primer lugar como países inversionistas en
 Cuba. Después de la desaparición de la Unión Soviética, somos los
 primeros socios comerciales de Cuba.

 Algunos podrían pensar que esa asistencia hace al régimen autoritario
 más eficiente. Sin embargo, nosotros pensamos que lo hará más abierto,
 más transparente y con mayor capacidad de moverse hacia la
 democracia.

 ENH: ¿Usted cree que la política de sanciones económicas a Cuba ha
 sido más perjudicial que beneficiosa para las fuerzas democráticas en la
 isla?

 PB: Sin duda alguna. El embargo norteamericano ha sido relativamente
 ineficaz en todos estos años. Y por supuesto, Canadá rechaza los
 aspectos extraterritoriales de leyes como la Helms-Burton o la Torricelli.

 Queremos los mismos fines de democratización en Cuba que Estados
 Unidos, pero tenemos formas diferentes.

 ENH: ¿Cree usted que Canadá ha logrado más con su política que
 Estados Unidos para favorecer la democracia en Cuba?

 PB: Es difícil responder así, porque los intereses son diferentes. En
 Estados Unidos hay una gran población de cubanoamericanos que
 influye en la política de ese país hacia Cuba.

 Nuestro interés es que en Cuba exista una sociedad más democrática,
 más abierta, y pensamos que mediante un diálogo franco eso puede
 lograrse.

 ENH: ¿Mantiene Canadá contactos con grupos de disidentes y de
 derechos humanos en Cuba?

 PB: Sí, definitivamente. Hablamos con todos y eso es conocido por las
 autoridades. Es la misma política que mantiene Canadá con otros países.
 Tenemos una relación estrecha con el cardenal Jaime Ortega y con los
 principales disidentes; Elizardo Sánchez, por ejemplo.

 ENH: Canadá y México fueron los dos únicos países de este hemisferio
 que mantuvieron sus relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba,
 cuando el régimen de Fidel Castro se proclamó marxista-leninista a
 principios de la década de 1960. ¿Cómo definiría usted esa política?

 PB: Ante todo, hay que recordar que cuando Cuba fue expulsada de la
 OEA en 1962, Canadá no formaba parte todavía de ese organismo.
 Ingresamos en 1990.

 De cualquier forma, nuestras relaciones diplomáticas con Cuba han sido
 estrictamente normales desde que ambos estados las establecieron en
 1945.

 Con Cuba hemos mantenido puntos de colaboración técnica,
 cooperación en el área de la pesca, porque hay muchos barcos cubanos
 que pescan en aguas próximas a Canadá, y acuerdos de cooperación
 agrícola, particularmente en el desarrollo genético de la ganadería
 cubana.

 ENH: ¿Toda esa asistencia ha sido gubernamental?

 PB: Sí, pero pusimos fin a esa colaboración cuando las fuerzas cubanas
 intervinieron en Angola y Mozambique, en Africa, a mediados de la
 década de 1970.

 Sin embargo, en 1994 reiniciamos esa colaboración técnica, ampliada a
 otras áreas, en el marco de los 14 puntos de la Declaración Conjunta
 firmada entre los cancilleres de Canadá y Cuba en 1997.

 Es decir, tenemos un marco de acuerdo bilateral. Otros países no tienen
 eso en su relación con Cuba, y queremos pensar que este marco tiene,
 por ejemplo, un impacto para la discusión sobre derechos humanos.

 CANADA Y LA ISLA EN BREVE

    El comercio bilateral entre Canadá y Cuba supera los $700 millones
 anuales.

    Después de Rusia, Canadá es el mayor mercado exportador de Cuba.

    El turismo canadiense a Cuba se ha incrementado notablemente a
 partir de 1970. En 1997 un total de 170,000 canadienses viajaron como
 turistas a la isla.

    La Agencia Internacional para el Desarrollo de Canadá (CIDA) asignó
 el pasado año $1.2 millones para organizaciones no gubernamentales en
 Cuba.

    Desde 1994 hasta 1997 la CIDA ha otorgado $12.5 millones a Cuba
 en asistencia, incluidos $5 millones en alimentos.

    Entre otros proyectos sociales, Canadá participa en: una campaña
 pública contra el dengue patrocinada por la Universidad de Quebec; un
 proyecto de protección al medio ambiente en la Ciénaga de Zapata
 auspiciado por el Fondo Mundial Canadiense para la Fauna Silvestre; y
 un proyecto de desarrollo de agua potable en la provincia de Villa Clara.
 

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